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Siendo Como Jesús - Parte II

Firme Ante La Cara Del Rechazo
Cómo me hubiera gustado oír predicar al Señor Jesús. Según los que tuvieron el privilegio de oír sus sermones, nadie podía hablar como el maestro. Hablaba con autoridad; hablaba palabras de vida eterna; cómo me hubiera gustado oírle predicar. Una de las cosas que me ha costado entender es cómo algunas personas pudieron rechazar su mensaje, pero es cierto hubieron personas que se enojaron al oír su mensaje de verdad. Más de una vez su vida fue amenazada por personas que rehusaban creer lo que Él enseñaba. Estoy haciendo mención de esto, porque creo que tiene mucho que ver con el ser nosotros como Jesús, no debemos sorprendernos cuando las personas no estén de acuerdo con nosotros en lo que concierne a Dios. Aunque la gente no estuviera de acuerdo con la enseñanza de Jesús, esto no hizo que Jesús cambiara; Él se mantuvo firme en cara de toda oposición, y si nosotros queremos ser como nuestro Señor, tendremos que pararnos firmes en lo que Dios dice. Muchas personas se nos van a oponer cuando les enseñamos las verdades de Dios, y esto nos trae a la otra verdad que debemos estudiar. Jesús no cambió su mensaje para que coincidiera con las opiniones de los demás, quiero que vayamos al libro de Lucas, capítulo 4, para estudiar esta ilustración en la vida de Jesús. Después de ser bautizado por Juan, ungido por el Espíritu, y tentado por el diablo en el desierto, Jesús regresó a la ciudad de Nazaret; y en el día de reposo fue a la Sinagoga, así como siempre acostumbraba a hacer. Se le pidió que leyera las Escrituras, y comenzó a leer desde una cita en Isaías, capítulo 61, Él dijo: “El Espíritu del Señor está sobre mí, por cuanto me ha ungido”, y luego predicó diciendo: “Hoy se ha cumplido esta escritura delante de vosotros” Y fue en ese momento cuando surgió la oposición. Según Lucas 4:22-32, esto es lo que sucedió, leamos: “Y todos daban testimonio de Él, y estaban maravillados de las palabras de gracia que salían de su boca, y decían: ¿No es este el hijo de José? Él les dijo: Sin duda me diréis este refrán: Médico, cúrate a ti mismo; de tantas cosas que hemos oído que se han hecho en Capernaúm, haz también aquí en la tierra. Y añadió: De cierto os digo, que ningún profeta es acepto en su propia tierra. Y en verdad os digo que muchas viudas había en Israel en los días de Elías, cuando el cielo fue cerrado por tres años y seis meses, y hubo una gran hambre en toda la tierra; pero a ninguna de ellas fue enviado Elías, sino a una mujer viuda en Sarepta de Sidón. Y muchos leprosos había en Israel en tiempo del profeta Eliseo; pero ninguno de ellos fue limpiado, sino Naamán el sirio. Al oír estas cosas, todos en la sinagoga se llenaron de ira; y levantándose, le echaron fuera de la ciudad, y le llevaron hasta la cumbre del monte sobre el cual estaba edificada la ciudad de ellos, para despeñarle. Mas él pasó por en medio de ellos, y se fue. Descendió Jesús a Capernaúm, ciudad de Galilea; y les enseñaba en los días de reposo. Y se admiraban de su doctrina, porque su palabra era con autoridad”. Ahora quiero señalar cinco cosas en referencia a este incidente histórico, quizás tú estás pasando por uno de estos cinco elementos, así que escucha con mucha atención. En primer lugar, debemos reconocer que la oposición nos puede venir, aun cuando estamos dentro de la voluntad de Dios, menos de dos meses antes del evento en Nazaret, Jesús había sido ungido con el Espíritu Santo por Dios el Padre, el Padre había dicho: “Este es mi Hijo amado, en quien tengo complacencia”. Desde ese día en adelante Jesús caminó lleno del Espíritu, y guiado por el Espíritu. Es evidente que su unción había sido aprobada por Dios, y sin embargo Jesús fue rechazado por los hombres. Las opiniones de los hombres no reflejan la mente de Dios, es común que el hombre natural se equivoque concerniente a verdades divinas. 1 Corintios 2:14, nos enseña que el “hombre natural no percibe las cosas que son del Espíritu de Dios, porque para él son locura, y no las puede entender, porque se han de discernir espiritualmente”. El rechazo de los hombres no es señal de que uno está fuera de la voluntad de Dios, debemos pararnos firmes, no importa si el hombre nos aplaude, o se nos ponga en contra. En segundo lugar, debemos reconocer que la oposición mayormente viene desde un punto de vista física y terrenal, algunas personas se oponían a Jesús porque conocían a su familia terrenal, dijeron: “¿No es este el hijo de José? ¿No es este el hijo del carpintero? ¿No se llama su madre María, y sus hermanos Jacobo, José, Simón y Judas? ¿No están todas sus hermanas con nosotros? De dónde pues, tiene éste todas estas cosas.” Es posible que tengamos que pasar por la experiencia de ser rechazados por aquellos quienes mejor nos conocen, muchos tienen dificultad al hablar de Cristo con sus familias y amigos, pero eso no significa que estamos fuera de la voluntad de Dios; si a Jesús le sucedió, a nosotros también nos puede suceder, pase lo que pase, debemos pararnos firmes en la cara de la oposición y el rechazo. En tercer lugar, la oposición vendrá debido a que el hombre no quiere recibir la verdad. La población de Nazaret quería ver milagros, antes de creer en las palabras de Jesús; Jesús les hizo un llamado a tener fe en Dios, pero porque no creyeron en su palabra, perdieron grandes bendiciones que el Señor les habría dado. Jesús les hizo recordar que los que recibieron bendición de Dios, por medio de Elías y Eliseo, habían sido extranjeros quienes habían confiado en Dios; aquellos quienes son de la verdad recibirán al mensajero de Dios, y el que no recibe al mensajero de Dios indica su rechazo por las verdades de Dios. Jesús dijo en Juan 13:20: “De cierto, de cierto os digo: El que recibe al que Yo enviare, me recibe a mí; y el que me recibe a mí, recibe al que me envió”. Sólo somos representantes de nuestro Señor, al rechazarnos a nosotros, realmente rechazan a Cristo. En cuarto lugar, la oposición puede ser violenta, en ese día en la Sinagoga de Nazaret, el pueblo se llenó de ira contra Jesús tomaron al Señor y lo subieron a la cumbre de una montaña, y de ahí lo iban a lanzar para abajo, dándole muerte, querían deshacerse de Él, ¿y por qué? Porque les dijo la verdad. Muchos cristianos en el mundo hoy están experimentando tal oposición y rechazo, más cristianos han sido perseguidos a muerte en nuestra generación, que en cualquier otra generación de la historia cristiana. Si tú vives en un lugar pacífico dale gracias a Dios y sigue testificando; y si vives en un lugar de persecución, confía en Dios y sigue dando testimonio de la verdad. En quinto lugar, la oposición no debe intimidarnos hasta el punto de ser negligentes con nuestras responsabilidades cristianas. Jesús tuvo que salir de Nazaret, la oposición era tal que no pudo seguir en ese lugar, pero no dejó de enseñar las cosas de Dios, sólo cambió de campo. Cada uno de nosotros experimentaremos oposición de otros, especialmente si luchamos por la justicia de Dios; pero debemos continuar, aun en cara de la oposición, eso fue lo que hizo nuestro Señor. Ojalá nuestro sentir sea el del apóstol Pablo, quien dijo en Hechos 20:24 “Pero de ninguna cosa hago caso, ni estimo preciosa mi vida, para mí mismo, con tal que acabe mi carrera con gozo y el ministerio que recibí del Señor Jesús, para dar testimonio del evangelio de la gracia de Dios”. Puede que seamos abusados físicamente, por aquellos quienes rechazan la verdad, pero debemos seguir firmes y constantes, así como nuestro Señor. Vamos a orar. Padre hoy finalizamos otra serie de estudios, hemos visto diez lecciones sobre cómo podemos ser como Jesús. Hoy aprendimos que debemos permanecer firmes en la verdad, aprendimos que habrá oposición de parte de los que no quieren oír la verdad, pero debemos permanecer siempre firmes. Ayúdanos a practicar lo que predicamos, porque te lo pido en el nombre de Jesús. Amén.
Por: Pastor - Ricardo Robinson
(Centro De Vida)
Aired on Jul 15, 2022
Siendo Como Jesús - Parte II

Toma Parte En Servir A Los Demás
El ministerio público de Jesús principio cuando Él tenía unos 30 años de edad y continuo por poco más de 3 años. Su primer mensaje grabado en las Escrituras fue pronunciado en una sinagoga de Nazaret, ese primer mensaje se basó sobre un texto que encontramos en libro de Isaías, Isaías 61 versículos 1 y 2. Usando este texto Jesús anuncio quien le daba autoridad para llevar a término su ministerio y también la naturaleza de su ministerio terrenal. Encontramos la misma cita en Lucas 4:18 y 19 y es allí donde vamos a leer, Lucas 4:18 y 19 dice: “El Espíritu del Señor está sobre mí, Por cuanto me ha ungido para dar buenas nuevas a los pobres; Me ha enviado a sanar a los quebrantados de corazón; A pregonar libertad a los cautivos, Y vista a los ciegos; A poner en libertad a los oprimidos; A predicar el año agradable del Señor”. Si nosotros queremos ser como Jesús necesitamos equiparnos para el servicio a Dios, Jesús tuvo el poder del Espíritu Santo en su vida y nosotros necesitamos de ese mismo poder. Y si vamos a ser como nuestro Señor tendremos que interesarnos en el mismo tipo de ministerio mientras que estamos aquí en el mundo. Hay seis aspectos particulares del ministerio de Jesús, que Él anuncio, marcarían su obra entre los hombres estos seis aspectos. En primer lugar, Él predicaría el evangelio a los pobres; en segundo, Él sanaría a los quebrantados de corazón; en tercer lugar, Él anunciaría libertad a los oprimidos; en cuarto lugar, Él daría vista a los ciegos; en quinto lugar, Él pondría en libertad a los cautivos y en sexto y último lugar, Él predicaría el año agradable del Señor. Ahora, estos seis ministerios se pueden aplicar a las necesidades comunes espirituales y físicas de la gente hoy, al igual que en los días de Jesús. Lo que Jesús hizo es lo que debemos hacer nosotros, Él dijo en Juan 14:12 y 13 “De cierto, de cierto os digo: El que en mí cree, las obras que yo hago, él las hará también; y aun mayores hará, porque yo voy al Padre. Y todo lo que pidiereis al Padre en mi nombre, lo haré, para que el Padre sea glorificado en el Hijo”. Así que vamos a examinar estos seis aspectos del ministerio de Cristo para ver como podemos servir a otros en el nombre de Dios y ser más como nuestro Señor Jesús.   Las tres palabras dar buenas nuevas son una traducción de una sola palabra del idioma griego, la palabra significa “evangelizar”. Esa misma palabra ocurre 25 en el Nuevo Testamento y casi siempre significa la buena nueva concerniente al Hijo Dios proclamado en el evangelio cristiano. Es el ministerio que llama a los hombres al perdón de pecados por medio de arrepentimiento y fe en Cristo Jesús. Ese es el primer y gran ministerio de Jesús y también de aquellos quienes quieren ser como Jesús, sin tomar en cuenta los otros ministerios; el evangelismo es algo que siempre debe ser constante y debe hacerse con fervor. En cuanto a los pobres a quienes se les debe anunciar el evangelio o las buenas nuevas son los pobres en espíritu no personas que no tienen dinero, aquellas personas que viven pobres en lo espiritual debido a que no conocen a Dios, es un hecho histórico que la gente pobre recibe con más entusiasmo el evangelio que la gente adinerada. Quizás esto sea debido al sentir de seguridad falsa que el dinero suele dar, conste que no está diciendo que el evangelio no es para los ricos también, sino que los pobres son los que aceptan el evangelio con más rapidez, pues sus necesidades son más grandes. Si vamos a ser como Jesús no podemos ser negligentes con los pobres y necesitados, debemos anunciarles la buena nueva de Jesucristo.   Pasamos al segundo aspecto de nuestro ministerio, sanar a los quebrantados de corazón. Los quebrantados de corazón son aquellas personas que están pasando momentos amargos y de gran tristeza, son personas perseguidas por pruebas y tribulaciones. Son personas que tienen necesidad de ayuda inmediata, el evangelio de Cristo Jesús es un ungüento y debe ser aplicado a las heridas profundas del corazón, aunque el corazón este quebrantado debido a circunstancias externas impuestas por la vida o, aunque este quebrantado debido a la convicción de pecado el evangelio de Jesucristo puede sanar. Uno de los dones espirituales que el Espíritu Santo imparte sobre los cristianos hoy es el don de mostrar misericordia; quiero decirte que Dios se interesa por ti; Él se preocupa por los que tienen el corazón destrozado y Él desea sanar a los quebrantados de corazón. Si vamos a ser como nuestro Señor tendremos que hacer lo mismo.   Esto nos trae al tercer aspecto del ministerio de Jesús, el pregonar libertad a los cautivos. La aplicación original de este ministerio al ser proclamado por el profeta Isaías tenía que ver con la restauración de los judíos a su tierra natal después de haber sido llevados en cautiverio por Babilonia. El aspecto y la realidad de poder regresar casa era el beneficio más grande que podían esperar, la aplicación contemporánea del texto es de pregonar libertad a los que están en cautiverio espiritual. ¿Cómo pueden ser librados? Por medio de aceptar el mensaje del evangelio, el evangelio puede librar al cautivo, los que han sido esclavizados por Satanás, el licor, las drogas, el sexo; todos pueden tener libertad en Cristo Jesús, Él puede romper las cadenas y darles la libertada que anhelan tener. Y si queremos ser como Jesús tendremos que pregonar libertad a los cautivos.   El cuarto aspecto es el de dar vista a los ciegos, durante su ministerio personal aquí en la tierra Jesús dio vista a muchos una y otra vez el Señor abría los ojos de aquellos que no podían ver, pero hay una segura peor que la ceguera física, es la ceguera espiritual del corazón causado por los engaños del diablo. La Biblia nos enseña que Satanás tapa los ojos de las personas para que no puedan ver, él no quiere que vean la luz del evangelio, pero esa luz gloriosa del evangelio de Cristo Jesús puede penetrar y brillar aun en el corazón mas oscuro. Quiero que sepas que cuando tu y yo testificamos de Cristo a veces abrimos los ojos y restauramos la vista de los que están ciegos espiritualmente.   El quinto aspecto del ministerio de Jesús es poner en libertad a los oprimidos, el cuadro que tenemos aquí es el de personas que están bajo grandes presiones y tensiones emocionales. Jesucristo es la respuesta a emociones trastornadas, muchos psiquiatras cristianos han seguido y son testigos de que la fe religiosa pura es lo necesario y lo esencial para la salud mental, nada puede aliviar la desesperación y dar animo y esperanza mejor que una fe en Dios. Jesús no ignoro a aquellos quienes estaban emocionalmente deprimidos, tampoco los podemos ignorar nosotros si es que queremos ser como Él. Tenemos que ayudarles.   El último aspecto del ministerio de Jesús es predicar el año agradable del Señor, esto simplemente significa que Dios recibirá a toda persona que viene a Él por medio su Hijo Jesucristo. No importa que raza, no importa que tan perverso si la persona se arrepiente de sus pecados y acepta a Jesús como su único y suficiente Salvador, Dios le hará su hijo. El evangelio de Cristo es tremendo y si queremos ser como Jesús tendremos que aplicar estos seis aspectos de su ministerio a nuestro diario vivir.   Vamos a orar. Padre gracias te damos por el ministerio de Jesús, ayúdanos a poner en práctica estos seis aspectos en nuestras vidas, los pobres deben oír las buenas nuevas, los quebrantados de corazón deben ser sanados, a los cautivos se les debe pregonar libertad, a los ciegos se les debe ser restaurada la vista, los oprimidos deben ser puestos en libertad y tu año agradable debe ser predicado. Que esto se haga en nuestras vidas lo imploramos en el nombre de Jesús. Amén.
Por: Pastor - Ricardo Robinson
(Centro De Vida)
Aired on Jul 14, 2022
Siendo Como Jesús - Parte II

Se Parte De Adoración Publica
Si queremos ser como Cristo tendremos que asistir a las reuniones de creyentes con el propósito de adorar públicamente a Dios con ellos, claro está que si uno está enfermo de tal manera que no puede asistir a dichas reuniones no está incluido en lo que digo. Pero yo estoy hablando de personas que no tienen ninguna enfermedad que les prohíba asistir a lugares de adoración a Dios. Después de ser bautizado por Juan el bautista en el Jordán y ser tentado por el diablo en el desierto, Jesucristo regreso a su hogar en Nazaret de Galilea, allí Él nos dio una buena lección de la importancia y manera de adorar públicamente a Dios. Si tienes una Biblia quiero que vayas conmigo al libro de Lucas y vamos a estudiar del capítulo 4 los versículos 14 al 27. Espero que encontremos algunos principios que nos guiaran a ser más como Jesús en cuanto a nuestra adoración a Dios. Jesús iba a los lugares donde se adoraba a Dios durante toda su vida terrena, la primera referencia que tenemos concerniente a su asistir al templo se encuentra en Lucas 2:22-39. Nos habla de cuando José y María llevaron al niño al templo en Jerusalén para dedicarle al Señor cuando tenía apenas 6 semanas de edad, esto era costumbre de los judíos; en el templo se encontraban dos ancianos, Simeón y Ana. Ambos alabaron al Señor por la venida del Salvador por quien habían estado esperando tanto tiempo. La segunda mención que tenemos de Jesús en el templo es cuando tiene la edad de 12 años, ahí Jesús observaba algunos ritos que los judíos tenían, nuevamente estaba ahí con sus padres. La siguiente mención que tenemos de Jesús en el templo es cuando tiene 30 años de edad, Lucas 4:16 nos dice: “y en el día de reposo entró en la sinagoga, conforme a su costumbre, y se levantó a leer”. Lo importante en este versículo son las palabras “conforme a su costumbre”. Quiero que veamos el hecho de que Jesús tenía costumbre de estar en la sinagoga en el día del Señor, Jesús iba a la casa de Dios a adorar a Dios en su día, por lo consiguiente si queremos ser como Jesús tendremos que tener un deseo sincero de reunirnos con aquellos quienes creen en Dios para adorarle en los tiempos señalados. Lo importante es asistir a una iglesia donde se enseña la verdad y donde se adora a Dios en espíritu y en verdad.   Jesús hizo más que solo ir a los servicios, Él participo en las actividades de adoración. La Biblia nos enseña en Lucas 4:16 que Jesús se levantó a leer, todos los estudiantes de la Biblia te pueden asegurar que Jesús enseñaba en las sinagogas donde iba. Jesús nos dio un ejemplo de dar contribuciones financieras para apoyar nuestra religión, Mateo 17:24-27 nos recuerda el momento cuando Pedro agarro un pez que tenía dinero en su boca para pagar los impuestos de Jesús y suyos. Conste que el impuesto que iba a pagar era un impuesto del templo, ninguno podía acusar de ser negligente en cuanto a la costumbre de pagar el diezmo u ofrendar.   Jesús nos enseñó a orar en las reuniones de adoración publica a Dios, Él nos dio el ejemplo por medio de orar Él mismo en público. Juan 6:11 nos habla del momento cuando Jesús oro antes de multiplicar los peces y el pan para darle de comer a la multitud. Juan 11:41 y 42 nos relata como Jesús oro ante la tumba de Lázaro antes de resucitarle de la muerte. Juan 17 nos da la oración sacerdotal de nuestro Señor, oración que fue hecha en presencia de los discípulos, Jesús aun nos dio la oración modelo conocido por muchos como el Padre Nuestro. Para que pudiéramos seguir su ejemplo en la oración, dicha oración fue diseñada para ser orado en público, pues dice: “Padre Nuestro que estas en los cielos” en vez de “Padre mío”. Dice “Danos hoy nuestro diario pan” en vez de “dame mi diario pan”. Todo esto es seña de que Jesús quería que oráramos en asamblea pública. Si vamos a ser como Jesús tendremos que compartir las experiencias en oración con la congregación donde nos reunimos, aun cuando otra persona es la que dirige en oración nosotros debemos estar orando con ellos en nuestro corazón poniéndonos de acuerdo con lo que pide al Padre.   Jesús magnificaba la Biblia en su adorar públicamente, lo primero que hizo en la sinagoga en Nazaret fue pararse para leer las Escrituras, en hacer esto Jesús estaba mostrando respeto por la Palabra de Dios. Algunas porciones de la Biblia son más apropiadas en ciertos tiempos que otras, por esta razón Jesús selecciono cuidadosamente el pasaje que leería ese día en la sinagoga en Nazaret. Él leyó en parte desde una cita en Isaías 61:1, Él leyó: “El Espíritu del Señor está sobre mí, por cuanto me ha ungido para dar buenas nuevas; a predicar el año agradable del Señor”.  Jesús escogió ese pasaje porque era apropiado para la ocasión, él escogió ese pasaje porque luego pretendía declarar delante de Dios y los hombres que esa porción de las escrituras se había cumplido delante de ellos. Jesús no solo leía las Escrituras, sino que daba tiempo para la explicación de la Palabra también. Según Lucas 4:22 cuando Jesús explicaba la Palabra de Dios todos están maravillados de las Palabras de gracia que salían de su boca. Tal es el ministerio del predicador y maestro de las Escrituras hoy día leer y explicar, de hecho, maestros y predicadores son responsables delante de Dios de enseñar bien ósea correctamente las Escrituras. Yo doy gracias a Dios por todos los hermanos en la fe que están haciendo bien su trabajo en esta área de la enseñanza. Pero Jesús no solo leía la Biblia y la explicaba, también aplicaba las verdades de la Biblia a la vida de sus oyentes; muchas personas no recibieron con bien las enseñanzas del Señor Jesucristo, muchos no querían aplicar las Escrituras a sus vidas se preguntaban ¿No es este el hijo de José el carpintero? Al pronunciar estas palabras, ellos estaban rechazando la autoridad de Jesús de enseñarles la Palabra de Dios, rechazaban su mensaje y su autoridad pero que tristeza cometieron un trágico error, se enojaron de tal manera con Jesús que le llevaron fuera de la sinagoga y de la ciudad e iban a darle muerte. Imagínate todo esto sucedió en su mismo pueblo, pero Jesús no cambio su enseñanza para agradar a los hombres, Jesús tenía que serle fiel a su Padre celestial; debía hablar las palabras que Dios le daba para hablar y fue fiel a la interpretación correcta y aplicación de la Palabra de Dios.   Jesús instituyo a la iglesia la cual esta entregada a la adoración publica a Dios, Jesús llamo iglesia a su grupo de discípulos. El termino iglesia significa: “llamar fuera”. Se aplica a un grupo de creyentes en Cristo Jesús, bautizados y quienes se reúnen mostrando sus creencias en lo que Jesús enseñaba por medio de ser obediente a sus mandatos. El término que es usado en el griego también podría ser traducido “asamblea” o “congregación”, eso nos indica que la misma naturaleza de la iglesia es que sus miembros se reúnan para adorar públicamente a Dios; no habría iglesia si no fuera por la asamblea de creyentes quienes componen a la iglesia. La Biblia nos da esta exhortación en cuanto a adorar públicamente a Dios con otros hermanos de la misma fe. Hebreos 10:24 y 25 nos dice, “Y considerémonos unos a otros para estimularnos al amor y a las buenas obras; no dejando de congregarnos, como algunos tienen por costumbre, sino exhortándonos; y tanto más, cuanto veis que aquel día se acerca”. Si, la adoración publica a Dios es una parte muy importante en la vida del cristiano, Jesús nos dio ejemplo de ello no podemos mejorar el método de nuestro Señor; si Jesús sentía la necesidad de congregarse con otros, cuanto mas nosotros tendremos necesidad de ellos.   Vamos a orar. Padre creo que podemos entender que si vamos a ser como nuestro Señor tendremos que reunirnos con otros en tu Templo para adorarte, así como Él lo hizo. Padre seguro esta que algunos de los momentos más preciosos que hemos tenido en nuestras vidas han sido en tu casa junto con nuestros hermanos y hermanas en la fe, gracias por tu iglesia Señor, gracias por habernos dado el ejemplo de reunirnos para adorarte, ayúdanos a enseñar a otros con nuestro propio ejemplo en asistir al templo cuando hay servicio. Te lo pedimos en el nombre de Jesús. Amén.
Por: Pastor - Ricardo Robinson
(Centro De Vida)
Aired on Jul 13, 2022
Siendo Como Jesús - Parte II

Entra En Guerra Espiritual
La religión cristiana no es una simple religión que tiene que ver con Jesús, nuestra religión es Jesús. Él es el centro y alma de nuestra fe para eso es que contamos a Jesús, le oramos y esperamos el regreso de Él y aun ansiamos ser como Él. Ese deseo que tenemos de ser como Cristo es la razón de haber comenzado esta serie de estudios. Hoy quiero que observemos que si queremos ser como Jesús debemos esperar encontrarnos en una batalla espiritual aun Jesús tuvo por experiencia lo que es encararse al diablo y a la tentación, pero Él siempre era victorioso. Quiero que vayas conmigo al libro de Lucas capítulo 4 vamos a leer los versículos 1 al 13. Lucas 4:1-13 dice así: “Jesús, lleno del Espíritu Santo, volvió del Jordán, y fue llevado por el Espíritu al desierto por cuarenta días, y era tentado por el diablo. Y no comió nada en aquellos días, pasados los cuales, tuvo hambre.  Entonces el diablo le dijo: Si eres Hijo de Dios, di a esta piedra que se convierta en pan. Jesús, respondiéndole, dijo: Escrito está: No solo de pan vivirá el hombre, sino de toda palabra de Dios.  Y le llevó el diablo a un alto monte, y le mostró en un momento todos los reinos de la tierra.  Y le dijo el diablo: A ti te daré toda esta potestad, y la gloria de ellos; porque a mí me ha sido entregada, y a quien quiero la doy.  Si tú postrado me adorares, todos serán tuyos.  Respondiendo Jesús, le dijo: Vete de mí, Satanás, porque escrito está: Al Señor tu Dios adorarás, y a él sólo servirás.  Y le llevó a Jerusalén, y le puso sobre el pináculo del templo, y le dijo: Si eres Hijo de Dios, échate de aquí abajo; porque escrito está: A sus ángeles mandará acerca de ti, que te guarden; y, En las manos te sostendrán, Para que no tropieces con tu pie en piedra. Respondiendo Jesús, le dijo: Dicho está: No tentarás al Señor tu Dios. Y cuando el diablo hubo acabado toda tentación, se apartó de él por un tiempo”. Si hemos decidido en nuestro corazón ser como nuestro Señor entonces debemos esperar encararnos con Satanás mismo de vez en cuando. La vida cristiana es una vida de batalla espiritual, la batalla vendrá especialmente después de que hemos ganado una victoria. La Biblia nos da ejemplo tras ejemplo de esto, en nuestro texto Jesús apenas había sido bautizado, los cielos le habían sido abiertos, el Espíritu Santo había descendido en forma de paloma sobre Él, el Padre había dicho: “Este es mi Hijo amado en quien tengo complacencia”. Esta ocasión había sido una experiencia de gran victoria en la vida de Jesús de Nazaret, de hecho, fácilmente pudo haber sido la experiencia mas grande de su ministerio personal en la tierra y ¿Qué sucede después de este grandioso evento? Es llevado al desierto para encararse con el diablo por 40 días. Satanás nunca permitiría que las bendiciones de Dios pasen desapercibidas, siempre dará un reto; nuestros momentos de victoria siempre serán seguidos por tiempos de gran prueba. La batalla espiritual no es seña de que uno ha fracasado espiritualmente al contrario es el complemento mas grande que el diablo podría hacernos; simplemente indica que somos una amenaza a su reino y un poder potencial en servicio a Dios. Cuando Satanás viene debemos resistirle firmes en la fe. Debemos luchar en la batalla sometidos al liderazgo del Espíritu Santo, es cuando estamos bajo dirección del Espíritu que nos encontraremos en medio de la batalla, acuérdate conforme al versículo 1 de nuestro texto que no fue hasta que Jesús estuviera lleno del Espíritu Santo que fue llevado por él al desierto para ser tentado. Estaba lleno del Espíritu y fue llevado por el Espíritu a la batalla, conste que cuando somos tentados no significa que estamos fuera de la voluntad de Dios; muchos dicen que si estamos en la voluntad de Dios no vendrán fuertes tentaciones a nuestras vidas. Pues quien ha estado más en la voluntad del Padre que Cristo Jesús. Si Jesús fue tentado nosotros también lo seremos; puede ser que vengan las pruebas y las tentaciones cuando más nos sintamos cerca de Dios, Dios no quita las tentaciones de nuestra vida, sino que nos da la fuerza que necesitamos para vencer en momentos de prueba y tentación; no las va a quitar de nosotros siempre nos dará la fuerza que necesitamos para vencer. Y ser como Jesús es entrar a pruebas y salir victoriosos al otro lado por medio de permanecer obedientes a la voluntad de Dios. Necesitamos comprender que las batallas pueden durar por largos ratos no debemos pensar que en nuestro texto Jesús paso en ayuno y oración por 40 días y que después el diablo vino a Él para tentarle, Jesús fue tentado por los días. Por seis semanas el enemigo de Dios lucho con nuestro Señor. Quiero que nos fijemos en las palabras exactas del texto Lucas 4:1 y 2 “Jesús, lleno del Espíritu Santo, volvió del Jordán, y fue llevado por el Espíritu al desierto por cuarenta días, y era tentado por el diablo. Y no comió nada en aquellos días, pasados los cuales, tuvo hambre”. La palabra “era” nos indica que mientras que Jesús estuvo en el desierto estuvo bajo el ataque continuo de Satanás en tentarle. Si vamos a ser como Cristo lo mismo sucederá con nosotros, algunas tentaciones son cortas otras tardan más tiempo, siguen molestándonos por días, día tras día. Pero no debemos desanimarnos, debemos acordarnos de la promesa encontrada en 1 Corintios 10:13 que dice “No os ha sobrevenido ninguna tentación que no sea humana; pero fiel es Dios, que no os dejará ser tentados más de lo que podéis resistir, sino que dará también juntamente con la tentación la salida, para que podáis soportar”. La batalla girará alrededor de nuestro servicio a Dios toda batalla espiritual será relacionada a nuestro servicio a Dios, tenemos que comprender que la tentación de Jesús tenía tres fases. En primer lugar, que convirtiera las piedras en pan; en segundo lugar, que adorara a Satanás a cambio de la gloria de los reinos del mundo y, en tercer lugar, que se lanzara del pináculo del templo para comprobar la protección de Dios sobre Él. El asunto es que Jesús rechazo las tres tentaciones, pero quiero que observemos que había más profundidad a estas tres tentaciones de lo que vemos a primera vista. Satanás estaba retando al Señor en mostrarle como edificaría el Reino de Dios. ¿Apelaría Él a los apetitos carnales del hombre? ¿Adaptaría los principios de justicia a los valores del mundo para enlistar a los hombres en su ejército? ¿Haría demostraciones espectaculares para excitar a los hombres en hacerles creer? Claro esta que Jesús no haría ninguna de estas cosas. Él nunca haría bien por medio de hacer mal, Jesús se pararía firmemente sobre los principios de Dios. La batalla será ganada únicamente por la Palabra de Dios, para repelar cada tentación Jesús uso las Escrituras, una y otra vez Jesús dijo “Escrito esta”. Esa fue su táctica defensiva y ofensiva. No, nosotros no podemos mejorar su estilo. Efesios 6:17 dice que debemos tomar “la espada del Espíritu, que es la palabra de Dios”. Y es así como ganaremos la batalla. Esta batalla espiritual continuara todo el tiempo de nuestra existencia aquí en la tierra, es cierto que nuestro texto nos enseña que Jesús fue tentado por 40 días y noches. Pero allí no termino, el versículo 13 del capitulo 4 de Lucas nos dice: “Y cuando el diablo hubo acabado toda tentación, se apartó de él por un tiempo”. Esto simplemente nos indica que Satanás regreso después para continuar con su ataque contra Jesús. Hay quienes creen que después de llegar a cierto nivel espiritual ya no serán tentados, esto es totalmente falso debemos confiar en Dios y seguir luchando hasta que nuestro Señor venga. Vamos a orar. Padre tenemos que confesar el hecho de que nos cuesta vivir la vida que Tú deseas que vivamos. Sin embargo, de todo corazón queremos ser como Jesús y vivir bajo Tú voluntad. Ayúdanos porque te lo pedimos en el nombre de nuestro Señor. Amén.
Por: Pastor - Ricardo Robinson
(Centro De Vida)
Aired on Jul 12, 2022
Siendo Como Jesús - Parte II

Guiado Por El Espíritu Santo
¿Te has fijado en cómo la gente hoy busca dirección para la vida? Las personas les pagan a consejeros, leen sus horóscopos, van a los que leen la mano para conseguir alguna dirección. La tragedia de todo esto es que están buscando en los lugares equivocados. Como hijos de Dios, soy hijo pues he puesto mi fe en Cristo Jesús y he nacido espiritualmente a la familia de Dios tengo la dicha de ser guiado por el Espíritu Santo. Romanos 8:14 dice, “Porque todos los que son guiados por el Espíritu de Dios, estos son hijos de Dios”. Esto significa que la dirección del Espíritu es el derecho de nacimiento de cada creyente en Jesús, de hecho, Jesús nos ha dejado ejemplo. Lucas 4:1 nos dice: “Jesús, lleno del Espíritu Santo, volvió del Jordán, y fue llevado por el Espíritu al desierto”. Momentos antes Jesús había sido bautizado por Juan el Bautista en el rio Jordán, el Espíritu Santo había descendido sobre Él en forma de paloma y el Padre había dicho: “Este es mi Hijo amado, en quien tengo complacencia”. Según Hechos 10:38 fue en esos momentos que Dios ungió con el Espíritu Santo y con poder a Jesús de Nazaret; Jesús vivió bajo esa unción siendo lleno del Espíritu Santo y guiado por Él. Así que si queremos ser como Jesús debemos ser llenos del Espíritu y siempre guiados por Él. Quiero que pienses conmigo hoy lo que significa esto de ser guiado por el Espíritu de Dios. En primer lugar, observemos a quienes es que el Espíritu Santo guiara, es importante que comprendamos que Él guiara en forma de liderazgo únicamente al cristiano, cuando se trata de la persona no creyente el trabajo del Espíritu es convencer y no de guiar. Cuando uno recibe a Jesús como Salvador nace de nuevo del Espíritu y desde ese momento el Espíritu de Dios le guiara. Romanos 8:14 nos indica dos verdades muy importantes. En primer lugar, nos indica que el Espíritu Santo guiara a aquellos que han llegado a ser hijos de Dios por medio de la fe personal en Cristo Jesús; en segundo lugar, nos indica que el Espíritu Santo está a la disposición de guiar a todo creyente en los caminos del Señor. Si tú eres un creyente tú tienes derecho de experimentar en tu vida la dirección del Espíritu Santo. En segundo lugar, queremos ver a que nos guiara el Espíritu Santo. La respuesta es sencilla, el Espíritu Santo nos guiara a una comprensión de los preceptos de Cristo nuestro Señor. Jesús mismo dijo en Juan 16:13 y 14, “Y cuando venga el Espíritu de verdad, él os guiará a toda la verdad. Él me glorificará; porque tomará de lo mío, y os lo hará saber”. La persona que sigue la dirección del Espíritu Santo en su vida llegara a conocer a su Señor cada día un poco mejor, el Espíritu también nos guiara a la práctica de la pureza de nuestro Señor. El propósito de Dios en salvarnos ha sido para conformarnos a la imagen de su Hijo, de hecho, cada hijo de Dios está bajo el mandato de 1 Pedro 1:15 que dice, “sino, como aquel que os llamó es santo, sed también vosotros santos en toda vuestra manera de vivir”. Gálatas 5:16 nos repite este imperativo diciendo “Andad en el Espíritu, y no satisfagáis los deseos de la carne”. Claro esta que la persona que sigue el liderazgo del Espíritu Santo vivirá una vida de santidad. El Espíritu también nos guiara al servicio para Cristo no tenemos que hacer otra cosa más que leer el libro de los Hechos para ver lo que sucede cuando las personas son guiadas por el Espíritu, en cada caso todos fueron guiados a servir en el nombre de Jesús; si el Espíritu te está guiando diariamente tendrás la oportunidad de hacer algo por Cristo. En tercer lugar, queremos observar cómo es que el Espíritu nos guía. Al estudiar este asunto veremos que el Espíritu nos puede guiar por medio de varios métodos, el más importante de estos es por las Escrituras. 2 Timoteo 3:16 nos enseña que toda la Escritura es inspirada por Dios, la Biblia es un método infalible que el Espíritu Santo usara para guiarnos, la persona que sabe la voluntad de Dios por medio de su Palabra no tiene que orar usando las palabras “si es tu voluntad”; esta persona podrá orar diciendo “hágase conforme a lo que has dicho”. Por eso es tan importante que seamos estudiantes de la Biblia. El Espíritu nos puede guiar por circunstancias providenciales solo que debemos tener cuidado de no mal interpretar estas circunstancias. El guio a José providencialmente de una esclavitud a una posición elevada de liderazgo en Egipto; guio a Moisés por medio de hacer que fuera rechazado por el faraón; Él guio al apóstol Pablo por medio de cerrar puertas de lugares donde Pablo quería ir a servir y abrirlas en los lugares a donde Él quería que Pablo sirviera. El problema viene cuando nosotros intentamos interpretar los eventos de la providencia divina, muchas veces nosotros permitimos que nuestros propios deseos personales influyan en nuestra interpretación de los eventos, a veces nos dejamos guiar por señales en vez de por el Espíritu de Dios. En ninguna parte de las Escrituras tenemos una promesa de Dios de que Él indicará su voluntad por medio de señales, muchas veces cuando el camino se nos hace difícil inmediatamente pensamos: Dios me está cerrando la puerta. Pero puede ser que Dios también nos está haciendo pasar por este momento difícil para crecimiento espiritual. Así que debemos tener cuidado de no mal interpretar el liderazgo del Espíritu en nuestras vidas. El Espíritu también nos puede guiar por medio de impresiones internas, es como si pusiera un pensamiento de su voluntad en nuestra mente; conste que no he dicho que nos guía por medio de revelaciones especiales, visiones y sueños. Simplemente estoy diciendo que la persona entregada a Dios sabrá cuando esta haciendo lo correcto. Isaías 30:21 dice, “Entonces tus oídos oirán a tus espaldas palabra que diga: Este es el camino, andad por él; y no echéis a la mano derecha, ni tampoco torzáis a la mano izquierda”. Dios nos ilumina internamente pero no nos da revelaciones especiales, debemos tener cuidado de dirigirnos basados en un sueño; Dios nunca nos guiara en contra de lo que ha dicho en su Palabra así que la Biblia es la autoridad máxima en todos asuntos espirituales. A veces nos guía el Espíritu por medio de abrir y cerrar puertas, esto es lo que sucedió en cuanto al apóstol Pablo cuando intento ir a la provincia de Asia, pero el Espíritu se lo impidió fue después que tuvo visión de un varón de Macedonia quien pedía su ayuda. En cuarto y último lugar, queremos observar cuando es que el Espíritu nos guía. Hebreos 11:6 nos dice que “Dios es galardonador de los que le buscan”. Así que, si buscamos la dirección del Espíritu con toda sinceridad, el Espíritu nos guiara. El Espíritu nos guiara también cuando estamos caminando cerca de Dios, cuando no guardamos pecado en nuestros corazones. El Salmos 66:18 nos dice “Si en mi corazón hubiese yo mirado a la iniquidad, El Señor no me habría escuchado”. Dios no va a honrar al pecado y no contestara las oraciones de quien sigue en pecado. El Espíritu guiara a las personas quienes rechazan sus propios deseos y se someten a la voluntad de Dios. Dios no revelara su voluntad a las personas que no van a obedecer, si estamos dispuestos a obedecer la voluntad de Dios su Espíritu nos guiara; nosotros servimos a Dios por medio de servir a otros en su nombre. Siempre cuando hay un servicio que rendir y hay alguien que esta dispuesto a obedecer el Espíritu Santo estará ahí para guiar, si queremos ser como Jesús tendremos que vivir una vida entregada a la dirección del Espíritu de Dios, espero que tú estes buscando la dirección del Espíritu en tu vida. Vamos a orar. Padre gracias te damos por Tu Espíritu quien esta listo a guiarnos si tan solo nos entregamos a su liderazgo, ayúdanos a ser como nuestro Señor quien entrego su vida al liderazgo del Espíritu. Te lo pedimos en el nombre de Jesús. Amén.
Por: Pastor - Ricardo Robinson
(Centro De Vida)
Aired on Jul 11, 2022
Siendo Como Jesús

Hijo De Dios
En Mateo 3:17, encontramos las palabras: “Este es mi Hijo amado, en quien tengo complacencia”. Con estas palabras, Dios el Padre aseguró a Jesús de Nazaret, de la relación mutua que había entre ellos. Él quería que todos los hombres supieran que había una relación especial, entre Jesús y Él. De hecho, Dios deseaba que Jesús tuviera un testimonio de su relación personal con Él. Y esto nos trae al quinto estudio de esta serie de mensajes sobre ser como Jesús. Si quieres ser como Jesús, tienes que ser un hijo de Dios. Quiero aclarar algo muy importante antes de continuar, la relación de Jesús con Dios como Hijo, es algo singular y muy especial. Ninguna otra persona podrá llegar a ser hijo en esa misma manera. Jesús es el unigénito del Padre. Jesucristo vivió mucho tiempo antes de su nacimiento, Él siempre ha sido Dios, aún antes de existir los tiempos; siempre será Dios por toda la eternidad. En Apocalipsis 1:8, Jesús dice que “Él es el Alfa y la Omega, principio y fin, el que es y que era, y que ha de venir, el Todopoderoso”. Según Hebreos 13:8, Jesús “es el mismo ayer, y hoy, y por los siglos”. Eso no se puede decir de ningún hombre mortal; sólo se puede decir de Jesús. El Hijo unigénito de Dios.   Pero nosotros somos hijos de Dios también, si es que hemos recibido a Cristo como nuestro Salvador. El apóstol Juan escribió en Juan 1:11-13, “A los suyos vino, y los suyos no les recibieron. Mas a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios; los cuales no son engendrados de sangre, ni de voluntad de carne, ni de voluntad de varón, sino de Dios”. En 1 Juan 3:1-2, Juan escribe: “Mirad cuál amor nos ha dado el Padre, para que seamos llamados hijos de Dios. Amados, ahora somos hijos de Dios, y sabemos que cuando Él se manifieste, seremos semejantes a Él, porque le veremos tal como Él es”. Si vamos a ser como Cristo, tendremos que reconocer nuestra relación con el Padre, y vivir a la luz de esa realidad. Un hijo lleva la naturaleza de su padre. En ese sentido Jesús era el hijo ideal de Dios. Filipenses 2:6 nos enseña que “Jesús, antes de tomar forma humana, tenía forma de Dios”. Según Hebreos 1:3, Jesús es “el resplandor de su gloria, y la imagen misma de su sustancia, y quien sustenta todas las cosas con la palabra de su poder, sentado a la diestra de la Majestad de las alturas”. Mientras que Jesús estuvo aquí en la tierra en su cuerpo físico, Colosenses 2:9 nos enseña, que “en Él habitaba corporalmente toda la plenitud de la Deidad”. Jesucristo llevó la naturaleza del Padre Celestial, de tal forma, que pudo decir, con toda verdad: “El que me ha visto a mí, ha visto al Padre, yo y el Padre, uno somos”. Como hijos de Dios, nosotros también llevamos la naturaleza de nuestro Padre celestial. 2 Pedro 1:3 y 4, nos dice: “Como todas las cosas que pertenecen a la vida y a la piedad nos han sido dadas por su divino poder, por medio de los cuales nos ha dado preciosas y grandísimas promesas, para que por ellas llegaseis a ser participantes de la naturaleza divina, habiendo huido de la corrupción que hay en el mundo a causa de la concupiscencia”. Recibimos nuestra naturaleza humana cuando nacimos de nuestros padres humanos; pero recibimos nuestra naturaleza divina, cuando nacimos de Dios, al recibir a Jesús en nuestro corazón. Es cierto, un hijo también obedece la voluntad de su padre. En esto Jesús nos ha dado magnífico ejemplo. Él entró al mundo, según Hebreos 10:9, diciendo: “He aquí que vengo, oh Dios, para hacer tu voluntad”. La vida entera de Jesús fue marcada con ese deseo. Juan 5:30, dice: “No busco mi voluntad, sino la voluntad del que me envió, la del Padre”. En Juan 6:38, Jesús dijo: “Porque he descendido del cielo, no para hacer mi voluntad, sino la voluntad del que me envió”. Quiero acordarte, que aun cuando la voluntad del Padre era que Jesús muriera en la cruz, Él estuvo dispuesto a obedecer. En Mateo 26:42, encontramos aquella frase famosa de Jesús que señala su obediencia, hasta el punto de dar su vida: “Padre mío, si no puede pasar de mí esta copa sin que yo la beba, hágase tú voluntad”. Como creyentes en Cristo, debemos estar también entregados por completo a la voluntad de Dios. Nuestra meta debe ser siempre, entender la voluntad de Dios para nuestras vidas. Como cristianos, no debemos pasar nuestros días, buscando satisfacer los deseos de nuestra carne, sino hacer la voluntad de nuestro Padre que está en los cielos. Te digo que es un privilegio hacer la voluntad de Dios con todo nuestro corazón. La oración de Pablo para sus hermanos en la fe era que estuvieran firmes, perfectos y completos en todo lo que Dios quisiera. Conste que no debemos tener temor de la voluntad de Dios. Pero en 1 Juan 5:3, nos enseña que “sus mandamientos no son gravosos”. Como el salmista en el Salmos 40:8, debemos decir: “El hacer tu voluntad, Dios mío, me ha agradado”. Un hijo goza del compañerismo con su padre. Alguno de los momentos más gratos de mi vida, han sido aquellos en que he pasado a solas con mis hijos. Momentos en que pasamos unas experiencias especiales. Jesús se deleitaba en la presencia personal del Padre Celestial. En Juan 8:29, Él dijo: “Porque el que me envió, conmigo está; no me ha dejado solo el Padre, porque yo hago siempre lo que le agrada”. Su relación con Dios, no se limitaba únicamente a este mundo. Él dijo en Juan 8:42, “Yo de Dios he salido, y he venido; pues no he venido de mí mismo, sino que Él que me envió”. El amor entre el Padre y el Hijo era un amor eterno. En un momento de comunión Santa con el Padre en oración, según Juan 17:24, Jesús dijo: “Padre, aquellos que me has dado, quiero que donde yo estoy, también ellos estén conmigo, para que vean mi gloria que me has dado; porque me has amado desde antes de la fundación del mundo”. El compañerismo entre el Dios, Padre, y Jesucristo, el Hijo, ha sido un amor eterno y perfecto. Esa misma comunión está a nuestra disposición. 1 Juan 1:3, nos dice: “lo que hemos visto y oído, eso os anunciamos, para que también vosotros tengáis comunión con nosotros; y nuestra comunión verdaderamente es con el Padre, y con su Hijo Jesucristo”. Conocer este tipo de compañerismo, es conocer la verdadera felicidad. Además de todo esto, un hijo hereda los bienes de su Padre. Jesús reconoció esta verdad, y la expresó en Lucas 10:22, diciendo: “Todas las cosas me fueron entregadas por mi Padre”, También dijo en Juan 16:15, “Todo lo que tiene el Padre es mío”. No lo podía haber declarado con más claridad. Jesús sabía que, como Hijo de Dios, Él sería dueño de todo lo que su Padre tenía. Aunque sea increíble, la misma verdad es pertinente a nosotros. Romanos 8:16 y 17, dice: “El Espíritu mismo da testimonio a nuestro espíritu, de que somos hijos de Dios. Y si hijos, también herederos; herederos de Dios y coherederos con Cristo”. Por eso es que Pablo pudo escribir en 1 Corintios 3:21-23, “Todo es vuestro, y vosotros de Cristo, y Cristo de Dios”. 2 Pedro 1:3, dice: “Como todas las cosas que pertenecen a la vida y a la piedad nos han sido dadas por su divino poder, mediante el conocimiento de aquel que nos llamó por su gloria y excelencia”. Para ser como Cristo, uno debe ser un hijo de Dios. Y uno llega a ser un hijo de Dios, únicamente por medio de arrepentimiento y fe personal, en Cristo Jesús como su propio Salvador. Hoy puedes confiar en Él, y nacer a la familia de Dios, para ser hijo de Él, si tan sólo te arrepientes y le recibes como tu Salvador. Vamos a orar. Padre, gracias te doy por haberme adoptado a tu familia. Cada día deseo ser más como mi Señor Jesús. Ayúdame a honrarte con mi vida, así como Jesús te honró. Porque te lo pido en el nombre de Jesús. Amén.
Por: Pastor - Ricardo Robinson
(Centro De Vida)
Aired on Jul 08, 2022
Siendo Como Jesús

Dirigido Por El Espíritu
Qué tremendo es Jesús, Él es el hombre ideal. Él nos muestra lo que Dios quisiera que cada hombre fuera, Él nos enseña lo que el hombre pudiera ser, si tan solo se entregara por completo a la voluntad de Dios. Claro está que ninguno llegaremos a ser perfectos como Jesús, pero es nuestro privilegio y es nuestro deber seguir en sus pisadas. Uno de los aspectos de la vida personal de Jesús que nosotros debemos estar experimentando en nuestras vidas hoy es su relación con el Espíritu Santo; la relación que Jesús tuvo con el Espíritu Santo, mientras que estuvo desarrollando su ministerio personal, aquí en la tierra, es la misma relación que nosotros debiéramos tener con el Espíritu Santo hoy. Si queremos ser como Jesús, tendremos que andar en el Espíritu. Gálatas 5:16, nos dice: “Andad en el Espíritu, y no satisfagáis los deseos de la carne”. Después de leer estas palabras, la primera pregunta que viene a nuestra mente es, ¿Qué significará esto de andar en el Espíritu? Es sencilla la respuesta, simplemente significa vivir bajo el control del Espíritu, es someterse a su liderazgo, es confiar en su poder y rehusar a hacer las cosas que le afligen. Eso fue exactamente lo que hizo Jesús. Jesús se sintió y se sometió a la dirección del Espíritu Santo en su vida, y Él obedeció en todo mientras que estuvo aquí en la tierra.   Hay dos períodos en la vida de Jesús, cuando el ministerio del Espíritu Santo fue más evidente según lo que nos enseña la Biblia; el primer período, fue durante el tiempo que hubo una explicación de la singularidad de la persona de Jesús y de su entrada a la historia humana y el segundo período fue durante los comienzos de su ministerio. El Espíritu Produjo la concepción de Cristo. El libro de Lucas 1:26-38, nos menciona por primera vez la relación entre el Espíritu Santo y el Cristo encarnado. Un ángel del Señor apareció a una jovencita llamada María y le dijo que ella sería la madre del Mesías el Cristo; pero María era una virgen; no conocía varón y ¿cómo podía llevarse a cabo esto? El ángel le explicó, el Espíritu Santo vendrá sobre ti, y el poder del Altísimo te cubrirla con su sombra, por lo cual el Santo ser que nacerá será llamado Hijo de Dios; este será grande y será llamado Hijo del Altísimo y su reino no tendrá fin. Es evidente, según esto, que la vida física del Señor Jesús resultó como efecto del Espíritu Santo, quien hizo que la virgen María concibiera al Mesías, al Salvador del mundo. De una manera algo diferente, los que hemos recibido a Jesús como nuestro Salvador, también hemos nacido del Espíritu, nuestros cuerpos físicos fueron concebidos y desarrollados por vías naturales, no hubo milagro del Espíritu Santo en eso, pero Jesús dijo que el nacimiento físico no sería suficiente, Él dijo que las personas deben nacer de nuevo, ese nacimiento segundo, el nacimiento espiritual, es llevado a efecto por el Espíritu Santo. Juan 3:5 y 6, nos dice: “De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de agua y del Espíritu, no puede entrar en el reino de Dios. Lo que es nacido de la carne, carne es; y lo que es nacido del Espíritu, Espíritu es”. La conversión al cristianismo es recibir vida nueva, vida eterna y espiritual por medio del ministerio especial del Espíritu Santo de Dios; los que nacen de nuevo, no nacen de sangre, ni de voluntad de carne, ni de voluntad de varón, sino de Dios; eso es lo que nos dice Juan 1:13. Nuestra vida espiritual, fue llevada a efecto por el mismo Espíritu Santo de Dios. Fue el Espíritu Santo quien ungió a Jesús. Al llegar Jesús donde Juan el Bautista para ser bautizado, tenemos mención del Espíritu Santo descendiendo en forma de paloma sobre nuestro Señor. Eso fue una experiencia tremenda para Jesús; luego Jesús habló de esta experiencia por medio de  leer las palabras  proféticas de Isaías y aplicar esa cita a sí mismo, encontramos estas palabras en Lucas 4:18 y 19, dice: “El Espíritu del Señor está sobre mí, por cuanto me ha ungido para dar buenas nuevas a  los pobres; me ha enviado a sanar a los quebrantados de  corazón; a pregonar libertad a los cautivos, y vista a los ciegos; a poner en libertad a los oprimidos; a predicar el año agradable del Señor”. Al hablar Jesús de esta cita, dijo: “Hoy se ha cumplido esta Escritura delante de vosotros”, al ser ungido por el Espíritu Santo, la vida de Jesús nunca sería igual. La Biblia nos dice en Lucas 4:1, que Jesús volvió lleno del Espíritu Santo, del Jordán, ahora su vida se sujetaría a la voluntad del Padre por medio del Espíritu Santo, quien le guiaría en todos sus caminos. Al principio Jesús fue llevado al desierto por el Espíritu para ser tentado por Satanás; al terminar ese evento; Lucas 4:14, nos dice que Jesús volvió en el poder del Espíritu a Galilea, fue en ese momento que Jesús predicó el mensaje usando por texto la cita de Isaías que dice, el Espíritu del Señor está sobre mí, por cuanto me ha ungido. Quiero decirte que el secreto del poder del ministerio de Jesús en cuerpo humano aquí en la tierra fue la unción del Espíritu Santo de Dios que descansó sobre Él. Simón Pedro, quien quizás conoció a Jesús mejor que cualquier otro hombre, testificó en Hechos 10:38, diciendo: “Dios ungió con el Espíritu Santo y con poder a Jesús de Nazaret, y como este anduvo haciendo bienes y sanando a todos los oprimidos por el diablo, porque Dios estaba con él”. Es el Espíritu quien unge a los creyentes hoy, si tú has aceptado a Cristo como tu único y suficiente Salvador, tú has recibido la unción del Espíritu Santo también. Ahora, no debes rechazar esta declaración solo porque te suena increíble, lo que acabo de decir es la pura verdad; quiero que escuches bien lo que nos dice 2 Corintios 1:21 y 22: “Y el que nos confirma con vosotros en Cristo, y el que nos ungió, es Dios, el cual también nos ha sellado, y nos ha dado las arras del Espíritu en nuestros corazones”. Estos dos versículos, nos enseñan que Dios ha hecho cuatro cosas por nosotros en Cristo Jesús: Nos ha establecido, nos ha ungido, nos ha sellado y nos ha garantizado, dándonos las arras del Espíritu en nuestros corazones. El apóstol Juan, también nos habla de la unción que el cristiano recibe en 1 Juan 2:20, dice: “Pero vosotros tenéis la unción del Santo”. Estas palabras son dirigidas a todo cristiano y no únicamente a algunos cuantos, si tú has recibido al Señor como tu Salvador, tú tienes al Espíritu Santo de Dios en ti ¡Créelo! Juan sigue diciendo en 1 Juan 2:27: “Pero la unción que vosotros recibisteis de Él permanece en vosotros, y no tenéis necesidad de que nadie os enseñe; así como la unción misma nos enseña todas las cosas, y es verdadera, y no es mentira, según ella os ha enseñado, permaneced en él”. Quiero que te acuerdes siempre de las primeras palabras de este versículo, la unción que vosotros recibiste de Él permanece en vosotros. Al recibir a Cristo, uno es ungido con su Santo Espíritu. Ese Espíritu permanece en uno; desde el día de tu conversión, el Espíritu Santo hizo morada en ti, ha estado contigo todo este tiempo; en vista de esto, tú y yo podemos vivir una vida como la de nuestro Señor, si tan solo nos entregamos por completo al liderazgo del Espíritu que mora en nosotros y andamos en Él. Gálatas 5:24 y 25, nos dice: “Pero los que son de Cristo han crucificado la carne con sus pasiones y deseos. Si vivimos por el Espíritu, andemos también por el Espíritu”. Vamos a orar. Padre, gracias te damos por el Espíritu que ha hecho su habitación en nosotros desde el momento en que aceptamos a tu hijo como nuestro salvador. Te pedimos que nos ayudes a vivir sometidos a su liderazgo, para que podamos vivir más como nuestro Señor, trayendo honra y gloria a tu Santo nombre, te lo pedimos en el nombre de Jesús. Amén.
Por: Pastor - Ricardo Robinson
(Centro De Vida)
Aired on Jul 07, 2022
Siendo Como Jesús

Vive Una Vida De Oración
Una de las cosas que más me ha intrigado, concerniente a la vida de Jesús, es el tiempo que pasaba en oración. El maestro divino fue un hombre persistente en la oración. Es sorprendente la cantidad de veces en la Biblia en que Jesús oró, habló de las oraciones de otros o enseñó a sus discípulos cómo orar. En continuar nuestro estudio sobre cómo ser como Cristo, he tenido que leer y repasar los hechos que relatan los incidentes que ocurrieron al principio del ministerio de Jesús. Acordémonos que el acto por medio del cual Jesús fue identificado como el Cristo, y que dio por inicio su ministerio publico fue el acto de bautismo, administrado por Juan el Bautista. En nuestro primer estudio de esta serie, leí el incidente relatado en el libro de Mateo 3:16 y 17, dice: “Y Jesús, después que fue bautizado, subió luego del agua; y he aquí los cielos fueron abiertos, y vio al Espíritu de Dios que descendía como paloma, y venía sobre Él. Y hubo una voz de los cielos, que decía: Este es mi Hijo amado en quien tengo complacencia”.   El escenario que nos pinta Mateo es muy precioso, pero al leer sobre el mismo evento en libro de Lucas me di cuenta de que este había anotado un detalle que Mateo no menciona. Quiero que vayas conmigo al libro de Lucas 3:21 y 22, dice la Palabra de Dios: “Aconteció que cuando todo el pueblo se bautizaba, también Jesús fue bautizado; y orando, el cielo se abrió, y descendió el Espíritu Santo sobre Él en forma corporal, como paloma, y vino una voz del cielo que decía: Tú eres mi Hijo amado; en ti tengo complacencia”. No sé si pudiste captar la información extra que Lucas nos da. Mateo dice que Jesús fue bautizado y que el cielo se abrió; Lucas dice que Jesús fue bautizado y “orando” el cielo se abrió. El cielo fue abierto y el Espíritu Santo vino sobre Él en forma de paloma y Dios habló del cielo en el momento en que Jesús oraba, sí, Jesús fue un Hombre de oración; ahora, quiero que busquemos algunas respuestas en la Biblia, concernientes a algunas preguntas en referencia a la vida de oración del Señor Jesús. En primer lugar, quiero que pensemos acerca del lugar donde Jesús oraba. La Biblia es muy clara en mostrarnos que había veces cuando Jesús oraba a solas. Marcos 1:35, nos dice: “Levantándose muy de mañana, siendo aún muy oscuro, salió y se fue a un lugar desierto, y allí oraba”. Es evidente el hecho que Jesús buscaba un lugar solitario para poder estar a solas con el Padre; un lugar donde no sería interrumpido, en Lucas 5:16, encontramos estas palabras: “Mas él (hablando de Jesús) se apartaba a lugares desiertos y oraba”. ¡Sí! Jesús se deleitaba en encontrarse a solas con el Padre celestial, pero Jesús también oraba con sus discípulos, al verle en oración es que ellos le decían: “Maestro, enséñanos a orar”. Jesús oraba en lugares públicos; Él no se avergonzaba de dirigirse al Padre en oración, acordémonos de cómo alzó la voz en oración al Padre, cuando estaba frente al sepulcro de Lázaro, una multitud escuchó su oración; aun cuando estaba colgado en la cruz, clamó al Padre de tal forma que los que estaban presentes hicieron comentarios. Jesús oró al padre sin tomar en cuenta el lugar donde estaba y lo mismo deberíamos hacer nosotros. En segundo lugar, quiero que veamos algo en cuanto al tiempo en que Jesús oraba, o sea, el momento en que oraba. Hace segundos leímos uno versículo en Marcos 1:35 que nos dijo que Jesús se levantaba muy de mañana, cuando aún estaba oscuro, a veces Jesús pasaba noches enteras en oración. Él hacía esto antes de eventos importantes. Jesús pasó toda la noche en oración antes de elegir a los 12, el asunto es que, si Jesús consideraba la oración como asunto de gran importancia, cuanto más la deberíamos considerar importante nosotros. Jesús oraba cuando sabía que sus discípulos se enfrentaban a pruebas en sus vidas. Una vez Él amonestó a Pedro diciendo: “Simón, Simón, he aquí Satanás os ha pedido para zarandearos como a trigo”. Pero luego le dijo, en Lucas 22.32 “Yo he rogado por ti, que tu fe no falte”. En el capítulo 17 de Juan, encontramos una de las oraciones más extensas de Jesús; la mayor parte de esta oración es hecha en bien o de parte de sus discípulos; Jesús dijo al Padre: “Yo ruego por ellos; no ruego por el mundo, sino por los que me diste; porque tuyos son”. Él pidió al Padre que nos cuidara de la mala que tuviéramos unión con él, aún idea que estuviéramos con Él en su gloria. Yo no sé qué es lo que piensas tú, pero la oración que Jesús hizo en Juan 17, me anima en gran manera. Pienso que lo más importante en todo esto es que debemos acordarnos que al enfrentarnos, a un problema, Jesús ha orado por nosotros. Todo saldrá bien, con tal que nosotros estemos bien con Él. Eso nos trae al tercer lugar, quiero que observes conmigo cómo Jesús oraba. Una de las cosas que siempre me ha fascinado, ha sido la simpleza o sencillez de las oraciones de nuestro Señor. La oración modelo en Mateo 6:9-13 es una oración compuesta de palabras y términos sencillos y peticiones muy claras. Jesús usó el vocabulario de personas comunes y no exhibió en términos complejos ideologías académicas; Jesús no enseña a hablar en términos comunes a Dios. Jesús oró con confianza, al parase frente de la tumba de Lázaro, en Juan 11:41 y 42, nos dice que Jesús dijo: “Padre, gracias te doy por haberme oído. Yo sabía que siempre me oyes”. Ahora, ¿Te parece esto una oración de dudas e incertidumbre? ¡De ninguna manera! Estas son palabras llenas de confianza y de seguridad. Jesús también oró fraternalmente, mira cómo se dirigió a Dios; Jesús no usó términos coloridos para describir a Dios, simplemente dijo: “Padre”, pienso que no hay término que pudiera describir mejor a Dios y de su deseo de cuidar de nosotros que ese término, Padre. En cuarto y último lugar, Jesús nos anima a orar, su deseo es que seamos personas de oración, Él nos enseña a orar por medio de vivir una vida de oración ejemplar delante de nosotros, Él nos ha dado ejemplo de orar temprano por la mañana, y aún a veces de pasar toda la noche en oración, Él nos da el ejemplo de orar antes de tomar decisiones importantes, Él desea que oremos y por eso es que su Palabra está saturada con ejemplos de la oración. Jesús nos enseña a orar por medio de sus promesas de contestar nuestras oraciones. En Mateo 7:7, Él nos dice “Pedid, y se os dará; buscad, y hallaréis; llamad, y se os abrirá”. En Juan 14:13 y 14, Jesús promete “Y todo lo que pidieres al Padre en mi nombre, lo haré, para que el Padre sea glorificado en el Hijo. Si algo pidieres en mi nombre, yo lo haré”. Tales promesas fueron hechas por el Señor para animarlos a orar. Jesús nos enseña en Lucas 18:1 que debemos orar siempre y no desmayar. Pablo, nos quiso enseñar lo mismo en 1 Tesalonicenses 5:17 al decir: “Orad sin cesar”. Mi opinión, es que la oración es el privilegio más grande que podemos ejercer y si Jesús oró, nosotros también debemos orar. Vamos a orar. Padre, en estos momentos quiero pedirte perdón por el poco tiempo que paso en oración contigo, por el ejemplo de mi Señor yo sé que debiera pasar mucho tiempo contigo. Padre, el enemigo no quiere que ore, siempre me pone obstáculos yo te pido que me ayudes a ser más como mi Salvador. Ayúdame a vencer en este asunto de la oración, porque te lo pido en el nombre de Jesús. Amén.
Por: Pastor - Ricardo Robinson
(Centro De Vida)
Aired on Jul 06, 2022
Siendo Como Jesús

Un Compromiso Positivo Y Publico - Parte 2
Es cierto que dentro de cada cristiano está el deseo de ser como Jesús, pero ¿Cómo logramos realizar este deseo?, ¿Qué pasos debemos tomar para llegar a ser como Él? De todo esto se trata esta serie de estudios, estamos buscando respuestas bíblicas a la pregunta ¿Cómo puedo ser como Cristo? Jesús comenzó su ministerio público por medio de bautizarse a manos de Juan el bautista, hemos dicho que es así como Él hizo un acto de entrega pública y positiva a Dios, aún hasta el punto de la muerte, como es ilustrado por su sepultura y resurrección de las aguas bautismales. Hemos llegado a la conclusión que, si queremos ser como Cristo, debemos hacer un acto público y positivo de una entrega a Dios. Jesús vivió una vida de santidad ante su familia. Cuando Jesús llegó donde Juan el bautista para pedirle bautismo, Juan vaciló y protestó diciendo: “Yo necesito ser bautizado por ti, ¿Y tú vienes a mí?”. ¿Por qué crees que Juan vaciló en bautizar a Jesús? No vaciló cuando otros vinieron a él con excepción de cuando los fariseos y los saduceos venían para ser bautizados sin haber arrepentimiento en sus corazones. Juan había bautizado a centenares de personas, pero cuando se trató de Jesús vaciló. Te aseguro que no fue por causa de que Jesús fuera indigno de recibir su bautismo; Juan se detuvo porque él se sentía indigno de bautizar a Jesús. Juan estaba diciendo: En este asunto de bautizar a los que se han arrepentido de sus pecados, yo debería ser bautizado por ti y no tú por mí. Evidentemente Juan pudo sentir que Jesús era más justo que él. ¿Por qué se detuvo Juan?, ¿Cómo sabía él qué clase de persona era Jesús? Acaso tenía algún contacto con Jesús antes de que Jesús viniera a él para ser bautizado; la Biblia nos da muy poca información en referencia a esto; pero la conversación entre Juan y Jesús nos indica que sí se conocían antes del evento del bautismo de Jesús, es evidente que Juan y Jesús eran familia. Juan era unos seis meses mayor que Jesús, la madre de Juan, Elisabet, estaba en su sexto mes de embarazo cuando el ángel del Señor se presentó a María para decirle que ella sería la madre del Señor Jesús.   La Biblia nos dice que María y Elisabet eran primas, por lo consiguiente Juan y Jesús, eran familiares. María y Elisabet, tuvieron una relación bastante cercana, debido a la experiencia que ambas tuvieron en cuanto al nacimiento de sus hijos. Elisabet concibió a Juan por voluntad de Dios en su vejez, después de haber sido estéril toda su vida. María concibió a Jesús por medio de un milagro del Espíritu Santo, sin la ayuda de un padre humano. El hijo de Elisabet estaba lleno del Espíritu Santo, aún en el vientre de su madre; el hijo de María era el Hijo de Dios. Al darse cuenta de que ella estaba embarazada, María viajó a casa de Elisabet y la Biblia nos habla de ese momento en Lucas capítulo 1. Pero quiero que te fijes en el versículo 44 lo que dijo Elisabet cuando vio a María, dice: “Porque tan pronto como llegó la voz de tu salutación a mis oídos, la criatura saltó de alegría en mi vientre”. Ahora, esta relación cercana entre las dos madres naturalmente expone que Jesús y Juan se conocían; así que Jesús no era persona desconocida por Juan cuando llegó a pedirle que le bautizara. Juan conocía a Jesús. Juan dijo que en Jesús no había pecado ni engaño en su boca; de hecho, Juan se sentía inferior cuando se trataba de Jesucristo, se sentía inferior debido a la santidad que había en Jesús y por eso es que vaciló, por eso es que dijo: “Yo necesito ser bautizado por ti, ¿Y vienes tú a mí?”. Jesús vivió una vida santa delante de todos los hombres, ya hemos visto que Jesús fue reconocido por Juan el bautista como un Hombre Santo, pero, quizás esto fue así debido a que Juan era familia de Jesús, en ninguna manera. Jesús fue reconocido ante todos como una persona única debido a su estilo de vida, aún los enemigos de nuestro Señor reconocieron su santidad. Cuando Jesús hizo el reto de Juan 8:46, diciendo: “¿Quién de vosotros me redarguye de pecado?”. Nadie pudo responderle, ninguno pudo acusarle de ni siquiera un solo pecado, de hecho, la única persona que ha podido hacer esto a través de toda la historia humana, ha sido la persona de Cristo Jesús. No conoció pecado en su vida. Hebreos 4:15, nos testifica de nuestro Señor diciendo: “Porque no tenemos un sumo sacerdote que no pueda compadecerse de nuestras debilidades, sino uno que fue tentado en todo según nuestra semejanza, pero sin pecado”. Aquellos quienes le conocían mejor, mientras que vivió aquí en la tierra, nos dan el siguiente testimonio de Él, en 1 Pedro 2:23, dice: “quién cuando le maldecían, no respondía con maldición; cuando padecía, no amenazaba, sino encomendaba a la causa al que juzga justamente”. Jesús vivió una vida santa delante de Dios, su santidad fue reconocida por el Padre; la Biblia nos enseña en Lucas 2:52, que “Jesús crecía en sabiduría y en estatura, y en gracia para con Dios y los hombres”. Jesús testificó en Juan 8:29 de su relación con el Padre diciendo: “Porque el que me envió, conmigo está; no me ha dejado solo el Padre, porque yo hago siempre lo que le agrada”. Sabemos que esta declaración de Jesús es verídica, pues en dos ocasiones diferentes el Padre habló en voz audible desde el cielo para mostrar su aprobación de la vida de Jesús; en una ocasión el Padre dijo: “Este es mi Hijo amado en quien tengo complacencia”; en otra ocasión dijo: “Este es mi Hijo amado en quien tengo complacencia, a Él oíd”. La vida de Jesús fue una vida de santidad, una vida de entrega al a voluntad del Padre. Él vivió en santidad delante de su familia, delante de las personas de su comunidad, delante de sus padres y delante de Dios. Filipenses 2:5, nos reta al decirnos: “Haya, pues, en vosotros este sentir que hubo también en Cristo Jesús”. Nos reta, pues vosotros, al igual que vuestro Señor debemos vivir una vida santa; si queremos ser como Jesús, tendremos que vivir en santidad. Filipenses 2:14-16, nos dice: “Haced todo sin murmuraciones y contiendas, para que seáis irreprensibles y sencillos, hijos de Dios sin mancha en medio de una generación maligna y perversa, en medio de la cual resplandecéis como luminares en el mundo; asidos de la palabra de vida”. 1 Pedro 2:12, dice: “Manteniendo buena nuestra manera de vivir entre los gentiles; para entre los que murmuran de vosotros como de malhechores, glorifiquen a Dios en el día de la visitación; al considerar vuestras buenas obras”. Jesús nos dice en Mateo 5.14, “Vosotros sois la luz del mundo; una ciudad asentada sobre un monte no se puede esconder”; y en el versículo 16: “Así alumbre vuestra luz delante de los hombres, para que vean vuestras buenas obras, y glorifiquen a vuestro Padre que está en los cielos”. Si de veras queremos ser como Jesús, debemos vivir una vida de santidad, no debemos pretender ser santos, sino que debemos realmente ser santos y esta actitud, solo la podemos obtener por medio de entregarnos por completo a Dios. Vamos a orar. Padre, así como nuestro Señor Jesús, nosotros también queremos ser santos, queremos vivir una vida de santidad ante nuestra familia, ante nuestra comunidad, pero especialmente ante ti. Señor, te pedimos que nos ayudes a entregarnos por completo a tu voluntad, en cada instante, porque solo así es que podemos alcanzar esta meta; confiamos en tu ayuda, pues sin ti vamos a fracasar. Ayúdanos porque te lo pedimos en el nombre de Jesús. Amén.
Por: Pastor - Ricardo Robinson
(Centro De Vida)
Aired on Jul 05, 2022
Siendo Como Jesús

Un Compromiso Positivo Y Publico - Parte 1
Dios nos ha llamado a salvación por medio de fe en Cristo Jesús con un propósito en mente; Dios desea que cada uno de sus hijos sean como Jesús. Romanos 8:29, nos dice: “Porque a los que antes conoció, también nos predestinó para que fuesen hechos conforme a la imagen de su Hijo, para que él sea el primogénito entre muchos hermanos”. El propósito de Dios está escrito en los corazones de sus hijos. Cada uno de sus hijos, tenemos en nosotros, un deseo de ser como Jesús. Como lo dice Filipenses 3:10, tenemos un poder de “conocerle, y el poder de su resurrección y la participación de sus padecimientos, llegando a ser semejante a Él en su muerte”. Sin embargo, debemos ser prácticos en nuestra meta de ser como nuestro Salvador. En realidad, ¿Qué es lo que significa ser como Jesús? Como podemos saber que estamos creciendo a la semejanza de Cristo aquí en la tierra, ahora, con el deseo de encontrar respuestas a esas preguntas, tendremos que estudiar el ministerio de nuestro Señor, para ver qué clase de persona era. Lo que Él era, y lo que hacía antes, nos va a servir de ejemplo para ver lo que debemos hacer nosotros para medirnos a la semejanza de Él. Y así sabremos si nos estamos comportando como verdaderos cristianos o no. Jesús se entregó públicamente a Dios. Casi no se puede saber nada acerca de Jesús en sus primeros 30 años de vida. La Biblia nos menciona un incidente en el templo en Jerusalén cuando Jesús tenía unos doce años de edad; pero fuera de eso, no tenemos otros datos concernientes a su niñez y juventud, lo único que sabemos es lo que nos dice Lucas 2:52 “Y Jesús crecía en sabiduría y estatura, y en gracia para con Dios y los hombres”. A la edad de treinta años, Jesús llegó al río Jordán para ser bautizado por Juan el Bautista, de ese precioso evento podemos aprender varias cosas, acerca de lo que significa ser como Jesús. Varias preguntas vienen a mi mente al pensar en el bautismo de Cristo, ¿Por qué se bautizó?, ¿Por qué tuvo que ser bautizado por Juan el Bautista? Conste que Juan bautizaba a apersonas quienes habían confesado sus pecados, se habían arrepentido y que habían mostrado señales de su arrepentimiento. Estas personas se preparaban para la venida del reino de Dios del cual Juan predicaba. Juan rehusaba bautizar personas que no mostraban frutos dignos de arrepentimiento; el bautismo de Juan era un bautismo en agua, después de arrepentimiento, y ¿Por qué es que Jesús recibiría tal bautismo, si Él nunca conoció pecado en su vida y no tenía de qué arrepentirse?   Algunos sugieren que Jesús sí había pecado y que por eso se quería bautizar, y tal pensamiento es ridículo y totalmente rechazado por las Escrituras; si esto es cierto no hay esperanza para el hombre y todos vamos camino al infierno. Otros sugieren que Cristo se bautizó para dar su señal de aprobación a lo que Juan estaba haciendo; pero yo creo que Jesús estaba declarando públicamente su entrega a Dios, aún está el punto de mostrarnos un cuadro de su propia muerte descrito por medio de una sepultación en agua. Si tú y yo queremos ser como Jesús tendremos que hacer una entrega pública y positiva a Dios delante de otros, la entrega de Jesús se hizo por un acto específicamente se hizo por el acto del bautismo cristiano. Ahora la entrega de Jesús no se hizo por conveniencia; Jesús tuvo que caminar desde su hogar en Nazaret, al norte de Palestina, hasta el río Jordán en Judea, una provincia que quedaba en la parte sureña de palestina. Se cree que Jesús caminó unos 90 kilómetros para ser bautizado por Juan. Esto indica que el bautismo era algo importante para Él; eso nos muestra cuán profundo era su deseo de cumplir con toda justicia. El bautismo no es asunto de juego, es algo muy importante, es una ordenanza instituida por nuestro Señor que sirve para ayudarnos a declarar nuestra salvación por medio de fe personal en Él; y nuestra entrega a Dios para vivir por Él en este mundo. La entrega de Jesús se hizo sin tomar en cuenta objeciones y oposiciones; Juan el bautista no quería bautizar a Jesús; él sabía que Jesús era más justo que él. Entonces se opuso a la invitación de bautizar al señor. Juan protestó diciendo: Yo necesito ser bautizado por ti, ¿y tú vienes a mí?, pero Jesús no escuchó la oposición de Juan. Él dijo: Deja ahora, porque así conviene que cumplamos toda justicia. Solo al ver la insistencia de Cristo, es que Juan consintió bautizarle. ¡Qué ejemplo nos da Jesús! Puede que algunos se opongan a su bautismo, pero ¿sabes qué?, no debes permitir que dudas o preguntas te detengan, si ya has recibido a Jesús como tu Salvador, si Él vive en tu corazón, el siguiente paso es el bautismo. No te detengas, no permitas que otros te detengan en seguir al Señor en el bautismo, sigue adelante y haz lo que Dios quiere que hagas. Jesús hizo su entrega porque sabía que era lo correcto, Él dijo: Así conviene que cumplamos toda justicia. Simplemente estaba declarando la realidad de que necesitamos cumplir con todos nuestros deberes como hijos de Dios, no debemos hacer las cosas a medias. Jesús se bautizó porque sabía que era lo correcto. Esto debe motivarnos a hacer lo mismo en nuestro diario vivir, debemos hacer las cosas porque son las cosas que Dios dice que debemos hacer y no porque vamos a recibir algún reconocimiento especial de parte de los hombres, es Dios quien debe determinar la dirección de nuestra vida y las opiniones de personas quienes nos rodean, debemos hacer lo correcto, no importa lo que otros piensen de nosotros. La entrega de Jesús fue aprobada por Dios. Quiero que leas conmigo las palabras de Mateo 3:16 y 17, dice la palabra de Dios: “Y Jesús, después de que fue bautizado, subió luego del agua; y he aquí los cielos le fueron abiertos, y vio al Espíritu de Dios que descendía como paloma, y venía sobre Él. Y hubo una voz de los cielos, que decía: Este es mi Hijo amado, en quien tengo complacencia”. Este evento es tan importante en el ministerio de Jesús que Dios hizo que se grabara dos veces en las Sagradas Escrituras. Dios ha mandado que se bauticen aquellas personas quienes han recibido a Jesucristo como único y suficiente Salvador; el mandato de Jesús, antes de regresar al Padre en los cielos fue: “Por tanto, id y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del hijo, y del Espíritu Santo, enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado”. Por eso es que bautizamos a las personas en agua hoy; Dios nos lo ha mandado; así conviene que cumplamos con toda justicia. Este acto de Jesús en bautizarse fue una expresión de su actitud de entrega. Él vino al mundo, nació en cuerpo humano con un Espíritu de entrega. Jesús vino a ser la voluntad del Padre. Toda su vida fue de entrega total a Dios; en una ocasión, Jesús dijo a sus discípulos: “Mi comida es que haga la voluntad del que me envió y que acabe su obra”. En Juan 5:30, Jesús dijo: “Porque no busco mi voluntad, sino la voluntad del que me envió”. En Juan 6:38, dijo: “Porque he descendido del cielo, no para hacer mi voluntad, sino la voluntad del que me envió”. Aún en el jardín de Getsemaní, antes de enfrentarse a la muerte, Jesús oró: “Pero no se haga mi voluntad, sino la tuya". Si queremos ser como Jesús, tenemos que hacer una entrega pública y positiva, debemos entregarnos a Dios, aunque nos sea inconveniente y aunque potros no nos entiendan. Vamos a orar. Padre, queremos agradarte con todo nuestro corazón, queremos que nuestras vidas brillen para tu honra y gloria, pero para que esto suceda debemos estar totalmente entregados a ti; ayúdanos, porque te lo pedimos en el nombre de Jesús. Amén.
Por: Pastor - Ricardo Robinson
(Centro De Vida)
Aired on Jul 04, 2022
La Armadura de Dios

Cada Creyente Es Un Soldado
Hemos llegado al último estudio de esta serie sobre la armadura de Dios. Hemos visto que, si queremos ser victoriosos en la batalla contra Satanás, tendremos que llevar puestos la armadura de Dios. ¿Y qué sucederá si no nos ponemos esta armadura? Lo que sucederá es que no tendremos el poder de Dios en nuestras vidas, y viviremos una vida derrotada. Quizás tú en estos momentos, estás diciendo: “Pero te equivocas, hermano Ricardo. Te equivocas porque yo soy neutral. No estoy metido en esta batalla”. Pues déjame decirte que el que se equivoca eres tú; todos estamos metidos en esta batalla; todos somos soldados. Claro está, que hay soldados buenos y hay soldados malos, hay héroes y hay traidores, hay ganadores y hay perdedores; pero todos estamos involucrados. Quieras o no, tú estás bien metido en esta batalla. Jesús mismo dijo, en Mateo 12:30, “El que no es conmigo, contra mí es; y el que conmigo no recoge, desparrama”. Si tú nunca has recibido a Jesús como tu Salvador, entonces no eres de su ejército; y si no eres de su ejército, entonces eres del ejército de Satanás, porque en el reino espiritual sólo hay dos ejércitos y tú, estás en uno de ellos.   Lo único que uno tiene que hacer para estar en el ejército de Satanás, es cometer su primer pecado. Para estar en el ejército de Dios, uno tiene que arrepentirse de sus pecados y recibir a Jesús como su Salvador. Claro está, que, en ambos ejércitos, hay soldados entregados y soldados que no son entregados. Visten el uniforme, pero odian salir a guerrear. Esto estaría bien si estás en el ejército de Satanás, pero no está bien para el soldado de Dios. Pero sí hay soldados en el ejército del Señor que son salvos por la gracia de Dios, y tienen vida eterna, pero que han dejado de pelear. Aún están en la batalla, pero han dejado de luchar, dejando todo el peso sobre sus compañeros, quienes siguen ardientemente contra las puertas del infierno. ¿Qué es lo que ha sucedido? Bueno, hay varias cosas que puede haberles pasado. En realidad, existen dos motivos primordiales por los cuales el soldado de Jesús deja de luchar. La primera razón la encontramos en una enseñanza del señor Jesucristo, en Lucas 14:31, dice: “¿Qué rey, al marchar a la guerra contra otro rey, no se sienta primero y considera si puede hacer frente con diez mil al que viene contra él con veinte mil? Y si no puede, cuando el otro está todavía lejos, le envía una embajada y le pide condiciones de paz”. El incrédulo ve que su forma de vivir, lo lleva directo al infierno; se da cuenta que su única salida es Jesucristo. Acepta a Jesús como Salvador, y el Maestro Divino le da vida eterna, así como prometió hacerlo. Ahora el incrédulo es creyente en Jesús; ha nacido espiritualmente y es una nueva criatura. Es ahora un soldado en el ejército de Dios; está alegre y listo para salir a la lucha para ganar y salvar a otros de su destino en el infierno. Pero ahora se enfrenta al enemigo, y el enemigo se ve poderoso. Se lanza contra Satanás, pero no se ha puesto toda la armadura. Rápidamente se retira al cuartel. En este momento se da cuenta de que no va a poder pelear con la carne. Tendrá que pelear espiritualmente, y eso significa entregarse por completo a la voluntad de Dios, estudiar la Palabra, pasar mucho tiempo en oración y llevar una vida disciplinada. Sabe que, si no hace esto, no va a ganar. Nuevamente piensa en el enemigo y en su poder. El enemigo viene a él y le dice: “Esto no va a ser fácil, yo te voy a quebrar”, y es entonces que el creyente le dice: “Mira, hagamos un trato, tú déjame en paz a mí, y yo no te molestaré a ti”. Y hace exactamente lo que enseño Jesús, sólo que no sabe que el perdedor es él, pues no podrá levantar su cabeza, está derrotado cuando podría ser victorioso. La segunda razón por la cual el soldado deja de luchar, la encontramos en 1 Corintios 9:24-27, Pablo nos habla de una competencia, y de cómo el que compite tiene que ser constante y no perder vista de la meta; leamos: “¿No sabéis que los que corren en el estadio, todos a la verdad corren, pero uno sólo se lleva el premio? Corred de tal manera que lo obtengáis. Todo aquel que lucha de todo se abstiene, ellos a la verdad, para recibir una corona corruptible, pero nosotros una incorruptible. Así que, yo de esta manera corro, no como a la ventura; de esta manera peleo, no como quien golpea al aire, sino que golpeo mi cuerpo, y lo pongo en servidumbre, no sea que habiendo sido heraldos para otros, yo mismo venga a ser eliminado”. Muchos soldados pelean bien y son ejemplos para otros. Luchan días tras días, pero al pasar el tiempo miran la falta de interés de sus compañeros, ven como las personas por las que están luchando se ríen de sus esfuerzos, y pierden la visión de la meta y el propósito, y dejan de estudiar la palabra, dejan de orar, dejan de testificar, y, por último, se detienen a descansar. Al tiempo sus espadas se vuelven sarrosas y habiendo sido una vez, heraldo para otros, ellos se quedan atrás. ¿Qué es lo que debiera animar al soldado a seguir adelante en la obra del Señor? ¿Por qué debiera continuar en la lucha, hasta el fin? Permítame enfatizar sobre en el hecho de que no es para conseguir o mantener su salvación. La salvación es por gracia y no por obras. Yo te digo que lo que hace que yo siga en la lucha, es el agradecimiento que tengo. Mira de dónde el Señor me ha sacado, mira el amor que me tiene; tanto que, estuvo dispuesto a dar su vida para rescatarme del infierno, y eso es lo que me anima a mí. Quisiera pensar que yo haría cualquier cosa por mi Señor, y ojalá así sea. Pero hay otro motivo que podría animar al soldado de Jesús, y el motivo es: rescatar a otros y recibir recompensas. Mateo 16:27, nos enseña que: “El hijo del Hombre vendrá en la gloria de su Padre con sus ángeles, y entonces pagará a cada uno conforme a sus obras”. 1 Corintios 3:13 y 14, dice: “La obra de cada uno se hará manifiesta; porque el día la declarará, pues por el fuego será revelada; y la obra de cada uno cuál sea, el fuego la aprobará. Si permaneciere la obra de alguno, recibirá recompensa”. Quiero para terminar que leamos en 2 Corintios, capítulo 5, versículo 10, y escucha bien: “Porque es necesario (hablando a todos los que hemos sido salvos por fe en Cristo) que todos nosotros comparezcamos ante el tribunal de Cristo, para que cada uno reciba según lo que haya hecho mientras estaba en el cuerpo, sea bueno o sea malo”. Algún día tú y yo, como soldados en el ejército de Dios, nos pararemos frente a nuestro líder para recibir recompensas, conforme a la manera en que peleamos en la batalla espiritual, que se está llevando a cabo, en estos momentos, aquí en el mundo. ¿Cómo estás peleando tú? Mi hermano, debes levantarte y ayudar en el movimiento, para engrandecer el reino de nuestro Señor. No puedes descansar, no puedes quedarte en el cuartel. Tienes que ayudar en esta lucha. Cientos de personas mueren y van al infierno diariamente. Nosotros tenemos que librarlos del ataque de Satanás. Vamos a orar. Padre, hemos llegado al final de nuestro estudio sobre tú armadura, pero pido que esto no sea el final, sino el comienzo de un despertar en nuestras vidas. Padre, tenemos una responsabilidad enorme, ayúdanos a cumplir con honor nuestro deber como soldados cristianos. Te lo pido en el nombre de Jesús. Amén.
Por: Pastor - Ricardo Robinson
(Centro De Vida)
Aired on Jul 01, 2022
La Armadura de Dios

El Soldado Y La Oración
En nuestros pasados estudio, hemos observado lo importante que es para el soldado cristiano, llevar puesto la armadura de Dios, si es que quieres ser victorioso en la batalla espiritual, en contra de los poderes de maldad. Hemos visto el cinturón de la verdad, la coraza de justicia, el calzado del apresto del evangelio de la paz, el escudo de la fe, el yelmo de la salvación y la espada del Espíritu. Y en realidad, estas son todas las piezas de armadura que el apóstol Pablo nos menciona. Pero el apóstol se da cuenta que, aún con ponerse toda esta armadura, queda otra cosa por hacer, si el soldado va a pelear la buena batalla.   El versículo 18, del capítulo 6 de Efesios, después de haber mencionado todas las piezas de armadura que ya mencionamos, dice: “orando en todo tiempo con toda oración y súplica en el Espíritu, velando en ello con toda perseverancia y súplica por todos los santos”. Yo siempre he enseñado que la dieta balanceada del cristiano se compone de tres cosas. En primer lugar, el estudio de la Palabra. En segundo lugar, la oración. Y, en tercer lugar, un buen testimonio que hable de Jesús. Pablo, en el capítulo 6 de Efesios, toca los tres puntos, pero no en el mismo orden. Las primeras cinco piezas de armadura ayudan al testimonio del creyente. Piensa en ello: el cinturón de la verdad, la coraza de justicia, el calzado del evangelio, el escudo de la fe y el yelmo de la salvación. Debemos andar en la verdad, debemos andar en justicia, debemos evangelizar, tener fe, y claro está, que para uno hacer esto, tiene que ser salvo. Así que, como puedes ver, todas estas piezas tratan con el testimonio del creyente. El soldado debe estudiar también la Palabra de Dios. Aquí es donde Pablo menciona la espada del Espíritu. Y, por último, aunque la oración es lo primero que debemos hacer, el apóstol menciona la oración. En esto Pablo ha dado los tres ingredientes que equivalen a un soldado listo para pelear con el enemigo. Vamos ahora a dedicar el resto del estudio hoy, al asunto del soldado en la oración. Quiero que sepas que todo soldado que ha tenido éxito en batalla ha sido un guerrero de oración. La oración para el buen cristiano es como el aire que respira; es necesario para su existencia. Sin la oración, no sería nada. La Biblia constantemente anima al siervo de Dios a orar. Escucha bien las siguientes citas. 1 Tesalonicenses 5:17, dice: “orad sin cesar”. Romanos 12:11 y 12. “En lo que requiere diligencia, no perezosos; fervientes en espíritu, sirviendo al Señor; gozosos en la esperanza; sufridos en la tribulación; (y escuche bien) constantes en la oración”. Colosenses 4:2 dice: “Perseverad en la oración, velando en ella con acción de gracias”. 1 Pedro 4:7 dice: “Mas el fin de todas las cosas se acerca; sed, pues sobrios, y velad en oración”. Lucas 18:1, nos enseña que Jesús refirió a sus discípulos una parábola sobre “la necesidad de orar siempre, y no desmayar”. Ahora, estos solo son unos cuantos versículos, porque hay cientos de citas que hablan en referencia a la oración. La Biblia, de pasta a pasta, anima al siervo de Dios a comunicarse con Dios, por medio de la oración. ¿Por qué? Porque para que uno pueda tener una buena relación con alguien, es necesario tener comunicación. Dios se comunica con el soldado cristiano por medio de su palabra, la Biblia. Y el soldado se comunica con Dios, por medio de la oración. Seré sincero e decirte que, no puedo hacer justicia a la oración, en el tiempo que nos queda; pero sí quiero hacer énfasis en el hecho, de que, si tú no oras, jamás serás buen soldado. Así que, para ayudarte y animarte en la oración quiero que observemos unos puntos importantes concernientes al cómo, cuándo y sobre qué vamos a orar. Tomemos primero el asunto de cómo debemos orar. Veamos si es importante a posición física del que ora. Hay quienes piensan que, si uno va a orar correctamente, tiene que estar de rodillas, pero 1 Tesalonicenses 5:17, nos acaba de decir que debemos “orar sin cesar”, y si tal es el caso, viviríamos de rodillas. El rey David dice en el Salmos 6:6, “Me he consumido a fuerza de gemir; todas las noches inundo de llanto mi lecho, riego mi cama con mis lágrimas”. Aparentemente, David oraba acostado, pero ¿Le habrá puesto atención Dios? El versículo 8 y 9 del mismo Salmo 6, dice: “Porque Jehová a oído la voz de mi lloro. Jehová ha oído mi ruego; ha recibido Jehová mi oración”. Parece que Dios sí le escuchó. Así que en realidad la posición no importa, podemos estar en pie, arrodillados o postrados sobre nuestro rostro, Dios nos escuchará. Hay otro aspecto importante sobre el cómo debemos orar, se trata de nuestra actitud. Al orar a Dios, es mejor que seamos sinceros, porque si no, Dios no nos oirá. Jesús nos habla de esto en Mateo 6:5 y 6, escucha lo que dice: “Y cuando ores, no seas como los hipócritas; porque ellos aman el orar en pie en las sinagogas y en las esquinas de las calles, para ser vistos de los hombres; de cierto os digo que ya tienen su recompensa. Mas tú, cuando ores, entra en tu aposento, y cerrada la puerta, ora a tu Padre que está en secreto; y tu Padre que ve en lo secreto te recompensará en público”. Si queremos que Él nos escuche, tenemos que ser honestos con Él. El rey David dice en el Salmos 66:18, “Si en mi corazón hubiese yo mirado a la iniquidad, el Señor no me habría escuchado”. Dios conoce nuestro corazón, si somos sinceros con Él o no; no podemos engañarle. Debemos ser honestos y sinceros con Él en nuestras oraciones. En cuanto al cuándo debemos orar, pues, eso es fácil. El soldado debe orar siempre. No importa donde esté y quienes estén con él, siempre debe mantener las vías de comunicación abiertas. Nuevamente regreso al versículo: “orad sin cesar”. ¿De qué vamos a orar? De todo. Cuando cometemos faltas que van en contra de nuestra naturaleza espiritual, debemos pedir perdón. Sólo tenemos que decir a Dios: “Padre, he faltado. Perdóname y ayúdame a no faltar otra vez”. Conste, otra vez, que Dios conoce tu corazón; Él sabe si eres sincero o no. Cuando Dios nos ha dado una bendición, ¿Qué piensas que debemos hacer? Pues, claro, darle gracias. Cuando nos levantamos en la mañana, debemos agradecerle por otro día de vida. Cuando comemos debemos darle gracias por el alimento que Él nos da. De hecho, si somos honestos, podríamos pasar todo el día dando gracias a Dios. 1 Tesalonicenses 5:18, dice: “Dad gracias en todo, porque esta es la voluntad de Dios para con vosotros en Cristo Jesús”. Para terminar, quiero que sepas que, lo más importante en la oración es la intersección por otros. Dios nos manda que oremos los unos por los otros. La mayoría de nuestras oraciones son: “Dios bendíceme a mí, Dios dame esto, y Dios necesito esto”; son oraciones egoístas. De veras que, necesitamos aprender a interceder por otros. Vamos a orar. Padre, venimos delante de ti para pedir tu ayuda. Nosotros necesitamos aprender a orar. Nuestro Señor nos ha dado ese ejemplo, y tu Palabra nos exhorta a la oración. Sabemos que es sumamente importante para nuestro bienestar espiritual, y para poder ser victorioso en nuestra vida y lucha en contra de Satanás. Así que pedimos que nos ayudes a disciplinar nuestras vidas, y poner en práctica desde hoy, este asunto de la oración. En el nombre de Jesús te lo imploramos. Amén.
Por: Pastor - Ricardo Robinson
(Centro De Vida)
Aired on Jun 30, 2022
La Armadura de Dios

La Espada Del Espíritu
No sabes cuánto me alegra que puedas estar conmigo hoy, para continuar nuestro estudio sobre la armadura de Dios. Vamos a abrir nuestras Biblias, al libro de Efesios, capítulo 6, para leer los versículos 12 al 17. ¿Ya tienes la cita? Efesios 6:12-17, leamos: “Porque no tenemos lucha contra sangre y carne, sino contra principados, contra potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de este siglo, contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes. Por tanto, tomad toda la armadura de Dios, para que podáis resistir en el día malo, y habiendo acabado todo, estar firmes. Estad, pues, firmes, ceñidos vuestros lomos con la verdad, y vestidos con la coraza de justicia, y calzados los pies con el apresto del evangelio de la paz. Sobre todo, tomad el escudo de la fe, con que podáis apagar todos los dardos de fuego del maligno. Y tomad el yelmo de la salvación, y la espada del Espíritu”. Hemos llegado a la sexta pieza de la armadura que nos ayudará en ser victoriosos, en la batalla espiritual que se está llevando a término en nuestro mundo, hoy: la espada del Espíritu. Esta pieza es diferente a las otras piezas de la armadura de Dios. Es diferentes porque el cinturón de la verdad, la coraza de justicia, el calzado del apresto del evangelio de la paz, el escudo de la fe y el yelmo de la salvación; son para defender o proteger al soldado cristiano. Claro está, que la espada es para defensa también; pero no sólo es para defensa, sino que es para atacar. Es algo que el soldado puede usar para derrotar al enemigo. Difícilmente podría atacar con su cinturón, su coraza, su calzado, su escudo o yelmo; pero con la espada, puede atacar al enemigo con esperanzas de vencer. No debe olvidarse, sin embargo, de llevar puesta las demás piezas de la armadura, para poder pelear con tranquilidad.   Lo especial de la espada que usa el soldado es que no es una espada cualquiera; es la misma espada del Espíritu Santo de Dios. Regresémonos al versículo 17 de nuestro texto para leerlo otra vez: “Y tomad el yelmo de la salvación (y ponga atención especial aquí) y la espada del Espíritu”. ¿Te fijas que Espíritu se escribe con “E” mayúscula? Esto indica que es el Espíritu Santo de Dios, “Y la espada del Espíritu, que es la Palabra de Dios”. Conste que la única cosa que puede contra el diablo y su ejército de demonios es esta espada del Espíritu. ¿Por qué? Porque es un arma espiritual; y sólo lo espiritual, puede con lo espiritual. No podemos luchar contra los poderes espirituales con armas físicas; necesitamos algo más potente, y sólo la espada del Espíritu tiene la potencia que necesitamos para vencer. Quiero que leamos, sin entrar a mucha discusión de esta realidad, sólo quiero que observemos el poder de la espada del Espíritu, que es la Palabra de Dios. Hebreos 4:12, dice: “Porque la Palabra de Dios es viva y eficaz, y más cortante que toda espada de dos filos; y penetra hasta partir el alma y el espíritu, las coyunturas y los tuétanos, y discierne los pensamientos y las intenciones del corazón”. Dime ¿Qué otra arma puede hacer esto? Isaías 55:11, nos dice que la Palabra de Dios, que sale de su boca, no volverá a Él vacía, sino que hará lo que Él quiere, y será prosperada en aquello para que la envió. Mateo 24:35, nos enseña que el cielo y la tierra pasarán, pero sus palabras, no pasarán. 1 Pedro 1:24-25, nos muestra que “Toda carne es como hierba, y toda la gloria del hombre como flor de la hierba. La hierba se seca, y la flor se cae; mas la palabra del Señor permanece para siempre”. ¿Cómo es que la espada del Espíritu, la palabra de Dios, ayuda al soldado? Para dar respuesta a esta pregunta, sólo tenemos que ir a 2 Timoteo 3:16 y 17. Ahí encontraremos dos versículos, que casi todo alumno de la Biblia se sabe de memoria: “Toda la Escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia, a fin de que el hombre de Dios (en nuestro caso, el soldado de Jesús) sea perfecto, enteramente preparado para toda buena obra”. Es por medio de la espada del Espíritu, la Biblia, que el incrédulo llega a conocer a Cristo como Salvador, para la salvación de su alma. Escucha bien lo que dice Romanos 10:17, “Así que la fe es por el oír, y el oír, por la palabra de Dios”. Para que el incrédulo pueda tener fe, para creer en Cristo, primeramente, tiene que oír del Cristo de que nos habla la Biblia. Jesús más que ningún otro, usó la espada del Espíritu, para vencer al enemigo. Desde su niñez Jesús nos da ejemplo de tener una buena relación con la Biblia. A los 12 años de edad, lo encontramos en el templo de Jerusalén, sentado en medio de los doctores de la ley, y Lucas 2:47, dice: “Y todos los que le oían, se maravillaban de su inteligencia y de sus respuestas”. Al ser tentado por el diablo en el desierto Jesús siempre contestó con las palabras: “escrito está”. En todas sus enseñanzas, el Señor usó la Palabra para respaldar lo que decía; sus apóstoles hicieron lo mismo. Conste que la espada del Espíritu es pesada; no cualquier soldado la podrá usar con facilidad, ¿Cómo es entonces que la vamos a usar para tener buenos resultados? Bueno, la respuesta es simple. En primer lugar, es la espada del Espíritu; eso nos indica que sólo el Espíritu la sabrá manejar correctamente. En segundo lugar, todo creyente en Cristo tiene al Espíritu morando en él; entonces lo que tiene que hacer el soldado, es asegurarse de que el Espíritu Santo es permitido trabajar a través de su persona. Y es así como el soldado puede usar hábilmente la palabra de Dios. Por eso es que la Palabra, nos enseña incesantemente a estar llenos del Espíritu. Y ¿cómo logramos esto? Por medio de ser obedientes a la Palabra de Dios. Debemos de dejar de vivir como nosotros queremos, y comenzar a vivir como la Biblia nos enseña. Colosenses 3:5 nos dice: “Haced morir pues, lo terrenal en vosotros”. Gálatas 5:16, dice: “Digo, pues: andad en el Espíritu, (con una “E” mayúscula) y no satisfagáis los deseos de la carne”. Sólo viviendo en el Espíritu, es que podremos levantar con fuerza la espada del Espíritu, que es la Palabra de Dios. Debemos acordarnos de que “Lo que es de la carne, carne es; y lo que es del Espíritu, Espíritu es”. La batalla del cristiano es contra poderes espirituales, y si tiene pensado vencer, deberá luchar espiritualmente, con la armadura espiritual que Dios ha puesto a la disposición de cada uno de sus soldados. Espero que tu relación con la Biblia, la Palabra de Dios, sea una buena relación. Espero que ella tenga un lugar muy especial en tu vida, y que la leas, la estudies, la memorices y que la pongas en práctica en tu vida; porque si no, no me gustaría estar peleando a tú lado en el campo de batalla. ¿Por qué? Porque tú vas a ser uno de los primeros en caer herido. Vamos a orar. Padre, vengo a tú trono pidiéndote que despiertes en nosotros un deseo de estudiar tu Palabra, y poner lo que aprendemos, a práctica en nuestra vida. Reconocemos hoy, que tu palabra es sumamente importante para la victoria en la batalla que tenemos con el ejército de Satanás. Sin tu Espíritu y tu Palabra, estamos indefensos e inservibles. Llénanos de tú Espíritu y adiéstranos en tu Palabra. Porque te lo pedimos en el nombre de Jesús. Amén.
Por: Pastor - Ricardo Robinson
(Centro De Vida)
Aired on Jun 29, 2022
La Armadura de Dios

El Yelmo De Salvación
¿No te has fijado que la primera cosa que uno hace al caer es cubrir su cabeza con las manos para protegerla? En el estudio de hoy, vamos a tratar sobre la quinta pieza de la armadura de Dios. No quiero que se nos olvide que, probablemente Pablo el apóstol, estaba viendo a un soldado romano cuando estaba escribiéndonos acera de la armadura de Dios, en Efesios, capítulo 6. Al pensar en lo útil que era la armadura del soldado romano, se puso a pensar en la batalla espiritual, y cómo el creyente también debe armarse si quiere ser útil al Señor.   Pablo ha llegado a la quinta pieza de la armadura, hoy. Esta pieza es la que protege la cabeza del soldado. Para el creyente, esta pieza se llama el yelmo de la salvación. Vamos a nuestro texto, en Efesios, capítulo 6, y leamos los versículos 13 al 17, dice: “Por tanto, tomad toda la armadura de Dios, para que podáis resistir en el día malo, y habiendo acabado todo, estar firmes. Estad, pues, firmes, ceñidos vuestros lomos con la verdad, y vestidos con la coraza de justicia, y calzados los pies con el apresto del evangelio de la paz. Sobre todo, tomad el escudo de la fe, con que podáis apagar todos los dardos de fuego del maligno. Y tomad el yelmo de la salvación, y la espada del Espíritu, que es la Palabra de Dios”. Al principiar el estudio de hoy, te pregunté si te habías fijado en el hecho que al caerse uno, lo primero que hace es cubrir su cabeza. ¿Por qué es que uno se cubre su cabeza; por qué uno no se cubre el corazón o el estómago? Uno cubre su cabeza, porque es ahí donde se encuentra la computadora que ejerce el control sobre los demás miembros del cuerpo. Es la computadora que nosotros llamamos: cerebro. Cuando uno tropieza, el cerebro automáticamente extiende una señal de alerta, de que el centro de control está en peligro. Por eso uno rápidamente levanta los brazos, y cubre lo mejor que puede, el centro de control, o sea, el cerebro. Imaginémonos a un soldado, entrando a lo recio de una batalla, sin protección para su cabeza. ¿Sabes? Este soldado no va a poder pelear con tranquilidad porque va a estar preocupado en proteger su cabeza. Otro importante factor, es el material del yelmo o casco protector. Si el soldado entra con un yelmo hecho de papel periódico, tampoco podrá pelear con tranquilidad. El material debe ser hecho de algo que podrá resistir los golpes del enemigo. El yelmo del cristiano es hecho de la salvación. No sabes cómo me duele, tener hermanos y hermanas en la fe, que no saben si son salvos o no. Sí, es cierto, Hay personas que dicen haber recibido a Jesús como Salvador, pero no están seguros si van a ir al cielo. Estas personas salen a la batalla espiritual sin yelmo. Satanás los ve, lanza un espadazo a la cabeza y los manda a casa, heridos e inservibles, para luchar en el ejército del Señor Jesús. Hasta la fecha no he podido comprender cómo una persona puede hablar a otra persona, de que puede ser salva, sin tener ellos mismo seguridad de su propia salvación. Si hay algo de lo que estoy seguro, es de mi salvación; y conste que no estoy seguro de ello, debido al hecho de que he sido un cristiano ejemplar, sino que estoy seguro de ello, debido a lo que Dios me ha prometido en su Palabra. Si yo no soy salvo, la Biblia es una farsa y Dios es mentiroso. ¿Por qué? Simplemente porque Él ha prometido vida eterna a todo el que cree en Cristo como Salvador. Juan 3:16, dice: “Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree (y escúchame bien) no se pierda, más tenga vida eterna”. Juan 3:36, dice: “El que cree en el Hijo tiene vida eterna; pero el que rehúsa creer en el Hijo no verá la vida, sino que la ira de Dios está sobre él”. El carcelero en Filipo preguntó a Pablo y Silas, en Hechos 16:30, “Señores, ¿qué debo hacer para ser salvo?”. Y ellos le contestaron: “Cree en el Señor Jesucristo, y serás salvo”. Dios no quiere que dudemos de la salvación en Cristo Jesús. En 1 Juan, capítulo 5, versículo 13, Él nos dice: “Estas cosas os he escrito a vosotros (¿a vosotros quiénes?) que creéis en el nombre del Hijo de Dios, para que sepáis (¿para qué sepáis qué?) que tenéis vida eterna”. Nótese que dice: Tenéis vida eterna. No dice que: tendremos, en el futuro; dice que lo tenemos ya. Tú me dices: “Pero, hermano Ricardo, yo no he podido ser perfecto en mi caminar, y otros me han dicho que he perdido mi salvación”. Puede ser que otros te hayan dicho esto, pero Dios no lo ha dicho. Lo que sucede es que otros no han aprendido que tienen una doble naturaleza; tiene la naturaleza carnal, pero ahora tienen una naturaleza espiritual, también. La carnal la recibieron cuando nacieron físicamente de sus padres; la espiritual la recibieron cuando nacieron del Espíritu de Dios. Esto es parte de la lucha que tiene el cristiano en su diario vivir; la lucha de su carne, versus, su espíritu. Pablo habla mucho de ello en Gálatas 5:16-25, la parte de nosotros que nace de Dios no puede pecar, porque es de Dios, y Dios no puede pecar. 1 Juan 3:9, dice: “Todo aquel que es nacido de Dios, no practica el pecado, porque la simiente de Dios permanece en él; y no puede pecar, porque es nacido de Dios”. No hay que confundir lo de la carne con el espíritu. Acordémonos de las palabras de Jesús, en Juan 3:6, “Lo que es nacido de la carne, carne es; y lo que es nacido del Espíritu, espíritu es”. Si el cristiano no va a cometer errores en su vida, por qué nos diría Dios en 1 Juan 2:1, “Hijitos míos, estas cosas os escribo para que no pequéis; (y escucha bien) y si alguno hubiere pecado, abogado tenemos para con el Padre, a Jesucristo el justo”. Satanás quisiera que creyéramos esta mentira. Porque sabe que viviríamos derrotados. Hermano, si tú has recibido a Jesús como tu Salvador, eres salvo, y no hay nadie quien pueda cambiarlo. Jesús prometió en Juan 10:28, “yo les doy vida eterna; y no perecerán jamás, ni nadie las arrebatará de mi mano”. Si tú eres un soldado de Jesús, ponte el yelmo de la salvación, y entra a la batalla espiritual con la plena seguridad, de que estás seguro en las manos del Señor. Satanás podrá lanzar golpe, tras golpe a tu cabeza, en vano, porque estás protegido con la salvación y nada puede penetrar ese yelmo, Dios lo dice. Es una verdadera pena, que muchos soldados se han dado por vencidos creyendo la mentira de Satanás. Están sentados en casa, con los brazos cruzados, dejando que Satanás avance con su ejército, y miles mueren diariamente y van al infierno. Si has recibido a Jesús, levántate. Ponte tu yelmo y vamos a pelear, para la gloria y honra de Dios. Vamos a orar. Padre, en estos momentos, pido que tu Espíritu hable a centenares de hermanos que están sentados en casa. Quita esa mentira de Satanás y dales la fuerza y seguridad que necesitan para avanzar. Ayúdales a ponerse el yelmo de la salvación, para que puedan luchar con seguridad, sabiendo que no hay poder que pueda quitarles la salvación. No hay quien les pueda herir en la cabeza. Ayúdales, porque te lo pido en el nombre de Jesús. Amén.
Por: Pastor - Ricardo Robinson
(Centro De Vida)
Aired on Jun 28, 2022
La Armadura de Dios

El Escudo De La Fe
Si tienes tu Biblia, te invito a ir conmigo al libro de Efesios, Capítulo 6, para leer los versículos 13 al 16. Hoy vamos a hablar de otra importante pieza de la armadura de Dios. Efesios 6:13-16, dice así: “Por tanto, tomad toda la armadura de Dios, para que podáis resistir en el día malo, y habiendo acabado todo, estar firmes. Estad, pues, firmes, ceñidos vuestros lomos con la verdad, y vestidos con la coraza de justicia, y calzados los pies con el apresto del evangelio de la paz. Sobre todo, tomad el escudo de la fe, con que podáis apagar todos los dardos de fuego del maligno”. En nuestros pasados estudios, hemos observado tres piezas de la armadura que todo hijo de Dios debe llevar puesto, para poder ir al frente de la batalla espiritual. Ya hemos estudiado del cinturón de la verdad, la coraza de justicia y el calzado del apresto del evangelio de la paz. Deseo que observemos, en estos momentos, la cuarta pieza de la armadura de Dios. El versículo 16 de nuestro texto dice: “Sobre todo, tomad el escudo de la fe, con que podáis apagar todos los dardos de fuego del maligno”. Quiero que nosotros, en primer lugar, miremos las palabras: “sobre todo”. Ahora, estas dos palabras nos indican que hay algo muy especial entre esta pieza y las otras piezas de la armadura. Pablo nos ha dicho que debemos llevar puesta toda la armadura de Dios, pero cuando se trata del escudo de la fe, Pablo insiste en que el cristiano lo lleve. Es como que si nos dijera: “Si se les va a olvidar ponerse alguna pieza de esta armadura, que no vaya a ser el escudo”. ¿Por qué es que esta pieza recibe más atención que las otras? Yo pienso que es por la función que tiene. Un escudo es la defensa mejor que un soldado puede tener; digo esto, porque el escudo puede ser extendido para repeler los golpes del contrincante, antes de que lleguen al cuerpo del soldado. Un soldado puede tener puesto un chaleco contra balas, pero no por eso se va a lanzar en lo recio de una balacera, sacando pecho como Superman; no, aunque ande su chaleco protector, va a buscar protegerse por medio de esconder su cuerpo tras de algo sólido. Así también, el soldado del ejército de Dios no va a entrar a lo recio de una batalla espiritual, retando al enemigo, como si él fuera invencible; Satanás es muy fuerte y no conviene al soldado olvidarse de ello. En cuanto al pelear, sí vamos a pelear, pero no como necios, sino usando nuestra inteligencia y confiados en el poder de Dios. Y es aquí donde entra al escenario, el escudo de la fe.   Satanás siempre lanzará flechas ardientes buscando el lugar menos protegido del cristiano, para hacerle caer en batalla, rindiéndole inefectivo para la lucha espiritual. Y quiero que sepas que Satanás conoce el punto débil de cada soldado del Señor. Si tu debilidad es el sexo, el diablo enviará sus tropas para bombardearte con todas sus fuerzas, te rodeará de revistas, películas y agentes, que están deseosos de llevar a término sus planes diabólicos; en estos momentos es que el creyente debe levantar el escudo de la fe. Si tu debilidad es el licor, te aseguro que el diablo abrirá las puertas para que puedas encontrar todo el licor que deseas, sólo para cerrarlas una vez que has caído en su trampa. Antes de que esto suceda, el soldado debe levantar su escudo. Tu debilidad podría ser cualquier cosa: la mentira, el chisme, el orgullo, la envidia, y podría seguir el resto del día, nombrando debilidades que los cristianos tenemos. Pero, sea cual sea nuestra debilidad, Satanás la conoce, y es ahí donde él lanzará sus dardos. Y no lanzará uno, lo que hará es seguir lanzando hasta que el cristiano baje la guardia. En ese momento es donde el creyente se escapa por llevar puestas las demás piezas de armadura, si es que las lleva puestas; si no, caerá herido en batalla. El escudo del cristiano es su fe. Todos sabemos que el escudo sólo será fuerte si es que el material de que está fabricado es fuerte. El escudo será tan fuerte como el material de que se compone. Sería ridículo entrar a batalla con un escudo de papel, de vidrio, de agua; las armas del enemigo pasarían tan rápido, que el soldado no sabría qué hacer. Así también, el soldado del Señor no puede darse el lujo de entrar a una batalla espiritual, con un escudo compuesto de una fe débil. Entre más fuerte es su fe, más formidable será su escudo. Eso nos trae a la pregunta y ¿Cómo puedo fortalecer mi fe? Para contestar esta pregunta, necesitamos ir a Romanos, capítulo 10, versículo 17. La Biblia dice que “la fe es por el oír, y el oír, por la palabra de Dios”. Eso sencillamente nos indica que el soldado puede aumentarle a su fe, por medio de tener una buena relación con la Biblia, la Palabra de Dios. Cada vez que el soldado se profundiza en las Escrituras, encontrará algo que fortalecerá su fe en el Señor. Hebreos 11:1 nos dice que: “la fe la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve”, es estar seguro de los que Dios ha dicho, lo que se espera, teniendo una convicción de lo que no podemos ver o palpar. O sea, creer que lo que Dios ha dicho es la verdad. Y ¿Cómo sabemos lo que Dios ha dicho? Pues por medio de su palabra, la Biblia. Quiero que escuches lo que dice Romanos 15:4, “Porque las cosas que se escribieron antes, para nuestra enseñanza se escribieron, a fin de que, por la paciencia y la consolación de las Escrituras, tengamos esperanza”. Dios nos ha dado su Palabra para que podamos tener esperanza. Nos ha dado su Palabra para ayudarnos en aumentarle a nuestra fe, por medio de creer en lo que Él nos ha dicho. Al aumentar nuestra fe, nuestro escudo se vuelve poderoso, para repeler los ataques que Satanás nos lanza a cada instante. Para que esto quede claro, quiero darte una ilustración: Supongamos que Satanás viene a un soldado nuevo, y le dice: “Tú no sirves para nada. Eres débil, y tu mente y deseo, siempre buscan el mal en vez del bien. Tú sabes que tu carne es débil y por esa razón, vas a caer en ese pecado que voy a poner delante de ti”. Ahora, si el soldado nuevo tiene una fe débil, se pone a pensar en lo que Satanás a dicho y razona que es cierto que su carne siempre busca el mal, pues se acuerda de la lucha interna que hay en sí; le hace caso a Satanás, baja su escudo, y el diablo lanza su dardo ardiente pegando en el punto no protegido. ¿Qué tenemos? Un soldado herido. Pero supongamos que el soldado hubiera sido instruido en la Palabra, Satanás hubiera lanzado el dardo, y el cristiano hubiera levantado su escudo fuerte diciendo: “Satanás, dice 1 Corintios, 10:13, que no me ha sobrevenido ninguna tentación que no sea humana, y fiel es Dios, que no me dejará ser tentado más de lo que puedo resistir, y Él me dará la salida para poder soportar”. El dardo pega contra el escudo y cae al suelo. Si quieres tener un escudo fuerte, tiene que ser fuerte tu fe. Para aumentarle a tu fe, debes creer lo que Dios dice en su Palabra. Vamos a orar. Padre, te damos gracias por nuestro estudio hoy. Señor, gracias te damos por el escudo de la fe, con el que podemos defendernos de las flechas que el enemigo nos lanzará. Ayúdanos en engrandecer nuestro escudo a diario, por medio de aumentarle a nuestra fe. Te lo pedimos en el nombre de Jesús. Amén.
Por: Pastor - Ricardo Robinson
(Centro De Vida)
Aired on Jun 27, 2022
La Armadura de Dios

El Calzado Del Evangelio
Me alegro de que puedas estar conmigo otra vez hoy, para escudriñar la Palabra de Dios. Hemos estado estudiando referente a la armadura de Dios, que todo creyente debe vestir, para poder luchar hábilmente con los poderes de las tinieblas. Si tienes tu Biblia, vamos a ir al libro de Efesios, para continuar nuestro estudio, sobre este interesante tema. Efesios, capítulo 6, versículos 12-15, dice: “Porque no tenemos lucha contra sangre y carne, sino contra principados, contra potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de este siglo, contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes. Por tanto, tomad toda la armadura de Dios, para que podáis resistir en el día malo, y habiendo acabado todo, estar firmes. Estad pues firmes, ceñidos vuestros lomos con la verdad, y vestidos con la coraza de justicia, y calzados los pies con el apresto del evangelio de la paz”. Hoy llegamos a la tercera pieza de la armadura que debemos vestir, si queremos estar bien preparados para la batalla. La primera pieza era el cinturón de la verdad. La segunda pieza era la coraza de justicia. Hoy veremos, el calzado del apresto del evangelio de la paz.   El calzado es una pieza sumamente importante para el soldado. Debemos acordarnos que cuando Pablo escribía sobre la armadura de Dios, probablemente tenía frente a él, un soldado romano. Al fijarse en la armadura, Dios trajo a su mente lo necesario para luchar con eficacia en el reino espiritual. El calzado para el soldado romano era sumamente importante, porque sus pies eran importantes. Tenemos que acordarnos que los romanos eran conquistadores del mundo entonces conocido, pero no tenían aviones, tanquetas y camiones para mover sus tropas de un lado a otro. Sus ejércitos tuvieron que llegar a sus encuentros de batalla a pie. Caminaron por horas, días, semanas y meses, para llegar a remotos lugares del imperio romano. El soldado tenía buen cuidado de sus pies, su calzado era de gran importancia. Su calzado tendría que ser de un material duradero; tendría que ser bien ajustado al pie, si fuera demasiado grande le haría tropezar y si demasiado apretado, le causaría ampollas y cayos. Su calzado traería protección al pie, pues tendría que pasar por toda clase de terrenos, entraría a fangos, subiría montañas y tendría que cruzar ríos. Sí, el calzado era una pieza de armadura sumamente importante para el soldado. Así como el soldado romano, el calzado del creyente es importante también. El versículo 15 de nuestro texto nos enseña que el creyente debe llevar puesto en sus pies “el apresto del evangelio de la paz”. Como creyentes en Cristo, debemos tener mucho cuidado de nuestros pies. Nuestra marcha será larga mientras entramos al mundo, conquistando terreno para nuestro Señor. Tendremos que pasar por fangos, campos de espinas, pedregales, selvas y lugares muy, muy peligrosos. El material de nuestro calzado tendrá que ser duradero, para aguantar la marcha y también para proteger nuestros pies; tendrá que ser ligero, permitiéndonos llegar con facilidad y rapidez a los lugares remotos donde tendremos que luchar. Ningún material podría ser mejor que el apresto del evangelio de la paz; esto es lo más apropiado para los pies del cristiano. Conste que los pies de los creyentes no tendrían la más mínima probabilidad de sobrevivir, ni siquiera a un pequeño encuentro con el enemigo; Satanás ha puesto trampas y ha hecho imposible la entrada a algunos lugares. Pero si el creyente lleva puesto el calzado del apresto del evangelio de la paz en sus pies, casi no hay nada que puede detenerle de entrar a uno a los lugares más peligrosos. Claro está, que deberá llevar puesto las demás piezas de la armadura de Dios. Ya sabemos que el cristiano debe llevar en sus pies esta valiosa pieza de armadura, pero ¿Qué es el apresto del evangelio de la paz? Buena pregunta, y ahora tenemos que despedazar parte por parte, palabra por palabra, esta pieza de armadura. En primer lugar, apresto, significa estar listo o preparado; evangelio, es las buenas nuevas; y paz, nos habla de una relación correcta con Dios. El soldado de Dios que quiere luchar diligentemente en la batalla espiritual tendrá que calzar el estar preparado para compartir la buena nueva de Jesús, para que otros puedan tener una relación correcta con Dios. Mientras que el soldado de Satanás corre para hacer maldad, el soldado de Jesús corre para hacer el bien. Proverbios 1:16 nos enseña que “los pies del enemigo corren hacia el mal y van presurosos a derramar sangre”. Proverbios 5:5 dice que “los pies del enemigo descienden a la muerte sus pasos conducen al Seol”. Pero, mientras Satanás y su ejército marchan con velocidad para destruir todo lo que Dios ha establecido para el bien del hombre, el soldado cristiano contraataca con la buena nueva de que hay esperanza para el hombre y que puede tener paz con Dios, por medio de fe en la persona de Cristo Jesús. Los pies del buen soldado cristiano corren hacia el bien, y van presurosos a propagar vida. Sus pies ascienden a la vida, sus pasos conducen al cielo, no a Seol. La única forma en que el cristiano va a triunfar en contra del enemigo es llevar la armadura apropiada. El calzado apropiado para la lucha espiritual es el apresto del evangelio de la paz; con este calzado espiritual el soldado cristiano puede marchar conra las fortalezas más invencibles de Satanás; puede entrar a lugares donde ningún otro ha podido entrar, y salir victorioso. El hombre hoy trata de entrar con el intelecto, con finanzas, con buenas obras, pero ninguno de estos calzados puede entrar donde entra el evangelio de Cristo Jesús. Mi amigo, yo llevo puesto el apresto del evangelio de la paz en mis pies; estoy aquí para luchar en contra de Satanás y el mundo, para decirte que hay esperanza para ti; estoy aquí para decirte que Jesús murió por tus pecados y que hoy vive. Si tú te arrepientes de tu maldad y aceptas el sacrificio que Él hizo por ti en la cruz del calvario y le invitas a entrar en tu corazón para ser tu Salvador y Señor, Él entrará, te perdonará y te dará vida eterna en este mismo momento; tendrás paz con Dios. Satanás no quería que tú escucharas esto, pero Dios, por medio de este siervo, ha hecho que este mensaje te llegara. Yo estoy aquí para decirte que hoy puedes librarte de Satanás, sólo tienes que arrepentirte, y poner tu fe en Jesucristo. Dile: Señor Jesús, yo soy pecador, pero en este momento me arrepiento de todos mis pecados pasados, presentes y futuros, y te acepto como mi único Salvador. Entra en mi corazón, te lo pido ya, Amén. Y si tú haces esto creyendo, yo te prometo, por la autoridad de la Biblia, que serás salvo. Hazlo ya. Vamos a orar. Padre, gracias te doy por ayudarme a llegar hasta este lugar. Te pido que ayudes a mi amigo en tomar la decisión correcta de aceptar a Cristo en este momento. Gracias por no permitir que Satanás estorbara la presentación de este mensaje. Gracias por el calzado del apresto del evangelio de la paz, que nos permite cruzar las barreras del diablo. Ayúdame a mí y a mis hermanos, de siempre vestir toda tu armadura. Te lo pido en el nombre de Jesús. Amén.
Por: Pastor - Ricardo Robinson
(Centro De Vida)
Aired on Jun 24, 2022
La Armadura de Dios

La Coraza De Justicia
Vamos a abrir nuestra Biblia, el libro de Efesios, y vamos a leer en el capítulo 6, los versículos 10 al 14. ¿Ya tienes la cita? Efesios 6:10, muy bien, leamos: “Por lo demás, hermanos míos, fortaleceos en el Señor, y en el poder de su fuerza. Vestíos de toda la armadura de Dios, para que podéis estar firmes contra las asechanzas del diablo. Porque no tenemos lucha contra sangre y carne, sino contra principados, contra potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de este siglo, contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes. Por tanto, tomad toda la armadura de Dios, para que podáis resistid en el día malo, y habiendo acabado todo, estar firmes. Estad, pues, firmes, ceñidos vuestros lomos con la verdad, y vestidos con la coraza de justicia”. Hasta aquí vamos a leer, porque deseamos detenernos en la segunda pieza de la armadura del creyente, para meditar un poco sobre su significado.   En nuestro estudio pasado, vimos la primera pieza de armadura: el cinturón de la verdad. Y hoy, vamos a estudiar acerca de: la coraza de justicia. Acordémonos que Pablo, al escribir de la armadura del cristiano, probablemente tendría frente a él, un soldado romano, y está haciendo una comparación entre la batalla física y espiritual, además, de la armadura de ese soldado con la que debe portar el hijo de Dios. Para poder luchar efectivamente contra Satanás y su ejército de demonios. Al ver Pablo la coraza brillante que protegía el tronco del soldado, la cual protegía los golpes lanzados a su corazón y entrañas, escribió acerca de la justicia de Dios. ¿Por qué es importante que el creyente lleve puesto la justicia de Dios? Conste que Satanás no anda con rodeos. Una vez que el soldado baje la guardia, el diablo se lanzará directo a su corazón para quitarle la vida. Si el soldado no tiene puesto su coraza de justicia, será herido grandemente. La coraza podría compararse al chaleco contra balas que usan los policías hoy día. Sólo que la coraza era hecha de un material más pesado, y trataban de darle forma de un cuerpo bien ejercitado. Aunque fuera gordo o flaco el soldado, la coraza con su forma de un pecho musculoso y un estómago bien tallado, le hacía verse un enemigo formidable. Además de esto, el metal con que se hacía la coraza era un metal al cual se le podía dar brillo. Antes de entrar a batalla, los soldados pasaban buen rato, dándole brillo a sus corazas. Al enfrentarse al enemigo en el sol del día, su coraza reflejaría los rayos del sol, cegando al contrincante y haciendo difícil, un ataque con precisión. Aquello debe haber sido algo impresionante.  Ver a cientos de soldados con su brillante armadura, marchando a un mismo paso hacia el enemigo. Ahora, regresemos a la coraza del creyente. Pablo dice: “Y vestidos con la coraza de justicia”. Hace unos segundos, hice la pregunta: ¿Por qué es importante que el soldado creyente lleve puesto la justicia de Dios? Pablo no dice: “Justicia de Dios”, sino sólo dice: “Justicia”. Pero tenemos que ver que la verdadera justicia, es únicamente la justicia de Dios. Nuestra justicia, ni sería material para protección, ni brillaría. Isaías 64:6, dice: “Si bien todos nosotros somos como suciedad, y todas nuestras justicias como trapo de inmundicia”. Yo no sé de ti, pero yo por lo menos, no deseo entrar a una batalla en contra de Satanás, enrollado en un montón de trapos podridos para proteger mi ser. La espada de Satanás pasaría por esos trapos, como si fueran tela de araña. Yo no tendría esperanza de sobrevivir. El diablo hundiría su espada en lo profundo de mi corazón, dejándome totalmente incapacitado para pelear. Pero no así con la justicia de Dios; no hay arma que traspase la justicia de Dios. Y en cuanto a brillantez, ni necesita del sol, pues la justicia de Dios es más brillante que el sol. ¿Cómo podemos vestir la coraza de justicia? El soldado se pone la coraza de justicia en el momento que recibe a Jesús como su Salvador. Desde ese momento, Satanás no puede herirle mortalmente. Puede herirle e incapacitarle para servicio a Dios, pero no puede matarle ni enviarle al infierno. ¿Por qué? Porque no hay arma que pueda penetrar la justicia de Dios, para llegar a los órganos vitales del creyente en Cristo. Quiero leerte unas porciones referentes a la justicia, en Romanos capítulo 3, versículos 21 al 27, y después haremos unos comentarios para terminar nuestro estudio hoy. Voy a saltar algunas palabras porque sólo quiero leer lo que es pertinente al estudio de hoy. Escucha: “Pero ahora, aparte de la ley, se ha manifestado la justicia de Dios. La justicia de Dios, por medio de la fe en Jesucristo, para todos los que creen en Él, siendo justificados gratuitamente por su gracia, mediante la redención que es en Cristo Jesús, a quien Dios puso como propiciación por medio de la fe en su sangre, para manifestar su justicia, con la mira de manifestar en este tiempo su justicia, a fin de que Él sea el justo, y el que justifica, al que es de la fe de Jesús”. Cuando el individuo recibe a Jesús en su corazón, ese individuo es hecho justicia de Dios por su fe que ha puesto en Cristo. Ya Satanás no puede tocarle para quitarle la vida. Puede herirle en otra parte de su cuerpo, pero no en una parte para causarle la muerte. ¿Por qué puede uno tener la justicia de Dios por medio de Jesús? Porque Cristo hizo el máximo sacrificio para justificarnos delante de Dios. 2 Corintios 5:21, dice: “Al que no conoció pecado, por nosotros lo hizo pecado, para que nosotros fuésemos hechos justicia de Dios en él”. Jesús que nunca pecó, vino a morir como pecador en nuestro lugar. Y al recibirle nos presentamos delante de Dios, en la justicia de Él mismo. Al presentarnos en batalla contra Satanás, no nos protegemos con nuestras buenas obras, las cuales son trapos de inmundicia, sino con la justicia de Dios. Cada esfuerzo que Satanás hace para traspasar nuestro corazón es frustrado, pues su espada se encuentra siempre con la potente coraza de la justicia de Dios. Mi amigo, quizás tú no llevas puesto esta pieza de armadura. Quizás cuando Satanás venga en tú contra, te encuentre sin protección. La coraza de religión no resistirá la cortadura de su espada. La coraza de buenas obras y buenas intenciones, no detendrán su lanza aguda. Tú necesitas la coraza de justicia. Si no estás protegido, ¿por qué no aceptas a Cristo en este momento? Al recibirlo en tu corazón, serás hecho justicia de Dios en Él; es tan sencillo, sólo debes reconoces que eres pecador, y que tu justicia no le va a hacer. Debes arrepentirte de tu forma de ser y pedirle a Jesús que entre en tu corazón, y te perdone de todos tus pecados. Recíbele como tú Salvador, y la justicia de Dios, será tuya. ¿Quién dice? Dios lo dice. Y entonces podrás levantar tu cabeza, sacar el pecho y entrar a la batalla contra Satanás ¿Lo harás? Si lo haces, te aseguro que no te arrepentirás; si no lo haces, te arrepentirás por toda la eternidad. Vamos a orar. Padre, en estos momentos me uno con todos tus hijos, para pedir que ayudes a nuestro amigo a comprender la verdad de lo que estudiamos hoy. Te damos gracias por la coraza de justicia que nos protege. Ayúdanos a luchar con fuerza en contra del enemigo, para tu honra y gloria. En el nombre de Jesús, te lo imploramos. Amén.
Por: Pastor - Ricardo Robinson
(Centro De Vida)
Aired on Jun 23, 2022
La Armadura de Dios

El Cinturón De La Verdad
En nuestro estudio hoy, llegamos a la primera pieza de armadura que debemos vestir, si queremos salir victoriosos en nuestros encuentros con poderes de las tinieblas. En los dos estudios pasados, vimos como nuestro enemigo Satanás pelea, y que, si vamos a tener una esperanza de vencerle, tendremos que llevar puesto, una armadura muy especial. ¿Cuál es esa armadura? Pues, vamos a leer de ella en nuestro texto. Efesios 6:10-18, quiero que leamos todo el pasaje para refrescar nuestra memoria. Efesios, capítulo 6, versículos 10 al 18; leamos: “Por lo demás, hermanos míos, fortaleceos en el Señor, y en el poder de su fuerza. Vestíos de toda la armadura de Dios, para que podáis estar firmes contra las asechanzas del diablo. Porque no tenemos lucha contra sangre y carne, sino contra principados, contra potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de este siglo, contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes. Por tanto, tomad toda la armadura de Dios, para que podáis resistid en el día malo, y habiendo acabado todo, estar firmes. Estad, pues firmes, ceñidos vuestros lomos con la verdad, y vestidos con la coraza de justicia, y calzados los pies con el apresto del evangelio de la paz. Sobre todo, tomad el escudo de la fe, con que podáis apagar todos los dardos de fuego del maligno. Y tomad el yelmo de la salvación, y la espada del Espíritu, que es la Palabra de Dios; orando en todo tiempo con toda oración y súplica, por todos los santos”. Regresemos al versículo 14, y vamos a familiarizarnos con la primera pieza de armadura. Dice: “Estad, pues, firmes, ceñidos vuestros lomos con la verdad”. Quiero que nos detengamos aquí, por unos segundos, para hablar de un asunto muy importante.   ¿Sabías tú, que hay personas que hubieran leído el texto, así como nosotros, sin sacarle ningún provecho? No es suficiente leer la Biblia; uno debe estudiar la Biblia. Jesús dijo: “Escudriñad las Escrituras”. Por ejemplo, ¿cuántas personas leyeron las palabras: ceñidos vuestros lomos? y siguieron adelante sin saber lo que esa frase significa. Yo seré sincero en decirte que yo antes lo he leído, pero sin detenerme a pensar en su significado; de veras, ¿qué significa? Por esta misma razón, es que la Biblia no tiene importancia en la vida de muchos hoy. Nuestro mundo es una carrera de ratas, todos corriendo de aquí para allá, y la mayoría sin saber dónde va. No tienen tiempo para detenerse unos momentos para escuchar a Dios. No tienen tiempo para reflexionar sobre el verdadero significado del vivir. Y mientras todo esto sucede, el diablo se ríe, y anima en correr aún con más rapidez; y el hombre le hace caso, sin darse cuenta que corre hacia su destrucción y ruina. Ahora, regresando al tema: “Ceñidos vuestros lomos”, es como decir: Amarrados los pantalones. Sí, hermano, amárrate el pantalón. ¿Por qué? Porque vamos a entrar a batalla. No sé por qué, pero al leer este versículo, me viene a la mente el famoso Cantinflas. Siempre usaba los pantalones tan bajos en la cintura, que uno siempre estaba a la expectativa de cuándo se le iban a caer. Ya nos imaginamos a Cantinflas, en lo recio de una batalla, con una mano en su espada y la otra agarrada del pantalón, para que no se le caiga. Y esto es exactamente lo que le pasa al cristiano cuando entra a batalla contra Satanás y no lleva bien amarrado su pantalón con el cinturón de la verdad. Sólo que en su caso, ya no es asunto de risa; si alguien se ríe, es únicamente Satanás. Me acuerdo que al principio de casado, mi esposa y yo vivíamos en un dormitorio de un instituto bíblico. Y había un espacio entre los muros y el techo, y de vez en cuando, los murciélagos entraban para tomar residencia. Ya sabes cómo son las mujeres, ¿verdad? Pues, un día me salí del baño con una toalla, después de una ducha, y encontré a mi esposa gritando a todo pulmón, porque un murciélago estaba volando alrededor de su cabeza. Inmediatamente agarré una escoba y comencé a golpear al aire, tratando de pegarle al pobre murciélago. En una de esas, me aburrí de estar haciendo tanta cosa y tiré un golpe con toda mi fuerza, y el pobre murciélago se murió, pero de risa pues en todo eso se me había olvidado que andaba únicamente una toalla y al hacer fuerza con las manos, la toalla se me había caído. Rápidamente me olvidé del pleito con el murciélago y me puse a recoger mi toalla. Y fue un evento bastante embarazoso; pero ¿qué tiene que ver esto con nuestro estudio hoy? Tiene mucho que ver, pues el soldado que no lleva puesto el cinturón de la verdad se verá en la misma situación que yo, con la excepción de que su situación, no será una situación de risa. El cinturón de la verdad es la pieza de la armadura que ata a nuestros cuerpos, las armas que usamos para luchar en contra del enemigo. Todo lo que hacemos debe basarse en la verdad, y cuando estamos bien fajados en la verdad, nos sentimos seguros, y podremos luchar con más fuerzas. Muchos cristianos hoy no están seguros de lo que creen. No se han amarrado los pantalones y por eso su lucha es débil. El apóstol Pablo nos enseña que debemos seguir la verdad en amor, para crecer en todo aquel que es la cabeza, esto es Cristo. Esto nos trae a otro problema: ¿qué es la verdad? En realidad, la pregunta no debiera ser ¿qué es la verdad? Si no: ¿quién es la verdad? Y en cuanto a esto, no hay ninguna duda, Jesús es la verdad. En Juan 14:6, Jesús mismo dijo: “Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí”. La persona que no tiene a Jesús no tiene la verdad; está en tinieblas. Uno no puede ser soldado de Jesús y vestir su armadura, sin primero conocerle como Salvador de su alma. ¿Por qué? Porque Jesús es la verdad. Sería un grave error tratar de pelear con Satanás y su ejército satánico, sin estar parado en la verdad. Si vas a pelear con el diablo, necesitas estar seguro de conocer personalmente a Jesús como tú Salvador; si no, te aseguro que vas a perder. Cada cristiano debe ceñirse con la verdad, antes de pelear con la mentira. Hechos 19:13-16, nos da el relato de unos hombres que intentaron luchar contra el diablo en el nombre de Jesús, pero sin haber tenido un encuentro personal con Él. No conocían a Jesús como Salvador. Ellos se encontraron con un hombre que tenía un espíritu malo, y trataron de echarlo diciendo: “Os conjuro por Jesús, el que predica Pablo. El espíritu les dijo: “A Jesús conozco, y sé quién es Pablo, pero vosotros quiénes sois”. Luego la Biblia dice que el espíritu saltando sobre ellos, dominándolos pudo más que ellos, de tal manera que huyeron de aquella casa, desnudos y heridos; fueron vencidos. ¿Por qué conocían a Jesús y a Pablo, y a ellos no? Porque Jesús es el Hijo de Dios. Conocían a Pablo porque Jesús moraba en su corazón, y estos hombres no tenían la verdad en sus corazones y Satanás lo sabía; los venció. Si vamos a luchar con eficacia en contra de Satanás, debemos asegurarnos de llevar puesto el cinturón de la verdad; sino vamos a tener problemas, por no estar bien armados. Vamos a orar. Padre, ayúdanos a comprender la importancia de esta pieza de armadura. El cinturón de la verdad es tan vital para poder vencer al enemigo. Si no llevamos este cinturón, nuestra eficacia será grandemente perjudicada. Ayúdanos a pararnos siempre en la verdad. Te lo pedimos en el nombre de Jesús. Amén.
Por: Pastor - Ricardo Robinson
(Centro De Vida)
Aired on Jun 22, 2022
La Armadura de Dios

La Armadura De Dios
Estamos estudiando acerca de la armadura de Dios. En nuestro primer estudio vimos que todo creyente, tiene un enemigo común: Satanás. Ahora, Satanás es fuerte y muy astuto, y ningún cristiano puede hacerle frente en su propia fuerza. El creyente se haría un gran mal, si intentara ir a solas en contra del diablo; no hay dudas de quién saldría victorioso. Entonces, ¿Cómo se supone que el creyente luche en contra de tan fuerte contrincante? Únicamente lo puede hacer si lleva puesto toda la armadura de Dios. Porque sólo así puede entrar a batalla contra el enemigo y salir victorioso. Pero ¿Por qué tiene que ser la armadura de Dios? Es así, porque sólo la armadura de Dios puede resistir lo que Satanás lanzará al creyente. Satanás nunca ha peleado de acuerdo a las reglas. Satanás es rudo y sucio. Estudia bien al humano y conoce cada uno de sus puntos débiles. Nunca peleará con honor. Sus ataques serán sucios y siempre en el preciso momento en el que uno baja la guardia. Por eso es que él ha tenido tanto éxito en la vida del ser humano. Primero agarra la confianza de uno, y luego ¡pum! Pega su golpe bajo. Y lo triste es que el hombre nunca aprende, pues, permite que Satanás le engañe vez tras vez.   Alguien me preguntó el otro día, que ¿Por qué pensaba yo que Satanás y sus demonios no aparecen tal y como son? La sencilla razón es que, si Satanás y sus demonios se manifestaran visualmente al hombre, el hombre se daría cuenta del error de su camino y buscaría a Dios, y eso no le conviene a Satanás. Por lo consiguiente, siempre se quedará en lo oscuro, tratando con la mente del hombre, mintiéndole y engañándole, para llevarle consigo a su destrucción total. Debes acordarte que, si el diablo se presenta a alguien, si sus demonios se presentan a alguien va a ser de una manera atractiva y maravillosa. Para darte cuenta de esto, no hay más que ver los anuncios de los vicios que Satanás produce para matar al hombre. Cuando vemos los anuncios de cigarros, no veremos a una persona con un tubo saliendo de su garganta para poder ayudarle en hablar, ya que tuvieron que operarle debido al cáncer producido por el cigarro; no veremos a una persona con una tos continua. ¡No! lo que veremos es a un grupo de jóvenes bien parecidos, alegrándose en una fiesta. Y ¿Por qué están tan contentos? Pues, por la alegría que les trae el humo entrando por a pulmones. Al ver los anuncios de la cerveza, no veremos el cuadro de un niño que padece hambre, porque su padre malgastó su sueldo en cervezas para todos sus amigos. No veremos al hombre tirado en el suelo, en su propio vómito, producto de lo que consumió. ¡No! Lo que veremos es una pareja bien controlada y gozándose de la tranquilidad del trago. Cuando vemos algo que induce al sexo, no será una foto de un joven muriéndose de Sida. ¡Claro que no! Y ¿Por qué no? Porque a Satanás no le conviene mostrar la verdad, por eso. Cuando Satanás y sus demonios vienen al hombre, vendrán con apariencia de algo bueno. Escucha lo que dice 2 Corintios 11:14 y 15 “Y no es maravilla, porque el mismo Satanás se disfraza como ángel de luz. Así que, no es extraño si también sus ministros se disfrazan como ministros de justicia”. ¿Te fijas? Satanás no vendrá de manera repulsiva o repugnante. Primeramente, se vestirá como él sabe que la persona le gusta, y su primera impresión será buena. Una vez que ha ganado la confianza de la persona, le traicionará. En la mayoría de los casos ya es demasiado tarde cuando esto sucede y el golpe traicionero del diablo, es mortal. Regresemos ahora, a la pregunta, pero ¿Por qué la armadura de Dios? Imagínate un incendio. Tenemos un edificio enorme que está siendo consumido por las grandes llamas. Vienen los bomberos, sacan unas grandes mangueras y comienzan a echarles gasolina al fuego. Inmediatamente tú me dices: “¿gasolina? Eso no debe de echarse al fuego, eso sólo va a complicar la situación”. Y tú tienes razón, sería totalmente ilógico echar gasolina a un fuego para apagarlo. La gasolina sólo hará que el fuego arda con más fervor. Ahora, tú me preguntas ¿Por qué la armadura de Dios? Pues, porque sería ilógico usar cualquier otra armadura. ¿Acaso vamos a poder vencer al pecado y la maldad con un armamento carnal? ¡Nunca! la carne sólo complica las cosas; sólo hará arder con más fervor el fuego. Notemos nuevamente al enemigo. Regresemos a nuestro texto en Efesios, capítulo 6, para leer el versículo 12; quiero que pienses bien a lo que vamos a enfrentarnos como siervos del Señor. Dice el versículo 12: “Porque no tenemos lucha contra sangre y carne, sino contra principados, contra potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de este siglo, contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes”. Si nuestra lucha fuera con algo carnal, podríamos usar metralletas,  bombas, granadas, lanza llamas y cualquier otra cosa para poder vencer. Pero las armas que acabo de mencionar no tienen ningún efecto contra principados, potestades y gobernadores de las tinieblas. Todas estas cosas que mencioné son espirituales, y no podemos luchar contra lo espiritual con armas físicas o carnales. Si vamos a pelear con eficacia en contra de Satanás y su ejército poderoso, vamos a necesitar una armadura especial; una armadura que el mundo nunca ha visto, la armadura de Dios. Claro está, que el mundo se reirá de nosotros; ellos seguirán en su intento de alcanzar la paz por medios humanos, haciendo a un lado las armas que realmente son eficientes. Pero nunca lograrán la paz; nunca triunfarán. ¿Por qué? Porque ellos desconocen, o porque quieren ignorar, el hecho de que hay un poder más alto que gobierna los asuntos del mundo. El Evangelio y la realidad de las cosas está lejos de su entender. 2 Corintios 4:3 Y 4, nos dan el por qué, dice: “Pero si nuestro evangelio está aún encubierto, entre los que se pierde está encubierto; en los cuales el dios de este siglo cegó el entendimiento de los incrédulos, para que no les resplandezca la luz del evangelio de la gloria de Cristo, el cual es la imagen de Dios”. Si, Satanás ha vendado los ojos del hombre para que no vea la verdad. El hombre anda ciego, haciendo las cosas a tientas, buscando su propia destrucción y ruina. La armadura de Dios les suena ridículo. Seré sincero en decirte, que yo también no entiendo, por qué Satanás tiembla, cuando el Hijo de Dios se arrodilla ante el Padre Celestial en oración. Pero, sí sé que tiembla. Yo no sé por qué un simple estudio de la Biblia pone en acción a Satanás, pero sé que él hará todo lo posible, para que un estudio bíblico no se lleve a cabo. Yo no entiendo por qué uno puede sentarse por horas viendo el televisor sin interrupciones, pero apenas uno se sienta para leer la Palabra, parece que todo el mundo se vuelve loco. Aunque la armadura de Dios suene ilógica para el hombre, es lo único a lo cual Satanás teme, por eso es que él no quiere que estudiemos la Biblia, o que oremos con nuestros Padre Celestial, o que testifiquemos a un amigo; todas estas cosas, le hacen daño. No quiero que te olvides de esto: Lo único que puede ayudar al cristiano a vivir una vida victoriosa en este mundo, es la armadura de Dios. Tú puedes ponerte otra armadura, pero será sin efecto contra los poderes espirituales de Satanás. Para pelear con lo espiritual, se necesita una armadura especial: la armadura de Dios. Vamos a orar. Padre, podríamos viajar por todo el mundo, comprando piezas de armaduras muy valiosas, pero no servirían de nada, cuando se trata de luchar contra el diablo y su ejército. Señor, te pedimos que nos hagas comprender, que no tenemos que saber cómo es que tu armadura trabaja, si no que sólo tenemos que entender que sí trabaja, y ponérnosla para ser victoriosos. Padre, ayúdanos a dejar lo carnal, para vivir bajo el espíritu, y así tener victoria, tras victoria, para tu honra y gloria. Te lo pedimos en el nombre de Jesús, Amén.
Por: Pastor - Ricardo Robinson
(Centro De Vida)
Aired on Jun 21, 2022
La Armadura de Dios

Reconociendo Al Enemigo
La vida del cristiano es una vida difícil, a menos de que uno aprenda a vivir de acuerdo a la voluntad de Dios. Es difícil porque el enemigo común de todo cristiano trabaja noche y día, tratando de destruir su vida, para que no pueda ser útil en el servicio de Dios. Vamos a comenzar una serie de estudios, tomando como nuestro punto de referencia Efesios 6:10-18. Si tienes tu Biblia, quiero que vayamos a nuestro texto para leer. Efesios 6:10-18, leamos: “Por lo demás, hermanos míos, fortaleceos en el Señor, y en el poder de su fuerza. Vestíos de toda la armadura de Dios, para que podáis estar firmes contra las asechanzas del diablo. Porque no tenemos lucha contra sangre y carne, sino contra principados, contra potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de este siglo, contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes. Por tanto, tomad toda la armadura de Dios, para que podáis resistir en el día malo, y habiendo acabado todo, estar firmes. Estad, pues, firmes, ceñidos vuestros lomos con la verdad, y vestidos con la coraza de justicia, y calzados los pies con el apresto del evangelio de la paz. Sobre todo, tomad el escudo de la fe, con que podáis apagar todos los dardos de fuego del maligno. Y tomad el yelmo de la salvación, y la espada del Espíritu, que es la Palabra de Dios; orando en todo tiempo con toda oración y súplica en el Espíritu, y velando en ello con toda perseverancia y súplica por todos los santos”.   En esta serie de estudios, vamos a intentar comprender lo importante que es para el cristiano, vestir toda la armadura de Dios. Antes de continuar, quiero que leamos el versículo 11, una vez más; dice; “Vestíos de toda la armadura de Dios, para que podáis estar firmes contra las asechanzas del diablo”. Tenemos que comprender, que, si somos creyentes en Cristo, somos hijos de Dios. Y si somos hijos de Dios, el enemigo de nuestro Padre Celestial llega a ser nuestro enemigo. Ya sabemos que el archienemigo de Dios es Satanás. Llegó a ser así, después de que Satanás intentara ser igual a su Creador. Isaías 14:12-15, nos relata el evento, dice: “¡Cómo caíste del cielo, oh Lucero, hijo de la mañana!”, hablando de Satanás, “Cortado fuiste por tierra, tú que debilitabas a las naciones. Tú que decías en tu corazón: Subiré al cielo; en lo alto, junto a las estrellas de Dios, levantaré mi trono, y en el monte del testimonio me sentaré, a los lados del norte; sobre las alturas de las nubes subiré, y seré semejante al Altísimo. Mas tú derribado eres hasta el Seol, a los lados del abismo”. Satanás era una de las creaciones más bellas del Padre. Tan tremendo era su aspecto que tenía por nombre Lucero, hijo de la mañana. Pero Satanás no estuvo contento con su posición; en su orgullo quiso ser igual a Dios, y Dios tuvo que correrlo de su presencia. De hecho, Satanás ha seguido con ese orgullo de querer ser igual a Dios, y hoy día tiene muchos seguidores. Ha intentado, con mucho éxito, hacer creer al hombre, de que el hombre puede ser su propio dios, y de que el Creador ni siquiera existe. Ha tratado de usar esa táctica desde el principio. La primera mención que tenemos de ello es en el libro de Génesis, acercándose a Eva, la primera mujer, le dijo: “¿Conque Dios os ha dicho? No comáis de todo árbol del huerto”. Eva contestó: “Del fruto de los árboles del huerto podemos comer, pero del fruto del árbol que está en medio del huerto dijo Dios: No comeréis de él, ni le tocaréis, para que no muráis”. Satanás mintiendo, tentó y animó a la mujer, diciéndole: “No moriréis; sino que sabe Dios que el día que comáis de él, serán abiertos vuestros ojos, y seréis como Dios, sabiendo el bien y el mal”. Ya sabemos lo que sucedió, ¿verdad? Eva, queriendo ser como Dios, aceptó la mentira de Satanás. Comió del fruto que Dios había prohibido y pecó. Satanás no ha cambiado su táctica. Siempre vive atacando al hombre, tratando de hacerle creer que él puede ser Dios y que no tiene necesidad de un ser Supremo. El ataque del diablo, en contra del cristiano es tan fuerte, porque el creyente sabe la verdad. Teniendo la verdad en boca del cristiano, vuelve a ser problemático para el diablo. Entonces, ¿Qué es lo que hace? Pues tiene que tratar de callar el testimonio del creyente, y si logra hacerlo, ¿Quién aceptará la palabra de dicho cristiano? Muchos cristianos piensan que al recibir a Cristo el diablo ya no los molestará; tal pensar es falso. Porque al recibir a Cristo el diablo tratará con doble esfuerzo, en la vida del nuevo creyente. Es así porque, si esa nueva criatura en Cristo llega a madurar en las cosas de Dios, será problema grave para la causa de Satanás y su ejército de demonios. Apocalipsis 12:10 nos dice que, Satanás “acusa a los hermanos día y noche, delante de Dios”. En el 1 capítulo de Job vemos que “Satanás rodea la tierra, andando por ella”. Y 1 Pedro 5:8, nos dice: “Satanás nuestro adversario, como león rugiente, anda alrededor buscando a quien devorar”. Me acuerdo años atrás, de un joven que recién había recibido a Cristo, y quien estaba luchando fuertemente, por la causa de Cristo, en el pueblo en que vivíamos. De repente observé, que había faltado a varios servicios. Me preocupé por él y decidí ir a visitarle para ver qué ocurría. Al llegar a su casa, me saludó con cariño. Yo le dije que estaba preocupado por él, y le dije que nos hacía falta en la iglesia. Lo que me contestó, me dejó aturdido por unos momentos; me dijo: “Hermano Ricardo, pienso que ya no voy a regresar a la iglesia. Cuando estaba visitando a los servicios y hablando a todos de Cristo, todo me iba mal. Mis padres me corrieron de la casa, mis amigos no querían tener nada que ver conmigo y la vida me era muy difícil de llevar. Ahora ya no hablo de Cristo, he regresado a casa, mis amigos hablan conmigo y todo va bien. De todos modos, sigo leyendo la Biblia. No creo que sea necesario estar sufriendo, cuando estoy bien así, como estoy”. Hice todo lo que pude para convencerle de que, ahora no tenía problemas, porque estaba exactamente donde Satanás le quería. ¿Por qué le iba a molestar el diablo, si él no estaba haciendo guerra? Lo que pasa es que él se había dado por vencido, Satanás le había convencido y Oswaldo nunca regresó a los servicios. Satanás no es un enemigo cualquiera, es un enemigo de gran astucia, es un enemigo digno de respeto. Aun los más elevados del reino celestial le tienen respeto. Judas, versículo 9, nos dice que “aún el arcángel Miguel, cuando contendía con el diablo, disputando con él por el cuerpo de Moisés, no se atrevió a proferir juicio de maldición contra él, sino que dijo: El Señor te reprenda”. En Mateo 4:1-11 vemos que el diablo tentó al mismo Señor Jesucristo, y que nuestro Salvador le habló con cierto tono de respeto. ¿Por qué es tan aventado el diablo? Porque él mismo sabe que su tiempo es corto; sus horas son contadas. Apocalipsis 12:12, dice: “Por lo cual alegraos, cielos, y los que moráis en ellos. ¡Ay de los moradores de la tierra y del mar! porque el diablo ha descendido a vosotros con gran ira, sabiendo que tiene poco tiempo”. Puedes asegurarte de que él no quiere ir solo al infierno. Buscará llevar consigo a todos los que pueda. Por eso es que ataca constantemente a los creyentes. Él no quiere que ellos den un testimonio que puedan convencer a otros, de la necesidad que tienen de un Salvador, Jesucristo. ¿Cómo podemos vencer a tan excelente y adiestrado rival? Únicamente con la armadura de Dios. El tiempo se nos ha ido, y espero que estés conmigo en el próximo estudio. Ya veremos el por qué, debemos llevar toda la armadura de Dios Vamos a orar. Padre, el pensar en nuestro enemigo, trae algo de preocupación a nuestro corazón. ¿Cómo podemos luchar, contra tan fuerte contrincante? Nosotros somos débiles. Pero es entonces que nos acordamos que no es con espada, ni con ejército, sino con tu Santo Espíritu; y entonces el temor desaparece. Ayúdanos a vivir siempre dentro de Tú voluntad; ayúdanos a llevar puesta Tú armadura. Enséñanos, porque te lo pedimos en el nombre de Jesús. Amén.
Por: Pastor - Ricardo Robinson
(Centro De Vida)
Aired on Jun 20, 2022
Oración

Pecado No Confesado
Este es nuestro último estudio sobre errores comunes en cuanto a la oración. El propósito de este estudio no ha sido criticar tu manera de orar, sino ayudarte a orar mejor. He realizado este estudio contigo con el fin de que Dios te hará ver algún área donde tus oraciones necesitan ser fortalecidas y habiendo logrado esto, espero que puedas alcanzar todo lo que Dios quiere que logres a través de la oración. Como texto para nuestro estudio, hemos usado Santiago 4:2 y 3, dice: “No tenéis lo que deseáis, porque no pedís. Pedís, y no recibís, porque pedís mal, para gastar en vuestros deleites”. Ahora, esta declaración nos muestra dos verdades grandes. En primer lugar, nos enseña que Dios está listo para contestar nuestras oraciones. En segundo lugar, nos enseña que, Dios no nos dará lo que pedimos, si pedimos mal. Y por esa razón es que hemos hecho esta serie de estudios. Queremos corregir los errores de nuestro orar para poder pedir correctamente. Quiero que miremos nuevamente la lista de errores comunes que hemos visto en los pasados cuatro estudios. El primer error que vimos fue que la mayoría de las personas ni siquiera oran. Dios quiere que le pidamos, pero que le pidamos a través de una comunicación con Él. En segundo lugar, vimos que no somos específicos en nuestro orar. Demasiadas veces nosotros oramos en términos generales: debemos especificarnos. En tercer lugar, vimos que muchas veces no somos sinceros en nuestro orar. Cuando oramos, debemos orar con el corazón. En nuestro pasado estudio, vimos que existen veces cuando oramos con un espíritu equivocado. Para que Dios conteste nuestras oraciones, nuestro espíritu tiene que estar de acuerdo con el Espíritu Santo. En el estudio de hoy, quiero que observemos que es un error tratar de presentarnos a Dios con una petición, si existe pecado que no hemos confrontado en nuestras vidas. Dios, no va a tolerar pecado, pero perdonará gratuitamente a aquel quien confiesa sus pecados a Él. Quiero que vayas conmigo al Antiguo Testamento, para que comprobemos lo que acabo de decir. Queremos probar, que es un error el tratar de orar, a menos de que hayamos confesado sinceramente nuestros pecados, y hayamos obtenido el perdón de nuestro Padre Celestial. Vamos a ir al libro de los Salmos; busquemos el capítulo 66, y el versículo 18, dice: “Si en mi corazón hubiese yo mirado a la iniquidad, el Señor no me habría escuchado”. Pienso que sería imposible aclarar este asunto de una manera más sencilla. La Biblia es tan clara en lo que nos dice. La persona que tiene pecado en su vida, y no lo quiere soltar, cierra las ventanas del cielo en cuanto a lo que se refiere a sus oraciones. Es Dios quien ha dicho esto; debemos creerlo y actuar de acuerdo a ello. Al tener pecados no confesados en nuestra vida, Él no nos va a escuchar. Así que debemos confesar nuestros pecados a Él, y resolver en nuestros corazones, no volverlos a cometer. Entonces podremos orar sabiendo que Dios nos oirá. Dejemos el libro de los Salmos, y vamos al libro de Isaías. Quiero que leamos en el capítulo 1, versículos 11 al 15. Prestemos mucha atención a lo que nos dice, escucha: “¿Para qué me sirve, dice Jehová, la multitud de vuestros sacrificios? No me traigáis más vana ofrenda; el incienso me es abominación; luna nueva y día de reposo, el convocar asambleas, no lo puedo sufrir; son iniquidad vuestras fiestas solemnes, vuestras lunas nuevas y vuestras fiestas solemnes. Las tiene aborrecidas mi alma; me son gravosas; cansado estoy de soportarlas. Cuando extendáis vuestras manos, yo esconderé de vosotros mis ojos; asimismo cuando multipliquéis la oración, yo no oiré”. Ahora, esta es una declaración trágica. Israel estaba ofreciendo los mismos sacrificios que Dios les había mandado que ofrecieran, pero ahora Él estaba rechazándolos. Israel intentó acercarse a Dios en oración, pero Dios rehusó escucharle. Israel levantó sus manos en súplica, pero Dios quitó su vista. Y ¿por qué? Dios lo explica: “llenas están de sangre vuestras manos”. Esto simplemente significa que Israel tenía pecado y no estaba listo para confesarlo y abandonarlo, y debido a ello, Dios rehusó contestar sus oraciones, ni siquiera aceptó sus actos de adoración. No es asunto de que Dios es frío para con el hombre; no es asunto de que Él no quiere perdonar al hombre; es todo lo contrario. En el versículo 18 del mismo capítulo 1 de Isaías, Dios dice a Israel: “Venid luego, y estemos a cuenta: si vuestros pecados fueren como la grana, como la nieve serán emblanquecidos; si fueren rojos como el carmesí, vendrán a ser como blanca lana”. Dios quería perdonar los pecados de Israel, lo que pasa es que Israel quería servir a Dios y al mismo tiempo seguir en el pecado, y esto es algo que Dios no permite. Israel mismo era culpable de que Dios no escuchara sus oraciones. En otra ocasión Dios dijo, en Isaías 59, versículos 1 y 2: “He aquí no se ha acortado la mano de Jehová para salvar, ni se ha agravado su oído para oír; pero vuestras iniquidades han hecho división entre vosotros y vuestros Dios, y vuestros pecados han hecho ocultar de vosotros su rostro para no oír”. Eso es sólo una confirmación de los que nos dice el Salmos 66:18, “Si en mi corazón hubiese yo mirado a la iniquidad, el Señor no me habría escuchado”. Saltemos ahora al profeta Miqueas, este profeta repitió el mismo tema cuando escribió esas palabras en su capítulo 3, versículo 4, dice: “Entonces clamaréis a Jehová, y no os responderá; antes esconderá de vosotros su rostro en aquel tiempo, por cuanto hicisteis malas obras”. En otras palabras, Dios no escucharía sus oraciones porque ellos querían continuar en sus pecados. El libro de Proverbios está lleno de dichos sabios. Este libro también muestra la misma verdad. En Proverbios 1, versículos 24 al 31, Dios reprende a la nación escogida diciendo: “Por cuanto llamé y no quisisteis oír, extendí mi mano, y no hubo quien atendiese, sino que desechasteis todo consejo mío y mi reprensión no quisisteis. Entonces me llamarán y no responderé; me buscarán de mañana y no me hallarán. Por cuanto aborrecieron la sabiduría, y no escogieron el temor de Jehová, ni quisieron mi consejo, y menospreciaron toda reprensión mía, comerán del fruto de su camino, y serán hastiados de sus propios consejos”. Todo esto nos describe a las personas que hacen a un lado a Dios, para hacer lo que a ellos les da la gana. Como resultado Dios les ignorará cuando oran a Él. Es cosa seria guardar pecados en nuestra vida, porque nos separa de la presencia de Dios. Si crees que estas son palabras fuertes, escucha lo que dice Proverbios 28:9, dice: “El que aparta su oído para no oír la ley, su oración también es abominable”. Piensa en eso, la persona que está viviendo en pecado, al orar, no recibe respuesta, pues su oración es una abominación a Dios. Acordémonos de que estamos viendo errores en referencia a nuestro orar, no para desanimarnos, sino para corregir nuestros errores y tener oraciones más efectivas. Acabamos de hablar acerca del pecado en nuestras vidas y decir que el pecado perjudicará nuestra vida de oración. Entonces ¿qué es lo que podemos hacer? Bueno, 1 Juan 1:9, nos enseña que “Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad”. Vamos a orar. Padre, gracias te damos por el estudio de hoy. Ayúdanos a comprender el daño que nos hacemos a nosotros mismos, cuando guardamos pecados no confesados en nuestras vidas. Padre, ayúdanos a corregir cada uno de los errores que nosotros hemos estudiado en esta serie, así nosotros podemos ser mejores guerreros de oración. Te lo pedimos en el nombre de Jesús. Amén.
Por: Pastor - Ricardo Robinson
(Centro De Vida)
Aired on Jun 17, 2022
Oración

Razones Equivocadas
He leído de hombres y mujeres cuyas vidas estaban marcadas por los resultados que obtuvieron sus oraciones. Aparentemente Dios estaba esperando que oraran, y que cuando lo hacían, Él se deleitaba en contestarles. Yo deseo vivir esa clase de vida; yo quiero que Dios conteste mis oraciones. En realidad, creo que todos los que son hijos de Dios quieren esta clase de vida. Y por eso es que tú y yo, hemos estado estudiando de errores comunes, en cuanto a la oración, con el fin de señalar algunos errores y corregirlos, para poder tener una oración más efectiva.   Hemos llegado al cuarto estudio sobre este tema. Quiero que observemos hoy, lo que hace el tener un espíritu equivocado cuando oramos. O sea, que quiero que miremos el daño que causa a nuestro orar, el no tener un espíritu correcto con Dios. Veamos algunos ejemplos. En primer lugar, quiero que observemos lo que sucede, si entramos a la oración con un espíritu de egoísmo. El apóstol Santiago puede darnos una ayuda concerniente a esto. Para principiar, Santiago nos recuerda la importancia de la oración diciendo: “No tenéis lo que deseáis, porque no pedís”. Hay tantas cosas que Dios nos daría, si tan sólo se lo pidiéramos. No recibimos porque no pedimos. Después de esto, Santiago se dirige a aquellos que dicen: “Pero yo he orado y Dios no me ha contestado”. Él les dice en Santiago 4:3, “Pedís, y no recibís, porque pedís mal, para gastar en vuestros deleites”. Esto simplemente indica que la persona que pide para satisfacer sus deseos carnales no recibirá su petición de Dios. Dios no nos dará lo que queremos, sino lo que necesitamos. Dios no está en el negocio de suplir placeres personales, sino suplir necesidades. Hay un mundo de diferencias entre placeres y necesidades, y el comprender esto, podría cambiar en gran manera la forma en que nosotros oramos. El ignorar asuntos espirituales, perjudicarán nuestras oraciones. Cuando estamos faltos de entendimiento concernientes a asuntos espirituales, no podremos orar efectivamente. El apóstol Pablo lo aclara de esta manera en Romanos 8:26, “pues qué hemos de pedir como conviene, no lo sabemos”. Eso sencillamente recalca el hecho de que no sabemos orar como deberíamos. Si el ignorar asuntos espirituales perjudica nuestra vida de oración, cómo podemos vencerlo. Bueno, nuestra esperanza está en las palabras de las Sagradas Escrituras. Romanos 8:26 también dice: “El espíritu nos ayuda en nuestra debilidad; el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos indecibles”. Seguimos leyendo el versículo 27; el 27 nos dice: “El que escudriña los corazones sabe cuál es la intención del Espíritu, porque conforme a la voluntad de Dios intercede por los santos”. Dios está tan listo para contestar nuestras oraciones, que aún nos da a su Espíritu Santo, para ayudarnos a orar correctamente. Cualquier persona puede orar efectivamente, si tiene al Espíritu de Dios ayudándole y debemos animarnos en devotar nuestras vidas a la oración. Si no sabemos orar, sólo tenemos que pedir a Dios que nos ayude y Él lo hará. Otra cosa que perjudicará nuestras oraciones, son actitudes no espirituales. Hay una declaración en la Biblia que muchos han mal interpretado. En el capítulo 6 de Efesios, después de darnos una descripción de la armadura del cristiano, Pablo nos anima con las siguientes palabras: “Orando en todo tiempo, con toda oración y súplica en el Espíritu, y velando en ello con toda perseverancia y súplica por todos los santos”. Quiero que notes las palabras que indican que debemos orar en el Espíritu; ¿qué significa esto de orar en el Espíritu? Bueno, algunos nos quieren decir que esto significa que uno debe orar por medio de emitir sonidos estáticos que no pueden ser entendidos; es lo que ellos llaman: lenguas desconocidas. ¿Hace la Biblia una distinción entre oraciones que pueden ser comprendidas en el idioma del ser humano y oraciones en sonidos que no pueden entenderse? ¿Está enseñando la Biblia que el orar en español es inferior a hablar en jerigonza? ¿Nos está recomendando la Biblia que busquemos una forma más elevada de oración como lo dicen ciertas personas? Mi respuesta es: No. Tenemos que reconocer que la palabra Espíritu, en este versículo, está escrita con una “E” mayúscula, indicando que está hablando del Espíritu Santo. El versículo nos está diciendo que debemos orar bajo la dirección y el control del Espíritu de Dios. ¿Por qué? Simplemente porque el Espíritu Santo de Dios nos ayuda en presentar nuestras peticiones a Dios, de una manera en que a Él le agrada, así como lo dice Romanos 8:26. Orar en el Espíritu, no es más que estar sujeto al liderazgo del Espíritu Santo. Oraciones que no son del corazón, que están bajo del control del Espíritu, son carnales y mayormente no tienen efecto. En vista de todo esto, el entrar a la oración, cuando hacemos esto, debemos pedir al Espíritu Santo de Dios que Él nos ayude, y yo te aseguro que Él lo hará. La impenitencia es un espíritu que perjudicará nuestro orar. Quiero que vayas conmigo al Salmos división 66 y versículo 18, para leer algo concerniente a tener un espíritu no penitente, dice: “Si en mi corazón hubiese yo mirado a la iniquidad, el Señor no me habría escuchado”. Iniquidad es tener una disposición de caminar siempre hacia el pecado. Corazón se refiere en este versículo, al centro de la personalidad. Se refiere a la mente, las emociones, la voluntad de uno. En vista de esta descripción, esto es lo que el salmista nos está diciendo. Si yo considero a cualquier actitud o acción perversa como algo de gran importancia, de manera que no lo quiero soltar de mí ser interior, entonces Dios no escuchará mis oraciones. Ojalá esto no sea lo que está pasando contigo. Ojalá no tengas guardado en tu ser algún pecado favorito que no quieras soltar. Si es así, allí está la razón por lo que Dios no escucha tus oraciones. Debemos acordarnos que Dios no jugará con el pecado. El pecado en nuestra vida es dañino a nuestra salud espiritual. Es algo que Dios no va a tolerar. El pecado en nuestras vidas invalidará nuestras oraciones y no tendrán efecto alguno. Debemos arrepentirnos de todo corazón antes de orar, y prepararnos para no vivir en pecado, si es que queremos tener una vida efectiva en cuanto a la oración. ¿Sabes qué? Podríamos seguir con esta lista y discutir sobre asuntos como considerar la voluntad de Dios, falta de fe, ser negligente en cuanto a la Palabra, tener un espíritu de amargura contra otra persona y etcétera; digo que podríamos, porque todas estas cosas son asuntos que perjudican a la oración. Pero espero que lo que hemos estudiado hoy, nos abrirá suficientemente la mente, para poder comprender que hay cosas que perjudican nuestro orar y que si no quitamos estas cosas de nuestra vida, y no seguimos la dirección de Dios en nuestra vida, estaremos cometiendo un grave error, pues nuestras oraciones, en estas circunstancias, no serán contestadas por Dios. De una cosa sí podemos estar seguros, si hay algún problema en cuanto a nuestro orar, el problema es nuestro y no de Dios. Y si queremos que Él nos escuche y que conteste nuestras oraciones, vamos a tener que corregir el error, y aún en eso, podemos contar con la ayuda de Dios para poder ser victoriosos. Vamos a orar. Padre, gracias por ayudarnos en nuestras debilidades. Te pedimos que nos perdones por nuestra falta de orar. Sabemos que si hay un problema Padre, que el defecto está en nosotros y no en ti. Ayúdanos, Padre, nosotros queremos ser verdaderos guerreros de oración. En el nombre de Jesús, te lo pedimos. Amén.
Por: Pastor - Ricardo Robinson
(Centro De Vida)
Aired on Jun 16, 2022
Oración

Falta De Sinceridad
Voy a confesarte un error que he encontrado en mi propia vida de oración. Dios me ha hecho ver que hay veces cuando he orado sin ser sincero. He orado muchas veces porque sé que debo orar. O sea, que he orado porque ha sido mi responsabilidad, y no porque he deseado hacerlo de corazón. Han habido muchas veces cuando he estado en un servicio y mi mente estaba lejos de lo que estaba sucediendo en el servicio. De repente he oído mi nombre, y me doy cuenta de que me han pedido que dirija en oración a la congregación. En realidad, lo debiera hacer, es decir: “Hermano, discúlpame, pero mi mente estaba en otra parte”. Pero no he hecho eso. Oro, pero me doy cuenta de que, en verdad, no estoy comunicándome con Dios. Nadie más se dio cuenta, pero yo sí y Dios también.   Eso nos trae al tercer error que cometemos al orar. Muchas veces no oramos con un espíritu de sinceridad. Demasiadas veces nuestras oraciones son formales, sólo son palabras emitidas de nuestra boca, en vez de ser sentimientos de nuestro corazón. Tales oraciones no tienen sentido, pues no logran ningún objetivo. Imaginémonos a dos actores. El drama que nos van a presentar se trata de dos enemigos. Uno de ellos, expresa su odio por el otro, con palabras fuertes y abusivas. Ahora, la verdad es que estos dos pueden ser amigos. Ninguno de los dos dañaría al otro en la vida real. Y esa es una buena ilustración de lo que sucede cuando uno ora con la boca, pero no con el corazón. Eso es lo que debemos aplicar a nuestras oraciones para acabar con el error de orar insinceramente. El decir palabras es muy diferente a orar con el corazón. Otra vez, la falta de sinceridad en nuestro orar es un grave error. Quiero que tomemos unos momentos para ver ejemplos de algunas oraciones que faltan sinceridad. Mayormente oraciones no sinceras, son hechas para impresionar a otros con nuestra habilidad de orar; o sea, que son para exhibición pública y no para comunión con Dios. Lo peor del caso, es que estas clases de oraciones son usadas para encubrir pecados. Jesús amonestó en contra de tales oraciones. El habló de los hipócritas que devoraban las casas de las viudas y como pretexto, hacían largas oraciones. Jesús dijo que ellos recibirían mayor condenación. Dios odia a los que oran usando la oración para disimular que son santos y que tienen una buena comunión con Él. Él amonesta en Isaías 1:15, “Cuando extendáis vuestras manos, yo esconderé de vosotros mis ojos; asimismo cuando multipliquéis la oración, yo no oiré; llenas están de sangre vuestras manos”. Jesús dijo que el hombre que ora en público para ser visto por los hombres es un hipócrita. Jesús enseñó que el orar en privado con Dios, es mejor. Al orar en privado, de corazón sincero, expondremos nuestras peticiones y Dios nos contestará. Quiero recalcar en el hecho de que Dios no está en contra de orar en público, de ninguna manera. Él nos ha enseñado a orar los unos por los otros, pero sí rechazará la oración que es para alabanza de los hombres, y no para la gloria de Él. Las oraciones que no vienen de un corazón sincero tienen falta de un ingrediente especial, que Dios busca en el que ora. Quiero que leas conmigo en Santiago, 5:16, dice: “Confesaos vuestras ofensas unos a otros, y orad unos por otros, para que seáis sanados. La oración eficaz del justo puede mucho”. Esta es la clase de oración que trae resultados. Es una oración poderosa y dinámica ¿Qué clase de oración es? La Biblia dice que es la oración eficaz del justo. Ahora, ¿qué es lo que significa esto? Significa que es una oración honesta, sincera y ferviente. Es una oración que sale del corazón de un hombre que ama a Dios y a su prójimo. Es la oración de un hombre conmovido de corazón, que desea el bienestar de otros ¡Que Dios nos libre de oraciones que no salen del corazón! Quiero que notemos también, la clase de hombre que hace este tipo de oración que recibe contestación de Dios. El versículo nos dice que es un hombre justo. El hombre que va a orar y recibir respuesta a su oración es el hombre justo. El que quiere recibir contestación de Dios a su oración debe buscar estar bien con Dios. ¿Qué tipo de oración tienen tú?  ¿Oras con la boca, o con el corazón? ¿Son sinceras tus oraciones? Para poder orar con sinceridad tendremos que meditar antes de orar. Necesitamos pensar en las bendiciones que Dios nos ha dado y anotarlas para darle gracias. Debemos ser sinceros en nuestro agradecimiento. Necesitamos considerar nuestros fracasos desde la última vez que oramos. Debemos hacer una lista de cosas en las cuales hemos afligido al Espíritu Santo, y así podremos ser sinceros al confesar nuestras ofensas a Dios. Necesitamos pensar en nuestras necesidades personales, sean materiales o espirituales. Debemos aprender a distinguir entre necesidades y deseos. Hagamos una lista de esas necesidades y presentémosla delante de Dios, pero con toda sinceridad. Necesitamos pensar en nuestros amigos y familiares. Puede ser que algunos ya hayan aceptado a Cristo y otros no. Oremos sinceramente por la salvación de ellos y por sus necesidades individuales. Necesitamos pensar en Dios, en quién es, en lo que ha hecho y en lo que significa para nosotros. Pensemos en nuestra mente, todas las descripciones que la Biblia nos da acerca de Dios; pensemos en lo mucho que Él nos ama. Y después de hacer todo esto, adorémosle de corazón, con toda sinceridad. La oración no es como una tienda a la cual entramos para examinar la mercancía, pero sin intenciones de comprar. La oración es algo serio que envuelve el escudriñar del corazón, el esperar a Dios y presentar peticiones específicas, hablando de los intereses más profundos que uno tiene con Dios. Ese es el tipo de oración que es una bendición y que trae bendición a otros. La oración que es falta de sinceridad, es una multitud de palabras inservibles, y esa no es la manera en que tú y yo, queremos orar. Al orar, debemos dirigirnos a Dios, y hablar con Él como si estuviéramos hablando con nuestro mejor amigo. No es necesario que usemos términos religiosos ni palabras brillantes; no tenemos que usar mucha palabrería ni repetir lo mismo una y otra vez. Simplemente debemos usar palabras ordinarias que usamos en nuestro diario conversar. Debemos exponer honestamente a Dios nuestro preocupar y los sentimientos de nuestro corazón. Debemos ser específicos, entrando a detalles. Y cuando oramos, debemos acordarnos de esta promesa de Dios que se encuentra en Jeremías 29, versículos 13 y 14, que nos dicen: “Y me buscaréis y me hallaréis, porque me buscaréis de todo vuestro corazón, y seré hallado por vosotros, dice Jehová”. Vamos a orar. Padre, perdónanos por las veces en que hemos orado sólo para que otros pudieran oír y estar impresionados con nuestra forma de orar. Discúlpenos por no ser sinceros y por no orar de corazón; hemos cometido un grave error al hacer esto. Y sabemos que tú no oirás, y mucho menos contestarás tales oraciones. Perdónanos y enséñanos a orar efectivamente, porque te lo pedimos en el nombre de Jesús. Amén.
Por: Pastor - Ricardo Robinson
(Centro De Vida)
Aired on Jun 15, 2022
Cómo Casarse con la Pareja Correcta

La Persona Que Dios Tiene Para Ti
Hemos estado estudiando el asunto de cómo seleccionar al compañero correcto para el matrimonio. Hemos visto algunos principios bíblicos y prácticos que pueden ser de gran valor en llevar a término esta importante búsqueda. Pienso, que el privilegio más grande en respecto a todo esto, es el hecho de que podamos contar con la ayuda de Dios para tomar este paso tan serio. Sería una verdadera lástima no tomar en cuenta a Dios en esta decisión.   Hasta hoy hemos visto cuatro principios para ayudarnos. En primer lugar, vimos que se debe buscar a una persona que comparta la misma fe que uno. Es importante que la persona sea de la misma persuasión doctrinal que uno. En segundo lugar, uno debe buscar una persona que tiene un amor sincero y maduro. En tercer lugar, uno debe buscar una persona que ayudará a mantener el hogar cristiano. En cuarto lugar, vimos que, uno debe buscar una persona que comprenda el valor del dinero, y que ayudará a mantener a toda la familia con el presupuesto que tiene. Ahora llegamos a nuestro quinto y último estudio de esta serie. Hoy quiero que miremos la necesidad de buscar a la persona que Dios tiene preparada para uno. Este principio se basa sobre la verdad de que Dios tiene a alguien preparado para ti. Dios quiere que uno se case con esa persona. Por otro lado, el diablo tiene alguien preparado también. Si uno se casa con la persona que Dios ha indicado, uno tendrá una vida alegre, de crecimiento y de bendición a otros. Pero si uno se casa con la persona que Satanás ha preparado, tendrá una vida de tristeza y gran conflicto. Por eso es tan importante que uno busque a la persona que Dios le tiene preparado. Uno debe casarse en el Señor. En el capítulo 7, de 1 de Corintios, después de haber visto al matrimonio desde varios puntos de vista, Pablo llega a discutir el re-matrimonio de una mujer que había llegado a ser viuda, al morir su marido. En el versículo 39, Pablo dice: “Pero si su marido muriere, libre es para casarse con quien quiera, con tal sea en el Señor”. Ahora, este texto, nos sugiere varias verdades. En primer lugar, que está bien que una persona se case si su compañero matrimonial se muere. Y, en segundo lugar, que una viuda se puede casar con quien quiera, con tal de que se asegure que sea en el Señor. Ella debe tener la aprobación de Dios, y eso es un principio demasiado importante. Te digo con toda sinceridad que hay muchos matrimonios hoy, que Dios no los ha aprobado. Uno debe hacer un esfuerzo para encontrar a la persona que Dios tiene preparado para uno. Yo aconsejo a jóvenes a rehusar entrar a un noviazgo con una persona que Dios no aprueba. Uno nunca sabe con quién o de quién se va a enamorar. El enamorarse de alguien que no califica como buen compañero matrimonial cristiano, es cometer un grave error, y lo que le espera adelante, es un camino de mucho dolor. Lo triste, es que no se puede esperar la bendición de Dios, porque Él no estuvo de acuerdo desde el principio, y tú lo sabías. Quiero decirte que el cristiano debe casarse con un cristiano. Pobres de aquellos que se casan con un incrédulo. Grande es el dolor que les espera. Es el deber de los padres guiar a los hijos en el camino del Señor. Ellos deben ayudar al hijo en su noviazgo, ayudándole ver con quien y con quien no debe ser novio. Deben dirigir al hijo en buscar a alguien de su propia religión. Esto lo hará, no porque tienen prejuicios sino, porque saben de las divisiones que causará en el futuro. Uno debe orar seriamente concerniente a su matrimonio. Uno no debe andar libremente por un noviazgo, enamorarse y después llegar a Dios para pedirle que Él apruebe, sin haber consultado anteriormente. Aún antes de entrar a un noviazgo, uno debe orar y pedir la dirección de Dios sobre el asunto. Esto debe hacerse antes de enamorarse, o sea, antes de sentir fuertes emociones por alguien. Hay que tener mucha cautela, cuidado. En realidad, hay tres peticiones que uno debe presentar a Dios en referencia a su matrimonio. En primer lugar, uno debe pedir a Dios que le ayude a encontrar la persona que a Él le agrade. Pídele que te identifique a esa persona; no es tan difícil como suena. Sólo dile a Dios: “Padre, yo quiero tener un hogar cristiano. Quiero que la persona con quien me case me ayude a tener tal hogar. Yo quiero que Tú seas honrado en mi matrimonio y en mi casa. Quiero que tú me señales a la persona indicada para que esto se realice, y yo esperaré hasta que Tú me digas, y me hagas sentir con quién he de casarme”. Después de hacer esta petición, sigue adelante con tu vida. Se amistoso y congeniar; comparte tu vida con las personas que viene a ti, y un día, vendrá la persona que Dios te señalará. Él te hará saber que esta es la persona que Él ha preparado para ti. Y cuando te cases, habrá felicidad porque sabrás que Dios aprueba lo que has hecho. En segundo lugar, uno debe pedir a Dios que le señale cuándo ha de casarse. A veces uno entra demasiado rápido a un matrimonio, únicamente porque ambos partidarios desean estar juntos. Uno debe buscar la mente de Dios en esos momentos, y deben tomar en cuenta la edad que tienen, si ya terminaron sus estudios escolares, si ya tienen su profesión o negocio y si ya tienen madurez espiritual. Ninguna persona debiera casarse sin el consejo extensivo de un cristiano maduro.  La relación de un matrimonio es tan íntima y duradera, que uno debe considerar mucho lo que está haciendo. Uno debe estar preparado para tomar ese paso tan importante. Uno no debe lanzarse al matrimonio así a la ligera. Así como hay una persona apropiada que Dios tiene preparada para ti, así también hay un tiempo apropiado; no te desesperes. Busque a Dios, y Él te indicara el momento apropiado. En tercer lugar, uno debe pedir a Dios, si Él desea que tú te cases o no. Hay ciertas personas que no deberían entrar al matrimonio. La razón podría ser física, emocional, mental o espiritual. No importa cuál de estas sea la razón, sí es cierto que hay personas que no deben entrar al matrimonio. Y mi consejo es este: si vas a casarte, primero asegúrate de que Dios aprueba cada paso que das. Esto puede ser doloroso al principio, pero al final te espera la felicidad y el gozo al saber que Dios está contigo en la decisión que has tomado, bajo la dirección de Él. Uno debe hacer que su matrimonio sea un testimonio de su fe, en Cristo Jesús. Esto también involucra tres cosas. En primer lugar, que tengas un noviazgo puro y honrado. El hacer las cosas a la carrera, es señal de una falta de madurez. Que tu noviazgo sea algo ejemplar. No abuses y no te tomes libertades que no te pertenecen. Que otros miren que ambos quieren agradar a Dios en su noviazgo. En segundo lugar, debes tener un casamiento cristiano. Que un ministerio cristiano lea los votos que van a tomar. Que un hombre de Dios pida al Padre Celestial que derrame sus bendiciones y protección sobre tu nuevo hogar. Que los cantos y la alegría sean asunto de dar testimonio a todos los que asisten, del deseo que ambos tienen de tener a Dios en todo lo que hacen. En tercer lugar, dediquen su matrimonio y hogar a Dios. Aún en la ceremonia nupcial, sería bueno que la pareja orara en público, entregando su matrimonio a Dios, enfrente de todos esos testigos. Si no has estado tomando en cuenta a Dios en todo esto, estás cometiendo un grave error. El Salmos 127:1, dice: “Si Jehová no edificare la casa, en vano trabajan los que la edifican”. Vamos a orar. Padre, muchas veces no te tomamos en cuenta en nuestros asuntos. Perdónanos y ayúdanos a estar conscientes de que Tú debes y quieres estar involucrado en cada fase de nuestra vida. Padre, ayúdanos a tomas nuestras decisiones basadas sobre tu voluntad. Porque te lo pedimos en el nombre de Jesús. Amén.
Por: Pastor - Ricardo Robinson
(Centro De Vida)
Aired on Jun 10, 2022
Oración

Peticiones Generales
Yo me crie en un pueblo pequeño llamado Catarina, en el departamento de Masaya, Nicaragua. Era un pueblo que tenía una población de dos mil personas. Mis padres fueron a Nicaragua cuando yo era pequeño, para servir como misioneros, y tengo muchos gratos recuerdos de ese lugar. Me acuerdo que la primera experiencia significativa que tuve con la oración fue en ese lugar. En nuestra iglesia se habían, formado células de oración, y había ciertas noches a la semana, cuando yo me unía con los hermanos de una célula para orar. Eran momentos de mucha emoción, en los cuales abríamos nuestros corazones a Dios, pidiendo ser ayudados para levantar la obra. Fue en ese lugar donde aprendí a orar por cosas específicas.   Anteriormente, yo pedía que Dios salvara a la humanidad, que bendijera a todos sus siervos, que todas sus iglesias marcharan adelante, y que sanara a todos los enfermos. Al pasar del tiempo, me di cuenta que mis oraciones no eran muy personales. Yo oraba en general por todos. Al estudiar el asunto me di cuenta, de que estaba cometiendo un grave error. Estamos estudiando acerca de errores que cometemos al orar, no para que nos desanimemos, sino que podamos corregir lo malo y así poder orar con más eficacia. Hoy deseo que nosotros miremos el error que cometemos al orar con peticiones generales, tales como: “Señor, salva a todos los perdidos, bendice a todos los pobres, consuela a todos los quebrantados de corazón, etcétera”. Conste que el que ora de esta manera, lo puede estar haciendo de todo corazón, con toda sinceridad, y con gran honestidad. Pero quiero señalar algunas cosas que me han ayudado a mí, y que me han hecho ver la necesidad de hacer peticiones específicas y no generales. Ahora, ¿Qué hay de malo en hacer peticiones en general?, ¿qué hay de malo en hacer peticiones indefinidas, pidiendo bendiciones en forma general, pero sobre nadie en particular? Bueno, en primer lugar, peticiones indefinidas revelan una falta de preocupación por otros, delante de Dios. Indica que en nuestro corazón no hay un deseo sincero para el bienestar de otros. Si tú entraras en un restaurante, no le dirías al mesero: “Tráeme comida”. Serías específico; tú le dirías: “Quiero un bistec; quiero pescado; quiero una ensalada; o quiero un caldo”. Serías específico, porque sólo tú sabes las comidas que te gustan. ¿Por qué vamos a ser indefinidos cuando oramos? Somos así, porque en realidad no nos interesan las necesidades particulares de quienes nos rodean. Si mi hijo estuviera enfermo, yo no llamaría a mi doctor para decirle: “Doctor, espero que puedas ayudar a los enfermos”. ¡Claro que no! Le diría: “Doctor, mi hijo está enfermo. Sus síntomas son esto, esto y esto. ¿Puedes recetarme una medicina, o necesito llevarlo al hospital?” Ahora, ¿por qué sería yo tan específico? Porque se trata de mi hijo y estoy sumamente preocupado por su bienestar. El orar en general muchas veces indica, una falta de interés por otras personas. En segundo lugar, cuando no oramos específicamente, indicamos que desconocemos la voluntad de Dios. Si no podemos pedir a Dios específicamente por necesidades específicas, estamos señalando que no sabemos lo que Dios hará en ciertas situaciones. Yo he oído a algunos, orar de esta manera: “Padre, si es tu voluntad, salva a los perdidos” ¿Qué es lo que queremos decir con tal petición? La Biblia nos enseña claramente, en 2 Pedro 3:9, que “Dios no quiere que ninguno perezca, sino que todos vengan al arrepentimiento”. Y no debemos añadir las palabras: “Si es tu voluntad” a cosas que Dios claramente nos ha señalado como su voluntad. En tercer lugar, una petición indefinida indica que no hemos alcanzado madurez espiritual. No podemos decir que somos maduros espiritualmente, si no podemos hacer peticiones específicas y oramos en términos generales. Las oraciones encontradas en la Biblia son específicas, positivas y muy definidas. Gedeón pidió que un día el vellón estuviera mojado, y la tierra alrededor seca. Al día siguiente, pidió lo contrario. El asunto es que su petición fue específica. Josué pidió que Dios detuviera el sol. Jesús hablo de un hijo pidiendo pan o pescado a su padre. Si, las oraciones que nosotros encontramos en la Biblia son oraciones específicas y cuando pedimos a Dios que nos conteste oraciones específicas, estamos siguiendo el ejemplo que la Biblia nos da y debemos hacer esto, confiando en que Él nos contestará. Para poder orar más específicamente, el creyente puede hacer tres cosas. En primer lugar, puede escudriñar las Escrituras para encontrar la voluntad de Dios. Esto le dará una dirección definida. El creyente podrá ver lo que otros han pedido y las peticiones que Dios ha contestado. Podrá ver los principios de la oración y de esta manera, orar con plena confianza y fe. En realidad, no hay sustituto para la oración que se basa en las Escrituras. En segundo lugar, el creyente debe orar desde lo profundo de su corazón. No debe orar, o sentir que sus oraciones son una carga o responsabilidad, debe orar porque quiere orar, y no porque es su deber. Cuando el creyente ve la necesidad de otros, y ora porque desea ver resuelto los problemas de otros, entonces sus oraciones serán específicas. Muchas personas usan una lista de oración; yo en lo personal uso una lista. Debemos tener cuidado de no llegar a ser fríos, únicamente mencionando nombres en nuestras oraciones, pero si no, debemos sentir en el corazón por las personas por quienes estamos orando. Al orar por cada uno de los que están en nuestra lista, debemos concentrarnos en ellos y pedir de corazón, sino no sólo estamos lanzando nombres al aire. En tercer lugar, el creyente puede pedirle al Espíritu Santo que le guíe en la oración, para que pueda pedir correctamente. ¿Por qué? Porque eso es parte del ministerio de Espíritu Santo. Romanos 8:26, dice: “Y de igual manera el Espíritu nos ayuda en nuestra debilidad; pues qué hemos de pedir como conviene, no lo sabemos, pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemido indecibles”. Como podemos ver en este versículo, nuestro problema es doble. En primer lugar, no sabemos pedir como conviene. Y, en segundo lugar, no sabemos la manera en que debemos orar; sin embargo, el bendito Espíritu Santo, quien mora en todo creyente, nos ayuda por medio de mostrarnos cómo debemos orar. Mi hermano, tú y yo, debemos ser específicos en nuestras oraciones. Dios está esperando con su gran poder, listo para contestar las oraciones de los que oran de corazón. Jesús dijo en Juan 14:13 y 14, “Y todo los que pidieres al Padre en mi nombre lo haré, para que el Padre sea glorificado en el Hijo. Si algo pidieres en mi nombre, yo lo haré”. En el libro de Mateo, capítulo 7, versículo 7, encontramos estas palabras animadoras: “Pedid, y se os dará; buscad, y hallaréis, llamad, y se os abrirá. Porque todo aquel que pide, recibe; y el que busca, halla; y al que llama, se le abrirá. Pues si vosotros siendo malos, sabéis dar buenas dádivas a vuestros hijos, ¿cuánto más vuestro Padre que está en los cielos dará buenas cosas a los que le pidan?”. Hagamos a un lado el orar en general, y hagamos peticiones específicas. Corrijamos este error que tenemos, y aprendamos a orar efectivamente. Vamos a orar. Padre en estos momentos te pedimos que nos des un deseo profundo de orar correctamente. Señor, nuestro mundo hoy día se ha vuelto frío. Hoy cada quien piensa en sí mismo. Y Padre, ayúdanos a pensar un poco más en las necesidades de otros y un poco menos en nuestras necesidades. Te lo pedimos en el nombre de Jesús. Amén.
Por: Pastor - Ricardo Robinson
(Centro De Vida)
Aired on Jun 14, 2022
Oración

El No Orar
Una de las cosas más importantes para el creyente, es la oración. En lo más profundo de tu corazón, quiero que pienses en la cualidad de tu vida personal, en cuanto a la oración. Me imagino que vas a querer saber el por qué esto me interesa a mí, y tu deseo de saber, tiene validez. La razón por la cual yo estoy interesado es porque la Biblia me enseña, que el vigor de tu vida espiritual será en exacta proporción al lugar que la Palabra de Dios y la oración tienen en tu vida. Por eso es que te pregunto: ¿Cómo va tu vida de oración?   Sabes, la oración es el centro de nuestra vida religiosa. La oración se relaciona con lo que creemos y con nuestro comportamiento también; nuestro orar se basa en nuestra teología y se relaciona con nuestra ética; indica nuestro concepto de Dios y nuestra relación con Él. ¿Por qué? Porque la oración es la manera en que nos comunicamos con nuestro Dios. La manera en que oramos indicará la relación que tenemos con Dios. Jesús creyó en la oración, lo practicó y enseño al hombre cómo orar. En realidad, a menos de que tengamos una buena vida de oración, no nos podemos llamar verdaderos discípulos del Maestro Divino. Dios ha prometido muchas veces, dar contestación a nuestras oraciones. El contestará la oración de cualquier creyente, en cualquier tiempo y en cualquier lugar. Esto es suficiente motivo para que pensemos mucho tiempo en orar cada día. La verdad es que la gran mayoría de los creyentes, consideran que la oración es una carga, en vez de una bendición. Lo tienen como un problema, en vez de un placer. Esta manera de pensar se debe a varias cosas. Una de las cosas que causan este punto de vista son los errores que uno comete al orar. Quiero que estudies conmigo, en los próximos cinco estudios, algunos errores comunes, que nosotros cometemos al orar. Además de esto, quiero que encontremos en la Biblia, un remedio para no volver a cometer estos errores. Para nuestro primer estudio, quiero que nos enfoquemos en el hecho de que casi no oramos y este es el primer error que cometemos. Nuestra falta de orar es la equivocación más grande que nosotros podríamos cometer. Quiero que abras tu Biblia conmigo, al libro de Santiago, capítulo 4, para que leamos los versículos 1 al 3. ¿Ya lo tienes? Leamos, “¿De dónde vienen las guerras y los pleitos entre vosotros? ¿No es de vuestras pasiones, las cuales combaten en vuestros miembros? Codiciáis, y no tenéis; matáis y ardéis de envidia, y no podéis alcanzar; combatís y lucháis, pero no tenéis lo que deseáis, porque no pedís. Pedís, y no recibís, porque pedís mal, para gastar en vuestros deleites”. Quiero que te fijes especialmente en las palabras: “pedís y no recibís porque pedís mal”. Esto es tan importante, por la sencilla razón de que hay tantas cosas que Dios está dispuesto a darnos, si nosotros tan sólo se las pidiéramos. Tantas victorias, tantas bendiciones, tantas provisiones, que ya son nuestras, almacenadas en el cielo, pero que no las recibimos por la sencilla razón de que no las pedimos. Quiero decirte que el no orar, es un pecado. En vista de que hay tantas cosas que Dios nos quiere dar, sin tan solo se las pedimos, por qué no pensamos más tiempo en oración, por qué no pensamos en orar más, por qué no pasamos más de nuestro tiempo delante del Padre Celestial. Y en cuanto a esta pregunta, me vienen a mente tres razones. En primer lugar, pienso que algunos no oran porque no sienten tener necesidad de Dios. ¿Tú te has encontrado con personas quienes oran cuando están pasando dificultades, pero que ni siquiera se acuerdan de Dios cuando todo va bien? ¿Qué es lo que ha sucedido? Lo que sucede es que cuando todo va bien, ellos se sienten autosuficientes; no necesitan de Él. En realidad, la falta de oración es una forma de idolatría pues, cuando uno no ora, está poniendo su confianza en sí mismo, en vez de ponerla en Dios. En segundo lugar, creo que algunos no oran porque están viviendo en pecado. El Salmos 53:4, hace la pregunta: “¿No tienen conocimiento todos los que hacen iniquidad?”. Al final del versículo dice: “No invocan a Dios”. El significado es que las personas quienes tienen sabiduría invocarán a Dios. La razón por la cual uno no invocaría a Dios es porque hay pecado en su vida, que uno no desea confesar y que no quiere abandonar. Uno que vive en pecado no tendrá una buena vida de oración. En tercer lugar, pienso que algunas personas no oran porque se han alejado mucho de Dios. Ya no encuentran placer en agradar a Dios, ya no hay deseo de tener compañerismo con Dios, ni se gozan al estar en su presencia. El profeta Isaías lloró por su generación que se había alejado de Dios. En el capítulo 64 de Isaías, versículo 7, leemos sus palabras: “Nadie hay que invoque tu nombre, que se despierte para apoyarse en ti”. El profeta Oseas explicó: “lo que pasa es que tienen dividido el corazón”. 2 Crónicas 20:33 nos enseña que: “la gente no endereza su corazón delante de Dios”, y una persona que se aleja de Dios, no va a practicar una vida de oración. Lo bueno es que existe un remedio para la vida que carece de oración. Aún si la persona no ha orado por años, puede empezar a vivir una vida de oración, que le traerá grandes bendiciones de Dios. Y quiero dar en estos momentos una sugerencia para vencer el asunto de la negligencia de la oración. En primer lugar, debemos establecer un tiempo definido cuando nos encontraremos con Dios en oración. Personalmente yo pienso que las horas de la mañana son mejores para orar, pero lo importante no es la hora, sino que nos aseguraremos de orar. Una vez que se ha establecido una hora, no debemos permitir que nada ni nadie, interrumpa ese tiempo que hemos establecido. Debemos considerar que tenemos una cita con Dios a esa hora, y no faltar a la cita. Varios hombres de Dios establecieron mútiples tiempos en el día, cuando se encontraban con el Señor. Daniel y David tenían sus horas especiales en el día, cuando se presentaban delante de Dios en oración. Debemos seguir el ejemplo que ellos nos dan y establecer una hora especial, en que nos encontraremos con el Señor. En segundo lugar, debemos comenzar esta costumbre ya; no debemos esperar. Debemos comprometernos con Dios, en un acto de sacrificio espiritual; debemos entregarnos, asegurando el hecho de que oraremos en el tiempo que hemos designado, si no lo hacemos hoy, Satanás habrá tenido una victoria personal sobre nosotros en este asunto. En tercer lugar, debemos encontrarnos con Dios en privado. Muchas veces cuando oramos en público, oramos para ser oídos por los demás. Pero cuando oramos en privado, oramos con más sinceridad. Jesús dijo que los hipócritas oran en público para ser visto por los hombres, pero no debe ser así con los hijos de Dios. En Mateo 6:6, el Señor dijo: “Mas tú, cuando ores, entra en tu aposento, y cerrada la puerta, ora a tu Padre que está en secreto; y tu Padre que ve en secreto te recompensará en público”. En realidad, las palabras de nuestra oración no tendrán importancia, si no salen de un corazón sincero. Conste que no estoy diciendo que la oración en público no tiene valor. Al reunirnos para alabar a Dios, tendremos que orar en público, y lo que quiero decir es que, no debemos esperar hasta que estamos en público, para orar. Debemos orar mucho. En cuarto lugar, debemos reconocer que la oración es un privilegio y no un deber. Es un honor poder encontrarnos con Dios en oración. Debemos pensar en el hecho de que Dios toma tiempo para conversar con nosotros. Si consideramos un privilegio encontrarnos con personas de renombre, cuánto más debemos considerar como privilegio, el poder conversar con Dios. Y para finalizar, quiero que leas conmigo Mateo 7:7 y 8, dice: “Pedid, y se os dará; buscad, y hallaréis; llamad y se os abrirá. Porque todo aquel que pide, recibe; y el que busca, halla; y al que llama, se le abrirá”. Vamos a orar. Padre, espero que aprendamos en esta serie de estudios, la necesidad de pasar más tiempo en oración contigo. Perdónanos, Padre, por nuestra negligencia; hemos faltado en este asunto, pero hoy, queremos establecer una hora cuando nos encontraremos contigo, para pasar un buen rato de compañerismo. Ayúdanos en esto, porque te lo pedimos en el nombre de Jesús. Amén.
Por: Pastor - Ricardo Robinson
(Centro De Vida)
Aired on Jun 13, 2022
Cómo Casarse con la Pareja Correcta

Una Persona Sabia En Cuanto A Las Finanzas
Quizás el estudio de hoy te tome un poco por sorpresa, pero vamos a hablar sobre un asunto que nos afecta a todos, el dinero. En algunos matrimonios no se debiera decir hasta que la muerte nos separe sino hasta que las deudas nos separen. Aunque no lo creas el dinero ha sido uno de los factores más incriminantes en cuanto al divorcio, por esa razón uno debe tomar en serio el asunto de finanzas cuando piensa en el matrimonio, uno debe buscar un compañero matrimonial que tenga un poco de sentido común en cuanto a finanzas. Dios nos ha hablado bastante en su Palabra en referencia a las finanzas de la familia y hoy más de mil versículos podemos encontrar en la Biblia que tratan con las riquezas personales, como obtener riquezas, como dar del dinero de uno, como gastar el dinero y como ahorrar el dinero. Y cuando hablamos del manejo de finanzas nosotros ponemos todo bajo la categoría de mayordomía. Usamos este término para describir la relación entre el hombre y bienes materiales, la Biblia tiene que decirnos mucho en cuanto a ello, tanto que no tendríamos tiempo para tratar el asunto debidamente en el estudio de hoy; pero quiero que estudies conmigo un aspecto de las finanzas, quiero que veamos la necesidad de buscar a alguien que sepa un poco y que tenga algo de sentido común. ¿Por qué debe uno tener algo de sentido común en cuanto al dinero antes de casarse? Porque esto es algo que puede ser de gran bendición al matrimonio. La Biblia expresa claramente la actitud de Dios concerniente a las riquezas. Algunas personas se sorprenden al ver que la Biblia no condena la riqueza, no es necesario ser pobre para ser espiritual. Algunos de los hombres de la Biblia fueron hombres de grandes riquezas. Abraham tenía grandes riquezas, él tenía tantos siervos que podía levantar un ejército de ellos, David fue un hombre de muchas riquezas, Salomón fue uno de los hombres más adinerados de su tiempo, aun Jesús selecciono a hombres que tenían sus propios negocios. En Deuteronomio 8:18 la Biblia nos dice: “Sino acuérdate de Jehová tu Dios, porque él te da el poder para hacer las riquezas”. Lo que la Biblia condena es una actitud errónea concerniente a las riquezas, el dinero no es la raíz de todo mal sino el amor al dinero es la raíz de todo mal. Lo que uno posee aumentara sus responsabilidades delante de Dios; entre más tiene uno más responsable es delante de Dios por la manera en que usa lo que tiene. Jesús mismo dijo en Lucas 12:48 “Porque a todo aquel a quien se haya dado mucho, mucho se le demandará; y al que mucho se le haya confiado, más se le pedirá”. Uno debe estar seguro de cuál sea su actitud en cuanto al dinero y que esa actitud vaya de acuerdo a lo que la Biblia enseña, Dios nos juzgara por nuestras malas actitudes al igual que por nuestras malas obras. La Biblia nos enseña cómo obtener riquezas de hecho nos establece una ética de trabajo, la Biblia nos enseña a proveer por los pobres e inválidos de nuestra sociedad, pero no aprueba ayudar a personas que podrían trabajar, pero rehúsan hacerlo. Dios dio trabajo al hombre en la parte más remota de la historia humana; Adán estaba en el jardín del Edén y era su tarea labrarlo y guardarlo según Genesis 2:15. Dios saco al hombre del jardín con esas palabras que encontramos en Génesis 3:19 “Con el sudor de tu rostro comerás el pan hasta que vuelvas a la tierra”.  Dios puso un requisito en los Diez mandamientos cuando dijo: “Seis días trabajarás, y harás toda tu obra; mas el séptimo día es reposo para Jehová tu Dios; no hagas en él obra alguna”. Dios confirmo todo esto en 2 Tesalonicenses 3:10 que nos dice: “Si alguno no quiere trabajar, tampoco coma”.   El buen marido debe ser lo suficiente ambicioso para proveer por las necesidades de su esposa y de sus hijos. El apóstol Pablo escribe en 1 Timoteo 5:8 “Porque si alguno no provee para los suyos, y mayormente para los de su casa, ha negado la fe, y es peor que un incrédulo”. Antes de que una mujer se case con un hombre ella debe asegurarse de que este tenga la destreza y ambición para trabajar y poder mantener a su familia. Esto quita la posible tragedia de que la mujer tenga que mantener a un hombre holgazán junto con sus hijos también, pero conste que Dios hará responsable al hombre en el día de juicio de no haber cuidado de aquellos a quienes Él puso bajo su cuido aquí en la tierra.   La Biblia también nos enseña cómo manejar nuestras finanzas, el hombre tiene la responsabilidad de proveer por la familia y la mujer tiene la obligación de dispensar sabiamente o que ha sido provisto. El libro de Proverbios capítulo 31 nos da una descripción de la mujer virtuosa, una de las cualidades sobresalientes de esta mujer es que maneja bien los asuntos caseros en cuanto a la compra y venta de lo necesario en el hogar; el hombre que tiene tal esposa es un hombre bendecido, ambos el hombre y la mujer deben aprender a esperar para comprar las cosas que desean tener. Sino puede caer en la trampa de las deudas y esto sería realmente triste, es importante que la familia establezca una manera de controlar sus gastos, un 10% debe de ir a la obra del Señor, 10% a un ahorro, 20% para jubilarse y 60% para gastos normales de vivienda. Si una familia se aleja mucho de este presupuesto problemas resultaran. Muchas personas han cometido el error de comprar cosas al crédito sabiendo que no iban a poder hacer los pagos y esto puede arruinar fácilmente un hogar, es mejor comprar siempre al contado. Si piensa uno de cada cinco hogares están metidos en graves problemas financieros, se ha estimado que el 70% de todos los problemas familiares tienen que ver con dinero; lo más triste hoy es la presión que agentes vendedores ponen sobre las personas para que compren cosas que realmente no necesitan, le dicen a las gentes lo que van a ahorrarse si compran el producto hoy pues mañana va a subir de precio y nunca ahorra uno por medio de gastar su dinero.   La Biblia nos enseña a honrar a Dios con nuestros bienes materiales, Proverbios 3:9 y 10 dice: “Honra a Jehová con tus bienes, Y con las primicias de todos tus frutos; 10 Y serán llenos tus graneros con abundancia, Y tus lagares rebosarán de mosto”. Tu dinero es tu vida, si te pagan a la hora eso es lo que vale una hora de tu vida, piensa en eso. Lo que haces con tu dinero es lo que haces con tu vida, honrar a Dios con tu dinero es honrarle con tu propia vida; pero Dios no está interesado con lo que tienes sino contigo mismo, Él te ama, Él no está preocupado con lo que tu puede hacer para Él con el dinero que tengas, sino que está preocupado con lo que Él puede hacer para ti. El hogar feliz es aquel hogar donde el marido y la esposa son entregados a Dios, es un hogar donde ambos consideran a su dinero como un regalo de Dios y son dedicados a usar sabiamente lo que tienen para la honra y gloria de Él. Espero que tu hogar sea así.   Vamos a orar. Padre ya sabemos cómo el dinero puede ser una bendición al hogar cuando es usado correctamente, también sabemos que puede ser una maldición sino esta entregado en tus manos. Padre ayúdanos a usar sabiamente nuestras finanzas, porque te le pedimos en el nombre de Jesús. Amén.
Por: Pastor - Ricardo Robinson
(Centro De Vida)
Aired on Jun 09, 2022
Cómo Casarse con la Pareja Correcta

Una Persona Que Mantiene Un Hogar Cristiano
Muchas personas se casan demasiado temprano, muchos se juntan en matrimonio cuando ninguno de los dos, son dignos de ser ni marido ni esposa. Tal vez esto te suena algo pesimista, pero es la verdad y es por eso que tantos matrimonios terminan con el divorcio. Nunca se hubieran juntado en primer lugar, no estaban listos. Claro está que una solución para resolver este problema, si los dos interesados en matrimonio establecen un hogar cristiano habrá gozo y ambos se edificaran para ser buen marido y buena esposa.   Y quiero establecer cuatro principios que pueden ser mucho valor para lograr establecer este tipo de hogar. En primer lugar, Cristo tiene que ser reconocido como cabeza del hogar, esto va más allá de tener una Biblia sobre la mesa y un cuadro colgado en la pared que dice: “Cristo es jefe de este hogar”. Significa más que tener una ceremonia religiosa al casarse, Cristo llega a ser cabeza del hogar únicamente cuando cada miembro de la familia le reconocen como Salvador y Señor. Ambos, el marido y la esposa tiene que tener a Cristo en sus corazones si es que desean tener un hogar cristiano; Cristo es cabeza del hogar cuando la Biblia es estudiada y obedecida. Los padres de familia deben leer la Biblia a solas, pero también la deben leer a sus hijos, debe haber cultos familiares en el hogar donde todos aprender del Señor. Cristo es cabeza del hogar cuando Él es considerado en todas las decisiones que se hacen en referencia a la familia. ¿Dónde vivirá la familia? ¿Qué hará el padre de familia para proveer las necesidades de los suyos? ¿Dónde asistirá la familia para adorar a Dios? ¿Como manejara la familia sus asuntos financieros? En todas estas circunstancias Cristo deber ser tomado en cuenta. He visto cuadros que dicen: “Cristo es la cabeza de este hogar, el huésped invisible en todo tiempo y el escuchante silencioso de toda conversación” y espero que esto sea así en tu hogar.   En segundo lugar, uno debe estar dispuesto a llevar a término sus responsabilidades en la relación matrimonial. La Biblia nos enseña que el marido es cabeza de la esposa, dice que la esposa debe ser sumisa a su marido, dice que los padres deben entrenar a sus hijos en el camino del Señor; lo que quiero decir con todo esto es que cada quien en el hogar tiene una responsabilidad. El joven no debe pensar en matrimonio hasta el momento en que está dispuesto a ser un buen jefe y líder de familia; una señorita no debe pensar en matrimonio hasta que esté dispuesta a someterse al liderazgo de su marido. Una pareja joven no debe pensar en tener hijos hasta el momento en que están dispuestos a criarlos en los caminos de Dios, sino toman en cuenta todas estas cosas el matrimonio llegara a ser una carga en vez de una bendición, si tú eres joven y estás pensando en casarte espero que tomaras estas cosas en serio porque si no lo haces luego te arrepentirás. Piensa en lo que estoy diciendo, háblalo con tu novio o con tu novia y pídanle al Señor que les dirija y les de fuerzas en sus puntos débiles; Dios puede hacer de tu matrimonio algo feliz y duradero.   En tercer lugar, uno tiene que estar entregado de por vida. En muchas culturas el divorcio es la manera más fácil para salirse de un matrimonio infeliz, pero Dios nunca pretendió que fuera así. En estudio serio de Deuteronomio 24:1-4 nos revela que el divorcio fue permitido en la antigua ley de Dios únicamente para la protección de un compañero matrimonial inocente y abusado. El divorcio nunca fue originado para escaparse de uno de sus deberes y responsabilidades matrimoniales, Jesús fue muy claro en este asunto a través de sus enseñanzas. Al casarse uno nunca debe tener el divorcio en su mente como una alternativa por si las cosas no salen bien, uno debe quemar sus puentes tras sí hay no hay un regreso a la vida anterior. Es cierto que el divorcio puede librar a uno de ciertos problemas, pero traerá otros, no interesa si ambos partidos llegan a un mutuo acuerdo o no sobre el divorcio siempre vendrán las consecuencias.   ¿Cuáles son algunos de los problemas que vienen al divorciarse uno? Te nombrare unos cuantos. En primer lugar, uno sabrá que está viviendo en desacuerdo al diseño más elevado de Dios; en segundo lugar, uno será juzgado por personas que no han cometido el mismo error; en tercer lugar, los hijos de uno son puestos en una situación que les traerá inquietudes mentales que le afectara de por vida; en cuarto lugar, una mujer divorciada es vista por muchos hombres como una persona disponible para satisfacer sus deseos sexuales y muchas veces no son respetadas; en quinto lugar, el padre divorciado tendrá que sujetarse si se encuentra otra familia a las finanzas de dos familias, dejándole quebrado económicamente; en sexto lugar, vendrán fuertes sentimientos de culpabilidad al pensar que uno fue el causante del divorcio y estos solo son unos cuantos de los problemas que pueden surgir con el divorcio. Es cierto que Dios perdonara cualquier error que podemos cometer cuando le pedimos que nos perdone en el nombre de Jesús, pero sería mejor que intentemos resolver nuestros problemas con la ayuda de Dios en vez de huir de ellos. En el matrimonio todos deben mostrar el mismo espíritu que tuvo Jesús, no debe ser hipócrita uno, no debe uno tratar de desquitarse con el compañero matrimonial, no debe uno hacer amenazas lo que uno debe hacer es entregarse por completo a Dios y dejar que Él arregle las cosas; uno debe entregarse a la voluntad de Dios en el matrimonio y todo saldrá bien. Tal sentir resultaría en la sanidad de muchos hogares infelices.   En cuarto y ultimo lugar uno debe criar a sus hijos en el camino del Señor. Ahora esto ya lo mencioné anteriormente, pero es de suma importancia y debo detenerme por un momento y desarrollar este pensamiento. Antes de entrar al matrimonio hay varias preguntas sobre la familia que deben ser hechas, por ejemplo: ¿Cuántos hijos quieren tener? ¿Serán responsables ante Dios de criar a los hijos en las cosas del Señor? ¿Tienen la madurez espiritual y emocional para asumir la responsabilidad de criar hijos? En esto hay que ver si uno los va a tratar correctamente sin abusar de ellos ni ser negligente para con ellos. Y que ¿Si el niño nace anormal? Le darás el mismo cariño y le amaras aun con su defecto. Todas estas cosas deben de preguntarse. Una mirada realista en cuanto al matrimonio te ayudara a ver si deberás estas listo para tomar la responsabilidad de tener una familia. Como puedes ver esto de casarse es cosa seria, el matrimonio va más allá de solo encontrar una persona que esté dispuesto a vivir con uno, hay responsabilidades serias y solemnes.   La mayoría de las personas entran al matrimonio, luego se dan cuenta de las responsabilidades y se retiran a todo dar. El matrimonio es para personas adultas y no es cosa con que jugar; la carga en realidad es demasiado pesada sin la ayuda de Dios y es Dios quien ha establecido el matrimonio y el hogar. Los estableció para su honra y su gloria y Él esta listo y dispuesto a ayudarnos si tan solo se lo permitimos. La Biblia es un manual de principios que están para ayudarnos a tener matrimonios y hogares sanos y felices, ningún hogar puede sobrevivir sin la ayuda de Dios y yo espero que tú has entregado tu vida a Él y que estas dependiendo totalmente de Él cada día. Porque solo Dios puede edificar hogares fuertes.   Vamos a orar. Padre si tu no edificas las casas en vano trabajamos nosotros los edificadores. Ayúdanos a poner nuestros hogares y vidas en tus manos para que podamos tener tu bendición en todo lo que hagamos. Te lo pedimos en el nombre de Jesús. Amén.
Por: Pastor - Ricardo Robinson
(Centro De Vida)
Aired on Jun 08, 2022
Cómo Casarse con la Pareja Correcta

Una Persona Que Tiene Amor Maduro
Un amor verdadero es la base para un matrimonio feliz, por eso es que la Biblia manda al marido a amar a su esposa, así como Cristo ama a la iglesia, por eso es que la Biblia manda a las mujeres mayores a enseñar a las menores como amar a sus marido e hijos. Y todo esto lo hace porque el amor verdadero es parte de la clave para tener un matrimonio feliz. El único problema que tenemos con esto es entender lo que es amor verdadero, el termino amor en nuestro idioma es usado para incluir una variedad de emociones; amor para nosotros puede significar un deseo sexual al igual que el sentimiento más sublime que Dios tiene para con el hombre pecador. Y esto es trágico porque la Biblia no usa una palabra singular para describir tales sentimientos. En el griego idioma en que fue escrito el Nuevo Testamento, encontramos tres palabras básicas para describir las diferentes clases de amor. La primera palabra es Eros, este término se refiere a la pasión física que nosotros llamamos deseo sexual; este término es común en el griego y sin embargo este término no se encuentra en las Escrituras del Nuevo Testamento. El segundo término es Philia, es una palabra buena que expresa una afección humana saludable, esta palabra expresa el amor que hay entre hermanos, la esencia de este término es ternura. De hecho, esta es la calidad mas elevada de amor que el hombre natural puede lograr; el Nuevo Testamento reconoce este amor como algo honroso y lo usa varias veces. El tercer termino es Ágape, esta palabra indica un amor divino es el único termino que el Nuevo Testamento usa cuando habla del amor de Dios para el pecador, el amor de Dios hacia sus hijos en Cristo o el amor que el manifiesta por medio de los suyos. Este es un amor que va en beneficio al amado. Es un amor que se deleita en levantar, bendecir y ayudar, es un amor que esta en un nivel mas alto. Ahora un buen matrimonio llevará el elemento de estas tres clases de amor, una pareja matrimonial deberá sentir un deseo sexual el uno por el otro, deberá haber un sentir de ser aún más cerca que hermanos deberá haber un deseo de devotarse uno a lograr la felicidad del otro. Y estos tres elementos deben realizarse para que no pueda ver verdadero amor. Para el concepto del amor hoy día ha sido pervertido, el concepto del amor hoy no es un concepto cristiano, el amor de hoy practicado por el mundo no es más que una pasión física. Y por esa razón es que la mayoría de las personas que se aman hoy día terminan en el fracaso, no hubo verdadero amor únicamente hubo una atracción física. ¿Cómo hacemos para identificar al amor verdadero? ¿Cómo distinguimos entre un amor maduro y sincero y un amor infantil? En realidad, es fácil. ¿Por qué? Porque un amor maduro y verdadero hace cosas para enriquecer a la relación y no busca abusar del ser amado. Tristemente el mundo está lleno de personas que se aman únicamente así mismas, solo aman a la otra persona por el placer y el bienestar que esta persona puede brindarles y esto no es verdadero amor; muchos jóvenes hoy intentan seducir a las señoritas para compartir con ellas una relación sexual ilegal y seguro esta que el joven le dirá cuanto la ama. Él tratará de convencerla a amarle a él, así como él la ama a ella, él le dirá: “Si tú me amas harás el amor conmigo”. Ahora si la joven es inteligente se dará cuenta que el joven no tiene un amor verdadero, él quiere lo que le conviene a él, él se ama así mismo y no a ella; de otra manera no le pediría a ella hacer algo que la va a dañar. Un amor maduro se deleita en la edificación del compañero matrimonial, cuando un joven guía a una señorita en cometer acciones graves que la van a dejar llena de culpabilidades y temor; él no ha mostrado amor para ella. El verdadero amor busca la edificación del otro y no de uno mismo. No sabes cuanto me alegro cuando los jóvenes que están por casarse me dicen que su meta es ayudar al otro a tener éxito en la vida, esto si es un amor maduro, un amor sin egoísmo, un amor que no está buscando satisfacerse sino satisfacer. Es una entrega a la felicidad y edificación del compañero matrimonial y esto es lo que se necesita para un matrimonio que va a durar. El amor no pega como relámpago, tiene que ser desarrollado, es como el crecimiento de un árbol, el decir yo lo quiero ya es señal de un amor inmaduro. Una pareja que dice amarse tanto que no puede esperar hasta el día de la boda, en realidad desconoce lo que es verdadero amor, si su amor no es suficientemente fuerte para esperar hasta el momento apropiado, entonces no es amor verdadero sino deseo sexual y punto; no vale la pena entrar a una relación así. Es tan importante que haya más que una simple atracción física. Acuérdate que vas a pasar el resto de la vida con esta persona, es necesario que sean amigos y que tengan un interés común y que tengan respeto el uno para el otro. El matrimonio es mucho más que placer sexual y que nunca se te olvide esto. Tienes que reconocer que cuando te cases, te estas casando con una persona total y no solo con un cuerpo. La persona que será tu compañero por vida tiene una mente, tiene disciplina o falta de disciplina personal, tiene hábitos, tiene ambiciones en la vida, emociones, actividades incambiables y tiene mucho, mucho más. Acuérdate que es una persona y no solo un cuerpo que vas a usar de vez en cuando, hay tantas cosas que la pareja necesita discutir. ¿Cómo van a mantenerse? ¿Qué piensan acerca de hijos? ¿Qué nivel de educación tienen? ¿Qué profesión van a desarrollar? ¿Cuáles son sus intereses comunes? ¿Cuáles son sus pasatiempos? ¿Cuáles son sus hábitos? Sean buenos o sean malos. Y estas solo son algunas de las preguntas que deben de ser discutidas por ambos. Quizás todas estas preguntas no sean espirituales, pero si son esenciales para un matrimonio feliz y duradero. La persona que se lanza al matrimonio sin tomar en cuenta estas cosas está lanzándose al vacío; algún día la belleza física se acabara, la excitación de un toque de espontaneidad y cuando esto suceda debe haber algo más que una simple atracción física. Acuérdate que el matrimonio conforme a los diseños de Dios es de por vida. Estoy seguro que has oído de parejas que se han divorciado después de veinticinco años de estar juntos, esto se hace debido al hecho de que no tiene nada en común, mientras que sus hijos estaban en casa tenían algo allí que les mantuviera unidos pero al irse los hijos de casa ya no había nada de interés mutuo y se divorciaron; ya no tienen nada en común. La única garantía a una relación sana, duradera y feliz es un amor verdadero, es un amor que se entrega al compañero matrimonial sin egoísmo, es un amor que se deleita en dar y no tanto en recibir, es un amor que origina en Dios y que es dada a él; esta es la clase de amor que necesitamos en nuestros matrimonios. Vamos a orar. Padre nuestro amor es tan infantil, perdónanos por nuestro egoísmo y ayúdanos a crecer. Pon un amor verdadero, sincero y maduro en nuestros corazones. Padre hay tantos matrimonios que están enfermos y que van en camino al cementerio, aun mientras que te estoy hablando. Pido que Tú pongas tu mano sanadora sobre estos matrimonios y que restaures un brillo sin igual sin igual a sus vidas. Te lo pido en el nombre de Jesús. Amén.
Por: Pastor - Ricardo Robinson
(Centro De Vida)
Aired on Jun 07, 2022
Cómo Casarse con la Pareja Correcta

La Persona Correcta Comparte Tu Fe
Se dice que los matrimonios son hechos en el cielo, pero es aquí en la tierra donde se tienen que desarrollar. En todo matrimonio llega el momento cuando la marcha nupcial, ya no suena tan dulce como la primera vez. Es en este momento, cuando la persona descubre si se casó con el compañero correcto. Quiero que sepas que el matrimonio es la relación humana más íntima, aguantadora e influencial.   Mira, la persona con quien te casas tiene más que ver con la felicidad de tu vida, que cualquier otra decisión que tomaras con excepción de la decisión que determina tu relación con Dios, por medio de Cristo Jesús. Es muy importante que te cases con la persona correcta. Casarte con la persona equivocada, seria devastador. Esto es tan importante para tu felicidad, que yo quiero compartir contigo, cinco principios bíblicos que te ayudaran a seleccionar la persona indicada y correcta. Estos consejos te servirán únicamente sino te has casado todavía, pero también puedes usarlos para ayudar a tus hijos a buscar sus compañeros correctos.   El primer principio que quiero usar en guiarte al compañero correcto es: cásate con una persona que comparte tu entrega a Cristo Jesús. Este principio es una expresión natural de la enseñanza de 2 Corintios 6:14-18, el pasaje comienza con este mandato: “No os unáis en yugo desigual con los incrédulos”. Al hacer este mandato, el texto da una explicación del por qué un cristiano no debe unirse en yugo desigual con el incrédulo. La justicia no tiene compañerismo con la injusticia; la luz no tiene comunión con las tinieblas; Cristo no concuerda con Belial; el creyente no tiene parte con el incrédulo; y el templo de Dios no tiene acuerdo con los ídolos. Siendo todo esto la verdad porque se va a juntar un creyente con un incrédulo en matrimonio, siendo esta la relación más íntima de cualquier relación entre humanos. Esto sería cometer un error, pero de los mas grandes.   Escucha lo que demanda Dios en los versículos 17 y 18 del mismo capitulo: “Salid de en medio de ellos, y apartaos, dice el Señor, Y no toquéis lo inmundo; Y yo os recibiré, Y seré para vosotros por Padre, Y vosotros me seréis hijos e hijas, dice el Señor Todopoderoso”. Un matrimonio feliz, requiere un compañerismo cristiano. Existe una separación espiritual, cuando el marido y su esposa no son ambos, creyentes en el Señor. Jesús nos amonesta en Mateo 6:24 “Ninguno puede servir a dos señores; porque o aborrecerá al uno y amará al otro, o estimará al uno y menospreciará al otro. No podéis servir a Dios y a las riquezas”. En un matrimonio desigual uno sirve a un amo, mientras que el otro sirve a otro. Esta separación espiritual seguramente resultará en problemas. Amós 3:3, nos hace esta pregunta: “¿Andarán dos juntos, si no estuvieren de acuerdo?”. La respuesta en el caso que estamos tratando es: no. No podrán porque hay una separación espiritual muy seria entre ambos. Es algo sorprendente, pero la segregación en el Antiguo Testamento se basaba en la religión, y no en las razas. Personas de diferentes naciones se casaban en tiempos antiguos testamentarios pero los judíos tenían órdenes estrictas de no casarse con personas de otras naciones, debido a las falsas religiones que tenían. Esdras pidió a los hombres de su nación repudiar a sus esposas porque eran de religiones paganas. El gran líder sabía que las madres paganas tendrían una influencia tremenda en la vida espiritual de la familia. Así que el protegió a las familias, por medio de quitar a la persona que practicaba religiones perversas. Ese principio se pasó al Nuevo Testamento. Es declarado en 1 Corinitos 7:12-16, si un cristiano está casado con un incrédulo, el cristiano puede ejercer su influencia espiritual y santificar a su compañero no creyente. Pero si el no creyente, no desea vivir con su compañero cristiano y se va, debe ser permitido a ir. El hermano o hermana cristiano no está sujeto a la servidumbre en tal caso.   Cuando doy consejo a jóvenes, les digo lo siguiente: En primer lugar, les hago saber que, si se juntan con alguien que no tiene sus mismas convicciones y entrega a Cristo, tarde o temprano saldrán heridos. Demasiadas veces el problema sigue hasta después del matrimonio, y termina en el odiado divorcio. En segundo lugar, les digo que, si ya están enamorados con alguien que no es cristiano, que guíen a la persona a Cristo o que no se casen con esa persona. Casarse con tal persona es evitar problemas que pronto llegarán a ser una carga para ambos. En tercer lugar, si ya están casados con un incrédulo, les pido que su meta sea guiar a su compañero a Cristo.   Siempre habrá una división espiritual en la familia, donde uno de la pareja no es cristiano. Esto es reflejado en las estadísticas de divorcio. Es cierto el hecho de que Cristo es un factor importantísimo en cualquier matrimonio, y el matrimonio que tiene como su centro a Jesús, no puede fracasar. Un matrimonio feliz requiere el compañerismo de una iglesia. Así como uno debe casarse con una persona que ha aceptado a Jesús, y comparte la fe de uno, así también debe casarse con alguien que está sirviendo a Dios a través de la iglesia. No estoy diciendo que uno tiene que casarse con alguien en la misma congregación donde uno asiste. Pero sí se debe casar con alguien que está de acuerdo con las doctrinas que uno practica. No estoy siendo crítico cuando digo esto. Solamente quiero evitar un gran dolor para alguien en el futuro. Si tú te casas con alguien que no tiene tus mismas creencias, vas a lamentarlo. Luego, al tener hijos, habrá un pleito continuo en el hogar, en referencia a qué iglesia van a asistir. He visto este problema repetirse vez tras vez. Una pareja se une en matrimonio, desde el principio se dan cuenta del problema que tienen pues, él se quiere casar en su denominación, y ella en la suya. Los suegros están totalmente en contra de la religión del nuevo miembro familiar. Hay dos ceremonias; una para el predicador evangélico, y la otra por un sacerdote. La pareja sigue convencida de que, debido al amor que tienen, las cosas se arreglarán. Pero no es así. Después viene el bebé, y la mamá quiere que se realice el sacramento católico del bautismo. El papá no permitirá esto. El problema se magnifica. Al pasar de los años, la lucha se vuelve más intensa y finalmente, ambos, se dan por vencidos. Yo he visto tantos matrimonios fracasar de esta manera.  Y por eso es que insisto que uno se case con alguien que tiene sus mismas convicciones y creencias. Si tú no conoces a Jesús como tu Salvador, yo te invito a recibirle hoy en tu corazón. Si tu matrimonio está mal, Él puede ser la respuesta, la solución a tus problemas. Si no eres casado, la mejor manera de arreglar tu vida es por medio de permitir que Él entre a tu vida. Después de recibirle, puedes buscar a alguien que también ame a Jesús, y está siguiendo en sus pisadas. La verdad es que no importa cuál sea tu estado, casado o soltero, si no tienes a Cristo en tu vida, te estás perdiendo lo mejor de la vida. Sin Jesús, la vida no es nada. Pídele que te perdone de tus pecados, y acéptale hoy como tu Salvador. Vamos a orar. Padre, tantas familias fracasan hoy por no ser entregadas a tu santa voluntad. Te pido hoy que, lo que hemos enseñado, sirva para abrir los ojos de algún amigo. Que sepa buscar a una persona que te ame a ti, y que está sirviéndote de acuerdo a tu voluntad. Te lo pido en el nombre de Jesús. Amén.
Por: Pastor - Ricardo Robinson
(Centro De Vida)
Aired on Jun 06, 2022

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